Cerveza y mujeres, buenos motivos para recorrer lo mejor de Flandes
Texto: Enrique Sancho
Fotos: Carmen Cespedosa y Turismo de Flandes
Para visitar Flandes hacen falta pocas excusas. Ciudades llenas de arte pero también de ambiente a cualquier hora, museos extraordinarios y los graffitis más impactantes, tiendas originales con diseño de última hora y también las mejores antigüedades, una gastronomía de lujo y los más deliciosos mejillones con patatas fritas de Europa, chocolates seductores y… cientos de tipos de cervezas. Por cierto que en la elaboración, cata y venta de las cervezas han tenido y tienen un papel fundamental las mujeres. Cerveza y mujeres, dos buenas razones para un recorrido por el país.
Hay algunas discusiones sobre la cantidad de variedades de cerveza que se elaboran en Flandes, las cifras oscilan entre 450 y… 1.500, pero no hay discusión sobre su calidad, sabor y carácter. Las opciones son infinitas: cerveza de frambuesa, blanca, de chocolate, cerveza Gueuze, de cereza, negra, trapense y, por supuesto, la cerveza por la que Bélgica es más famosa: la cerveza Lambic. Esta cerveza, que según el reglamento de la Unión Europea, sólo puede ser producida en un área pequeña de Bélgica, se hace al estilo de elaboración antiguo, con una fermentación espontánea para producir una bebida totalmente seca, profundamente agria y naturalmente efervescente que mejora con los años en la botella, al igual que el vino.
También como en el vino, existe un culto especial al recipiente en que se bebe. Todas las marcas de cerveza tienen sus propias jarras personalizadas en las que sólo puede servirse esta bebida. Cada jarra tiene la forma adecuada para mejorar el sabor de la cerveza para la que ha sido diseñada. Esta estricta distinción de cervezas puede parecer algo generalmente reservado para el esnobismo del vino, pero los belgas se toman su cerveza realmente en serio, y con razón.
El principal reclamo de la industria cervecera belga es doble: las clásicas cervezas pils, elaboradas en cervecerías cada vez más sofisticadas y que tienen gran demanda, y una serie de cervezas más especiales elaboradas en monasterios. Actualmente, en Flandes existen tres monasterios que elaboran cerveza trapista: Hamont Achel, Westmalle y Westvleteren. Aunque las fábricas no se puedan visitar, varios de ellos ofrecen celdas a disposición de sus huéspedes para estancias de turismo religioso… y cervecero, claro.
Cerveza en manos femeninas
Durante mucho tiempo se ha creído que la cerveza era solo cosa de hombres, y que las mujeres prefieren vino sobre todo blanco, o como mucho, probar alguna cerveza ligera o afrutada. Aunque la experiencia en cualquier bar de cualquier ciudad puede desmontar la falsa idea, también los datos históricos lo atestiguan. Algunos creen que la fermentación de cereales, antecedente de la elaboración de la cerveza ya se conocía en Europa en tiempos prehistóricos, aunque no se sabe el papel que la mujer jugaba en ello. Sí está atestiguado que en la antigua Babilonia, las sacerdotisas bebían en honor a Ninkasi, diosa de la cerveza, mientras que en la mitología egipcia era Hathor quien protegía las bondades de esta bebida y se dedicaron himnos a la diosa sumeria Ninkasi, en los que se relata detalladamente la elaboración de la cerveza y las ofrendas por parte de las sacerdotisas. En la Edad Media la fabricación y preparación de la cerveza solía ser una ocupación femenina. No obstante la idea de que la cerveza se haya convertido en algo perteneciente a un club masculino se ha mantenido durante siglos… hasta que algunas mujeres flamencas han dicho: hasta aquí hemos llegado, y han decidido entrar en acción y recordar que las féminas están en la cuna de la cultura cervecera flamenca.
El grito a favor de la cerveza en manos de mujeres, surgió en la ciudad de Malinas, quizá la de más tradición cervecera de Flandes, que, aparte de sus muchos otros atractivos, quiere posicionarse como destino culinario en el que tanto hombres como mujeres puedan disfrutar de las cervezas locales. Para ofrecer una experiencia culinaria y cervecera completa a los visitantes, Turismo de Malinas ha creado la guía «Cerveza en manos de mujeres» que contiene historias, cervecerías artesanales, un recorrido por la ciudad con datos relevantes y consejos de restaurantes para degustar cervezas y acompañarlas con los mejores platos de la gastronomía local.
