Viejas ciudades, monasterios, paisajes en un país que hay que descubrir.
Aunque lo ideal es dedicar más tiempo a descubrir los encantos de este gran país, aún poco conocido en España, una escapada de cuatro días en Bulgaria permite, como en el breve sorbo de la cata de los buenos vinos, encontrar todo su atractivo, su historia vibrante, sus ciudades con ambiente, su extraordinario paisaje y sus espectaculares monasterios e iglesias.
Para entender lo que Bulgaria representa habría que comenzar con una visita a Veliko Tarnovo, en el norte del país a 241 km de la capital, Sofía. La primera impresión recuerda a Cuenca, con sus casas voladas y escalonadas asomándose al vacío; la segunda, también, a Toledo, con la que está hermanada, por su disposición en torno al río Yantra y por su armonía general. Sus casas altas y estrechas se asoman al borde de las paredes verticales que descienden a los meandros del río. En varias ocasiones ha ganado el premio a La ciudad más bella de Bulgaria, que organizan los medios de comunicación a través de encuestas anuales. Su situación estratégica como encrucijada y punto de encuentro de muchas conexiones comerciales, hizo que durante más de 200 años fuera capital del país, en el período del Segundo Reino Búlgaro (1185 1393) que había sido restaurado por los hermanos Asen y Petar, quienes declararon el fin del dominio bizantino.
Después de su elección como capital, la ciudad inició un rápido desarrollo; en el período entre los siglos XII y XIV fue la fortaleza búlgara inexpugnable por antonomasia, así como un centro cultural y espiritual de Bulgaria. De ambas cosas todavía presume la ciudad. Su fortaleza medieval de Tsarevets, situada en el pico que lleva el mismo nombre, y rodeado en tres de sus lados por el río Yantra se muestra orgullosa, aunque solo quedan las ruinas de lo que fue. Las excavaciones muestran que Tsarevets, aunque rodeado por una fortaleza, no fue una ciudadela cerrada, sino una verdadera ciudad medieval, en cuyo centro se erguía un castillo, la iglesia San Petka, muchos edificios residenciales y comerciales, depósitos y torres militantes.
La construcción de la fortaleza empezó en el siglo XII. El muro tiene 1100 metros de longitud, 3,40 metros de ancho y alcanza más de 10 metros de alto. La fortaleza tuvo tres puertas, que se pueden observar aún en la actualidad. Una de ellas, la puerta Frenkjisarska, está situada en la parte sudeste y contaba con una torre para su defensa. Esta torre se conoce como la Torre de Balduino, llamada así por el emperador latino Balduino de Flandes, al cual hicieron prisionero durante la batalla de Adrianópolis. La leyenda cuenta que, después de la batalla, Balduino estuvo preso en esta torre, donde más tarde murió.
En la parte central de la fortaleza está situado el Complejo Palacial: unos cuantos edificios, cercados por una muralla interna de piedras, dos torres de defensa y dos puertas. Incluye también la sala del trono, la Iglesia palacial y el reposo real.
En 1185, después de que Tarnovo fuera proclamada capital del Segundo Reinado Búlgaro, Tsarevets se convirtió en su fortificación principal y sede de la aristocracia. A lo largo de 200 años fue bullendo una vida política, económica y cultural que convirtió a la ciudad en una de las mayores del sudeste europeo y a su fortaleza en la más importante de Bulgaria. En la parte norte de Tsarevets sobresale por la colina una roca, creando una caída al vacío sobre el río Yantra conocida como Lobnata skala. Durante los siglos XI al XIV por esta roca arrojaban al abismo sobre el río Yantra a los traidores del Estado. Hoy en día el Museo y Reserva Arquitectónica de Tsarevets es un lugar exclusivo para el encuentro con el pasado de Bulgaria.
La historia en luz y sonido
Una buena forma de aprender la historia de la fortaleza y la ciudad es con el bello espectáculo audiovisual Luz y Sonido que cuenta la gloriosa y trágica historia de Bulgaria y Veliko Tarnovo a través de música, luces, rayos láseres y campanas de iglesia, lo que lo convierte en un atractivo único en el país. Llama la atención la buena utilización de la tecnología y los efectos especiales, teniendo en cuenta que el espectáculo fue creado hace 30 años y sigue inalterado desde entonces.
