Viernes, 10 de junio de 2016.- Nepal es el país de los festivales. Casi cada día del año los nepalíes tienen algo que festejar, ya sea honrar a un dios, celebrar el cambio de estación, una tradición ancestral o algo más práctico o cotidiano, contagiando de ese espíritu festivo y alegre también a los viajeros que lo visitan. Este verano, siguiendo el calendario lunar nepalí, el primer día del mes Bhadra y un día después de la luna llena -19 de agosto- se celebra el Gai Jatra o festival de las vacas, de gran importancia especialmente en el Valle de Katmandú, en el que mayores y niños disfrazados toman las calles entre música y bailes. ¿Quieres formar parte de esta experiencia? Planifica tu viaje con Incentive Group of Companies (www.igc.com.np).
El Festival Gai Jatra tiene un significado histórico, religioso y social en Nepal, y se remonta a la tradición medieval de los newar, los primeros pobladores del valle de Katmandú. Aunque se festeja en todo el país, se celebra más intensamente en Katmandú y su valle, territorio 100% newar. Las vacas, ‘gai’, animales sagrados para los hindúes, salen en fiesta procesional (jatra) junto a brahmanes y familias disfrazadas con vistosas vestimentas, máscaras y ornamentados gorros para honrar las almas de sus difuntos. La vaca representa a Lakshmi, diosa de la fortuna, que guía a las almas en el más allá hasta Yama, dios hindú de la muerte. Pero, a diferencia de lo que podría parecer, Gai Jatra no es una fiesta triste. Todo lo contrario. Es una celebración a la vida donde las bromas, sátiras y llamativos disfraces son ingredientes indispensables para enfrentarse a la muerte. Hombres vestidos con los saris de las mujeres, niños disfrazados de vacas, personajes fantásticos, máscaras o guirnaldas de flores inundan las calles principales de ciudades y pueblos.
El origen, en la tristeza de la reina
Cuenta la leyenda que la reina, esposa el rey Pratap Malla, se encontraba profundamente triste tras la muerte de su hijo predilecto. El rey ordenó entonces que toda familia que hubiera perdido algún ser querido se uniera y compartiera el sufrimiento de la reina sacando las vacas a la calle. Cuando esto dejó de ser un consuelo para la reina, el rey retó con una recompensa a quien lograra hacerla reír. Así, las calles se llenaron de disfraces fantásticos y se hicieron sátiras hasta que la reina sonrió. Desde entonces, cada año se celebra este festival en el que las familias en duelo sacan todavía hoy a sus vacas y a sus niños disfrazados por las calles de Kathmandú, Patan, Kritipur y sobre todo en, Bhaktapur, donde el festival se prolonga durante casi una semana.
Se trata de una intensa jornada de celebración que comienza por la mañana con ofrendas y plegarias en cada casa. Esta espiritualidad se traslada a las calles en un desfile de música y baile, Ghinta Ghisi, en el que, especialmente en Bhaktapur, se portan unas coloridas y altas figuras, Taha Macha, realizadas por cada familia con caña de bambú y telas, y coronadas con cabeza de vaca, cuernos de liana y la foto del difunto, simbolizando al ser querido que se fue ese año. Otras familias conducen carruajes o figuras más pequeñas, o disfrazan a los niños de vacas. El incienso, melodías, danzas, chasquidos de los golpes de los palos de bambú y la algarabía se extienden hasta la tarde-noche, momento en el que los disfraces esperpénticos y divertidos y la sátira social y política toman el protagonismo. Una fiesta que invita al viajero a unirse y que incluso lo hace partícipe, ya que algunos locales se disfrazan de turistas.
Janai Purnima y Raksha Bandhan, las fiestas de los cordones sagrados
El día anterior, 18 de agosto, y coincidiendo con la luna llena, también tienen lugar dos celebraciones relevantes. Por un lado el Janai Purnina, un festival en el que los hombres de casta alta, chhretri y brahamanes, renuevan su janai, el hilo sagrado que durante todo el año han llevado en el hombro izquierdo. Lo peregrinos hindúes se reúnen en los lagos sagrados de Gosainkund y en el templo e Kumbeshwar, en Patan. Por su parte, Raksha Bandhan es una celebración del amor entre hermanos, familiares o amigos mediante un ritual con el que se ata el rakhi (cordón sagrado) a la muñeca del ser querido. Una fiesta de origen religioso pero que hoy día se extiende a todo el mundo, incluso los viajeros, que encuentran en esta celebración una ocasión ideal para demostrar su amor a sus compañeros de aventura.
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