Así se aprende que algunas importantes fábricas de cerveza en Flandes están dirigidas por mujeres, como la fábrica Dilewyns en Dendermonde, en la que el patriarca de esta familia de cerveceros ha cedido el mando de la compañía a sus dos hijas mayores. Bajo la dirección de estas, la fábrica ha alcanzado éxitos nunca vistos hasta el momento. La fábrica de cerveza De Ryck en Herzele, está gobernada por mujeres desde hace casi 10 años. An De Dyck, durante años una de las pocas mujeres cerveceras belgas, está actualmente enseñando a sus hijos los entresijos del negocio. Gracias a su hija-aprendiz Mieke la sucesión femenina está asegurada. También las mujeres jugaron un gran papel en el nacimiento de la famosa fábrica de cerveza Het Anker ya que fueron precisamente las beguinas (religiosas que formaban parte de ciertas comunidades existentes en Bélgica y Holanda) sus primeras fabricantes.
También en Malinas está la primera sumiller de cervezas, Sofie Vanrafelghem, quien afirma que la cerveza es un placer gastronómico muy atractivo tanto para hombres como para mujeres, pero destaca dos cuestiones físicas que hacen a las mujeres mejores catadoras de cerveza: mejor olfato que los hombres y un mayor número de papilas gustativas por lo que poseen un paladar mucho más sensible.
En la visita a MALINAS, después de subir los 538 escalones de la Torre de San Rumoldo en su catedral del siglo XIII, patrimonio de la Humanidad, de pasear por su Grote Markt o Plaza del Mercado donde los sábados hay un animado ajetreo de puestos de flores, comida y artesanía y de recorrer el Dijlepad, una pasarela flotante junto a la orilla con una perspectiva diferente sobre las aguas del Dijle, hay que encontrar tiempo para visitar Het Anker, una cervecería-museo ubicada en el hospital del Beaterio de Malinas, y lugar perfecto donde degustar una deliciosa Gouden Carolus, la cerveza típica de la zona y que con su nombre hace honor a la figura del rey Carlos V que introdujo el gusto por la cerveza en España. Y dos recomendaciones más, entre las más de 30 que conforman una auténtica ruta cervecera y gastronómica de establecimientos de la ciudad, en los que disfrutar de una degustación de tres platos y tres cervezas perfectamente maridados: el restaurante C-Jules, vecino de la fábrica De Ryck, con el joven talento de Julie Baekelandt que se atreve a crear platos basados en cerveza en su pura y contemporánea cocina, y el Grand Café Lamot, un restaurante de paredes acristaladas desde el que saborear una exquisita cena con vistas a la ciudad iluminada.
Por todo el país
Flandes es pequeño (poco más de 13.500 kilómetros cuadrados, vez y media la Comunidad de Madrid), en un radio de 50km. de distancia, perfectamente conectados por vía férrea, se encuentran sorprendentes lugares que guardan verdaderas obras maestras: son las llamadas Ciudades del Arte en Flandes: Amberes, Brujas, Bruselas, Gante, Lovaina y Malinas y todas ellas tienen su particular oferta de arte, gastronomía y… cerveza. También en casi todas se encuentran huellas del pasado español. Por cierto, cada belga bebe 78 litros de cerveza al año pero cada español consume 80 litros.