Como antiguo centro espiritual Veliko Tarnovo muestra viejas iglesias ortodoxas, como la Iglesia Patriarcal Ascensión de Cristo, o la de los Cuarenta Mártires, una de las iglesias medievales más emblemáticas, construida para conmemorar la victoria del zar Ivan Asen II (1218-1241) sobre el déspota epiro Teodor Comnin. En la iglesia están enterrados los zares búlgaros Kaloyan, Ivan Asen II, y muchos otros miembros de la familia real y la aristocracia búlgara.
Hay todavía mucho que ver en la ciudad y sobre todo hay que pasear por sus empinadas calles y disfrutar de su ambiente y su cultura ya que es una de las ciudades más vivas de toda Bulgaria. Caminando por la calle Gurko o por Samovodskata charshia, se descubren pequeños talleres artesanos que elaboran desde dulces a cerámica que venden allí mismo y también los edificios que se construyeron hace más de 200. En esta parte antigua están la mayor parte de los museos locales, como el Museo Arqueológico, el del Renacimiento y Asamblea Constituyente, el de Historia Moderna y Contemporánea y varias casas históricas.
A 6 km. de Veliko Tarnovo se encuentra la reserva arquitectónica de Arbanassi. El antiguo pueblo conserva residencias, pequeñas fortalezas y maravillosos monumentos arquitectónicos de la época del Renacimiento Búlgaro, antiguas iglesias y pintorescos patios llenos de flores y espacios verdes. Destaca la Casa Komstantsliev del siglo XVII y, sobre todo, la iglesia de la Natividad. Su sencillo exterior, también del XVII, oculta un fantástico interior con los muros y el techo abovedado cubiertos totalmente por bonitos murales de santos y escenas bíblicas.
Las casas de los comerciantes ricos de este período se asemejan a pequeñas fortalezas. Tienen una apariencia severa y austera, sin balcones y terrazas, con rejas bien forjadas en las ventanas y puertas exteriores. En el interior, sin embargo, son acomodadas y suntuosas. Toda la decoración interior de puertas, ventanas, armarios, altillos, tiene una talla de madera y elementos de yeso extremadamente ricos, que muestran la habilidad, el gusto y la maestría artística del constructor. Una característica de las casas de Arbanasi es que su construcción permite vivir dentro mucho tiempo sin salir, excepto para ir al pozo de agua en el patio.
Monasterio de Rila, derroche de color
La siguiente etapa en este breve recorrido por Bulgaria es uno de sus símbolos y, probablemente, uno de los destinos más populares entre los turistas y viajeros, visita imprescindible en el viaje a Bulgaria.
Se trata del Monasterio de Rila, el ejemplo más impresionante de arquitectura del resurgimiento nacional búlgaro, situado en las profundidades de las montañas de Rila, entre los ríos de Drushlyavitsa y Rilska, a unos 120 km de Sofía. Sus orígenes se remontan a la primera mitad del siglo X y su historia está directamente relacionada con el primer ermitaño búlgaro San Juan de Rila, que se estableció en la zona y se dedicó al ayuno y la oración, escapando de lo que él consideraba la degeneración moral de la sociedad. Sus restos, después de algunos traslados, reposan aquí desde 1469. El monasterio quedó devastado por un incendio en 1833 pero fue reconstruido por las aportaciones de los búlgaros adinerados.
A través de los siglos el monasterio fue un centro espiritual, educativo y cultural de Bulgaria y desde 1983 forma parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Con su forma actual, el Monasterio de Rila data del siglo XIX. El monasterio consta de alrededor de 300 salas, 100 de las cuales son celdas monásticas. Está protegido por una muralla de 20 metros de altura al estilo de una fortaleza.