BRUSELAS. El punto de partida de una visita a la capital belga debe ser la imponente Grand Place, con sus edificios gremiales y el Ayuntamiento. Paseando por las calles más turísticas se llega a la legendaria estatuilla del Manneken Pis, el niño que hace pipí. Los camareros de la mítica Rue des Bouchers intentarán atrapar al viajero para cenar en una de sus terrazas, no es mala idea, pero también se puede optar por relajarse del bullicio en las Galerías de St Hubert, las primeras galerías comerciales cubiertas de Europa, o en el interior de la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, famosa por sus vidrieras. Siguiendo con una ruta a pie, hay que encaminarte hacia la Zona Alta pasando por el Sablon, un delicioso barrio conocido por sus mercados y tiendas de antigüedades, sus chocolaterías y callejuelas. Muy cerca se encuentra el Mont des Arts, con los Museos de Arte Antiguo y Moderno, la Biblioteca y el Palacio Real. Para ver cómo se fabrica la cerveza típica de Bruselas, la Geuze, hay que visitar la cervecería Cantillon. En el Biertempel se pueden comprar más de 600 cervezas diferentes. Muchas de ellas son artesanales y de producción limitada. La tienda no solo vende todo tipo de cerveza, también ofrece artículos relacionados con esta bebida. Para casi cualquier tipo de cerveza, el Biertempel dispone de sus copas correspondientes. La tienda se halla muy cerca de la Grote Markt de Bruselas. (También hay una en Brujas)
BRUJAS. Un paseo por Brujas es un viaje al pasado, un cuento de hadas hecho realidad. Las vistas de sus canales, sus edificios históricos, su aire romántico, dejarán huella en la memoria. El casco histórico de Brujas fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. El corazón de Brujas se encuentra en el Grote Markt o Plaza Mayor, circundada por espléndidas fachadas como las del Palacio Provincial, el salón de los tejidos o «De Lakenhalle» y el imponente monumento conocido como Atalaya, símbolo de la libertad y de la autonomía de Brujas. La Catedral de San Salvador, por su parte, es la iglesia parroquial más antigua de Brujas. La Iglesia de Nuestra Señora tiene la torre de ladrillo más alta de la ciudad. Una visita curiosa es el Friet Museum o el museo de la patata frita, cuyo slogan es «van patat tot friet», es decir, «de patata a frita» se define como único en el mundo, ya que sólo aquí se muestra la historia de la patata y de la patata frita. El museo está instalado en un impresionante edificio del S. XIV, y alberga más de 400 objetos antiguos utilizados en la manipulación de las patatas. Tras la visita se pueden degustar las «frietjes» en la bodega medieval. En Brujas, hay que saborear una deliciosa Brugse Zot en su lugar de fabricación, en pleno centro: De Halve Maan. Cada año se celebra el Brugs bier festival, el primer fin de semana de febrero en Brujas. En él se pueden degustar más de 300 cervezas de más de 70 cervecerías en un sitio de primera categoría, a los pies del Campanario de Brujas.
AMBERES. Ciudad de la moda, de los diamantes y de Rubens. Pensar en Amberes es pensar en su río, el Escalda, en una ciudad abierta, cosmopolita, famosa por su Catedral gótica, por ser Centro Mundial del Diamante, por ser cuna no sólo del histórico Rubens, sino también de personajes más contemporáneos como los diseñadores llamados los «Seis de Amberes». En torno a la Grote Markt, se concentran las calles y los edificios más bonitos de Amberes. La propia Plaza Mayor, con sus edificios gremiales de los siglos XVI y XVII, es una auténtica joya. En ella destaca la estatua de Brabo, el héroe que, según la leyenda, fundó la ciudad venciendo al tirano Antigón, cortándole la mano y lanzándola al río. De hecho, el nombre neerlandés de la ciudad, Antwerpen, deriva de «ant» (mano) y «werpen» (lanzar). En la misma plaza se puede contemplar el Ayuntamiento, del siglo XV, un híbrido de gran efecto con elementos renacentistas flamencos e italianos. En la famosa Catedral, de un importante valor arquitectónico, están algunas de las mejores obras del pintor Rubens. La cerveza típica de Amberes es la De Koninck, también conocida como «bolleke» por la forma redondeada de la copa en la que se sirve y la mejor cervecería donde disfrutarla, la Brasserie de Koninck, lugar donde se produce. Una experiencia divertida y nueva es el paseo gastronómico sensual por el centro histórico de Amberes, en el que se muestra la historia del erotismo y se descubren los secretos de los afrodisíacos. Cada año en agosto tiene lugar el festival Bollekesfeest en el centro histórico de Amberes. Se pueden degustar productos regionales como citada De Koninck y disfrutar de la música en vivo de artistas de Amberes. Bolleke es uno de los sobrenombres de esta cerveza.
GANTE. En el siglo XVI Gante fue, después de París, la ciudad más grande de Europa al norte de los Alpes. Actualmente, puede sentirse orgullosa por ser la ciudad flamenca con mayor número de edificios históricos, una intensa vida cultural y una situación privilegiada, entre Brujas y Bruselas, a 50 km de cada una de ellas. Las tres torres son el símbolo más representativo de la ciudad. Corresponden al campanario de la Catedral de San Bavón, a la Atalaya o Belfort y a la torre de la iglesia de San Nicolás. El agua es el otro símbolo de la ciudad. Gante es punto de encuentro de dos ríos que la bañan: el Lys y el Escalda. Dos de los rincones más bonitos de la ciudad, y de todo Flandes, son el Graslei (muelle de las herboristas) y el Korenlei (muelle de los graneros). Sus edificios gremiales construidos entre los siglos XII y XVII reflejados en el agua quedan para siempre grabados en la memoria, así como la de los jóvenes sentados en las orillas. En Gante, hay que dirigirse a De Dulle Griet o a Waterhuis aan de bierkant para beber una buena Kwak. Desde hace unos meses puede visitarse y degustar una deliciosa cerveza artesanal en la nueva cervecería Stadsbrouwerij Gruut de Gante. Vale la pena probar la Gruut porque es una cerveza única, que no se fabrica con lúpulo sino con una mezcla de hierbas.
LOVAINA. Es la ciudad universitaria de Flandes por excelencia. Su universidad, en la que impartió clases Erasmo de Rotterdam, fue fundada en 1425. Lovaina es conocida también por su Grote Markt o Plaza Mayor, situada en el corazón de la ciudad, cuyos edificios más destacados datan del siglo XV. En ella se encuentra la imponente Iglesia de San Pedro y el famoso Ayuntamiento, una obra maestra del gótico brabantino. Toda la plaza y sus alrededores están cerrados al tráfico, lo que convierte a Lovaina en una de las ciudades más recomendables para paseos a pie o en bicicleta. También la Plaza Mayor está plagada de terrazas y bares, lo que le ha ganado el sobrenombre de la barra de bar más grande del mundo. Otros edificios a destacar son el Salón de los Tejidos (De Lakenhallen), el Colegio Van Dale, la Iglesia de San Miguel y el Gran Beaterio. Este beaterio merece especial atención, pues es considerado uno de los más impresionantes de Flandes. En Lovaina, cuna de la Stella Artois, una visita imprescindible es la mayor cervecería de la ciudad, The Capital. Se puede elegir entre 3000 tipos de cerveza, la mayoría con su correspondiente copa o jarra exclusiva. No sólo la elección es impresionante, también sorprende el almacén de cervezas. Está en un sótano visible a través de las ventanas del suelo del bar. Con una curiosa polea se sube cerveza solicitada en el bar. Una cita ineludible para los amantes de la buena cerveza es la cervecería artesanal Domus. También en Lovaina hay varios restaurantes de alta gastronomía como Zarza o EssenCiel que proponen menús de lo más chic maridados, cómo no, con cerveza.
Para terminar, y por si quedaban dudas sobre la vinculación entre cerveza y mujeres, un consejo avalado por los médicos: El consumo moderado de cerveza, por los ingredientes naturales con los que está elaborada, puede tener efectos beneficiosos para la salud de la mujer en diferentes etapas de su vida como, por ejemplo, el embarazo, la lactancia, la menopausia o la vejez. La cerveza es una bebida natural y con bajo contenido en calorías, escaso contenido de alcohol y sin grasas ni azúcares. Por el contrario, posee una cantidad importante de hidratos de carbono, vitaminas y proteínas; por lo que su consumo moderado es beneficioso para la salud humana dentro de una dieta equilibrada.
Pues eso, mujeres, cervezas y… Flandes
Cómo Ir: Hay muchas posibilidades para volar a Bruselas, desde donde todas las ciudades de Flandes se encuentran a menos de una hora en coche o tren. El potente buscador Jetcost (www.jetcost.es) aconseja como más conveniente la tarifa de Brussels Airlines que sale a partir de 78 euros ida y vuelta.
Más información: Turismo de Flandes: www.flandes.net