En el lugar de la antigua iglesia se construyó la iglesia principal Rozhdestvo Bogorodichno o Iglesia de la Natividad, el mayor templo monástico de Bulgaria, en el centro del patio del monasterio. Su exterior presenta una armoniosa estructura con un conjunto de cúpulas y arcos con rayas de colores distribuidos a distintos niveles. Merece la pena dedicar algo de tiempo a contemplar el exterior y sus arcadas, antes de acceder a la sección principal de la iglesia. Los policromados murales de la arquería, una de la joyas del monasterio, representan vívidamente a los pecadores en una apocalíptica visión del infierno. Las pinturas contrastan con la elegante estructura de arcos, columnas y cúpulas ciegas de las arquerías.
El interior muestra dos capillas laterales y tres nichos en el altar. Impresionan el iconostasio de madera tallada de 10 metros de ancho, cubierto de pan de oro y una elaborada decoración con estlizadas tallas de elementos florales, imágenes simbólicas de personas y animales y escenas bíblicas, y los frescos murales, obra de los maestros de Samokov y Bansko. En el templo trabajaron muchos artistas del pincel y el cincel, pero solo Zachary Zograf, principal pintor búlgaro del siglo XIX, dejó su firma. La iglesia conserva el sarcófago del fundador del monasterio, San Juan de Rila, y el corazón del zar Boris III supuestamente envenenado por los nazis en 1944 por salvar a los judíos búlgaros.
Vale la pena visitar el Museo del Tesoro, que exhibe la historia del monasterio durante los siglos. La exposición del museo incluye ejemplos del arte búlgaro y extranjero durante el periodo de XIV-XIX.
La pieza más valiosa es una cruz de madera, de 81 centímetros de altura, con una exquisita talla en miniatura, hecha por el Padre Rafael. El maestro tallador de madera trabajó durante 12 años sobre ella, utilizando las mejores herramientas y cinceles, especialmente agujas, y la terminó en 1802, cuando quedó ciego por el duro trabajo en esta obra maestra. En ella se representan 36 escenas bíblicas, 18 a cada lado de la cruz, y más de 600 figuras en miniatura.
Sofía, moderna y bulliciosa
Sofía es la capital y la ciudad más grande de Bulgaria. Fue fundada hace siglos y es capital del país desde 1879, y hoy en día la ciudad sigue evolucionando y convirtiéndose cada vez más en el centro cultural y económico de Bulgaria.
En la zona oriental del centro se construyó el Palacio Real, la sede del Parlamento y varios ministerios que formaron un conjunto con bellos edificios que todavía hoy se conservan. A cada paso surgen construcciones romanas, medievales y otomanas, que son herencia de su rico pasado. Los edificios del siglo XIX que recorren la calle Tsar Osvoboditel reflejan el ambiente optimista que se respiraba en Bulgaria tras la liberación de 1878. Junto a ellos se muestra las monumentales obras públicas del período comunista que aportan una grandeza triste y melancólica a las plazas y cruces del centro de la ciudad.
Una de las iglesias más antiguas de la ciudad es la Basílica de Santa Sofía, que fue construida durante el reinado del emperador bizantino Justiniano (527 – 565). Fue el templo principal de la antigua ciudad, y durante el imperio otomano se convirtió en una mezquita. Junto a Santa Sofía está el templo monumental de San Alexander Nevsky, que es uno de los símbolos de la capital. Su campanario se eleva a una altura de 53 metros y tiene 12 campanas, de las cuales la más pesada es de 10 toneladas. En la cripta de está ubicada una exposición de arte ortodoxo.
La iglesia más antigua de Sofía es la Rotonda San Jorge, que fue construida en el siglo IV, durante el reinado del emperador Constantino el Grande. Muy cerca está la mezquita Banya Bashi, edificada en el siglo XVI y también la Sinagoga, que cuenta con un museo. No hay ninguna otra ciudad en Europa en la que en un espacio tan pequeño se concentren, tan cercanos unos a otros, los centros religiosos ortodoxos, católicos, judíos y musulmanes. En el área de los lugares religiosos y frente a la Presidencia, está el Museo Nacional de Arqueología. En él se guardan los tesoros más valiosos que se han descubierto en Bulgaria.
Las obras maestras del arte búlgaro se pueden ver en la Galería Nacional de Arte, ubicada en el edificio del antiguo Palacio Real. No muy lejos está el Teatro Nacional Ivan Vazov, uno de los edificios más bellos de Sofía. Aunque tal vez la visita más interesante sea el Museo Nacional de Historia, a los pies de la montaña Vitosha, en el barrio de Boyana, que posee más de 700.000 piezas históricas que datan desde la prehistoria hasta la actualidad, incluyendo tesoros tracios, romanos y medievales.
Destacan los objetos maravillosos de oro tracios del siglo IV antes de Cristo hallados en Panagyurishte, así como iconos y frescos que recuerdan la historia de la iglesia búlgara bajo los otomanos. Cerca del museo se encuentra la Iglesia de Boyana, uno de los monumentos búlgaros incluidos en la lista de la UNESCO del Patrimonio de la Humanidad. Sus paredes y techos están cubiertos de pinturas murales del siglo XIII. Los retratos de los frescos, realizados por maestros anónimos locales, muestran una calidad y un realismo inusual para la época.
En las inmediaciones de Sofía, principalmente en las montañas cercanas Vitosha, Lozen y Stara Planina, se irguieron muchos monasterios a lo largo de los siglos, formando la llamada Sveta Gora de Sofia.
El complejo incorporaba muchos monasterios, que desempeñaban el papel de centros culturales, manteniendo el espíritu de Bulgaria en la época del dominio otomano.
Ahora se pueden visitar los monasterios Dragalevski, Lozenski, Guremanski, Kremikovski, Cherepishki y Osenovlashki, entre otros.
Cómo ir:
La compañía Wizz Air (www.wizzair.com) tiene vuelos a Sofia desde Alicante, Barcelona, Madrid y Valencia con varias frecuencias semanales, con precios a partir de unos 40 euros por trayecto. Como es habitual en las compañías aéreas cuanta más antelación y flexibilidad de fechas, mejor precios se obtienen. Wizz Air propone, además los bonos regalo WIZZ, que permite a tus seres más queridos seleccionar el destino que elijan o disfrutar aún más de una gran experiencia canjeándolos por algún servicio adicional de la amplia gama que ofrecen. Los bonos de 25 y 50 euros disponibles pueden utilizarse con vuelos y servicios para más de 95 destinos de 35 países. Basta hacer clic en un botón de su web para recibir estos bonos regalo por correo electrónico con tu propio mensaje personalizado.
Dónde dormir:
En Veliko Tarnovo, una de las mejores opciones es el hotel familiar Gurko (www.hotel-gurko.com), situado en el casco antiguo de la ciudad con preciosas vistas al río Yantra, a la colina Sveta Gora y a las casas colgantes del siglo XIX y XX. El hotel dispone de 21 habitaciones con mobiliario rústico búlgaro. Todas ellas disponen de cuarto de baño, algunas con jacuzzi, mini-bar, aire acondicionado y TV por cable. Algunas disponen de una agradable terraza de madera. Su restaurante ofrece una deliciosa cocina tradicional y una amplia variedad de vinos búlgaros y aguardiente de uva y ciruela regional. Precio de la habitación doble, desde 40 euros.
En Sofía sin duda la mejor opción es el Grand Hotel Sofia (www.grandhotelsofia.bg y 00359 2 811 0800) lugar de alojamiento habitual en la capital de numerosos famosos, desde Antonio Banderas o Julio Iglesias, a Harrison Ford o Pierce Brosnan, pasando por el equipo al completo del Barça. El hotel, situado en el centro de la capital es, además, una completa galería de arte con más de 200 cuadros originales en sus paredes algunos de los cuales están a la venta y frecuentes exposiciones temporales. Disponde 105 amplias habitaciones, todas de más de 50 metros cuadrados, totalmente equipadas y elegantemente decoradas, además de 17 suites; tiene varios restaurantes y bares con exquisita gastronomía, gimnasio y un Centro de Salud que ofrece la última gama de tratamientos corporales y de belleza, sauna, baño turco, jacuzzi, cabina de infrarrojos, solarium y salón de belleza. En los fines de semana el hotel ofrece un paquete que incluye alojamiento de una noche, desayuno hasta tarde, botella de vino de bienvenida, y visita guiada de la ciudad por 180 euros la habitación doble.
- Texto: Enrique Sancho
- Fotos: Carmen Cespedosa
- Más información: http://bulgariatravel.org/es