La ciudad de Baden Würtemberg, es el punto principal de acceso a la Alemania más romántica.
El potente buscador de vuelos Jetcost (www.jetcost.es) te presenta esta ciudad situada entre la Selva Negra, los Vosgos y el Bosque del Palatinado de la planicie del Rin, Karlsruhe es un centro tecnológico y científico, sede de los tribunales más importantes de Alemania y capital de Internet del país. Y puesto que aquí el ambiente intelectual siempre ha sido más liberal que en ningún otro lugar, en Karlsruhe también prosperan especialmente el arte, la cultura y la alegría de vivir.
Karlsruhe, la segunda ciudad más grande del estado federal alemán de Baden Würtemberg, cumplió el pasado 17 de junio 300 años de su fundación. Sede, desde 1.950, del Tribunal Constitucional Federal Alemán y del Tribunal Federal, por lo que es conocida como sede de la justicia del país germano, es sobre todo, la puerta de acceso a la famosa Selva Negra y al lado más íntimo y romántico de Alemania.
Karlsruhe, que en alemán significa el descanso de Carlos, hace honor a su fundador, el margrave Carlos Guillermo de Baden Durlach población próxima y hoy integrada en la ciudad-, quien un 17 de junio de 1.715, hizo construirse un palacio, hoy símbolo de la localidad, en torno al cual creció todo el desarrollo urbanístico. De hecho, el trazado de las 32 calles originales, perfectamente diseñado, parte del palacio formando un abanico, por lo que Karlsruhe es conocida también como Fachen Stadt, o sea ciudad abanico.
Para Jetcost Karlsruhe es un claro ejemplo de ciudad barroca alemana, que atiende a su carácter fundacional de ciudad residencial del primer margrave de Baden Durlach y de los continuadores de ese título nobiliario. Además, en 1.806, se convierte en la residencia del Gran Ducado de Baden, en el marco de la Confederación del Rin.
Curiosamente, en Karlsruhe uno puede constatar que la ciudad cuenta con un palacio grande y hermoso, pero no con un casco histórico. Dada su corta trayectoria, Karlsruhe no destaca en la Historia de Alemania, pero sí cabe destacar hitos como el Congreso de química que lleva el nombre de la ciudad, de 1.860, en el que se debatió sobre la naturaleza atómica de la materia; la Revolución de Noviembre de 1.918, tras la Primera Guerra Mundial, en que la localidad se convierte en capital del Estado libre de Baden; condición que pierde en 1.945, al término de la Segunda conflagración mundial; la instalación, en 1.950, del tribunal de casación de la República Federal de Alemania; la incorporación, en 1.952, al recién creado estado federado de Baden Würtemberg; el asesinato, en 1.977, del fiscal federal general Siegfried Buback, a manos de la banda terrorista Fracción del Ejértico Rojo, y la fundación, en 1.980, del partido ecologista de ámbito estatal Die Grünen (los Verdes).
La visita a Karlsruhe hay que iniciarla en el palacio de Carlos Guillermo, quien en origen, lo concibió como una modesta residencia, realizada en madera y de tamaño pequeño para lo que se usaba en la época, cuya construcción duró apenas cuatro años 1.715 a 1.719 y que sólo a mediados del siglo XVIII fue reconstruido en piedra adquiriendo su aspecto actual. Los jardines anexos, muy bien cuidados, constituyen uno de los lugares de expansión preferidos por los vecinos. Aparte del palacio, el centro neurálgico de la ciudad es la Markplatz, cuyos edificios más emblemáticos son el Ayuntamiento y la iglesia protestante, donde está enterrado uno de sus hijos más preclaros, el arquitecto Friedrich Weinbrenner, autor entre otras obras de la iglesia católica local de San Esteban, de 1.814, o de la Oficina General de Correos, concluida tras la muerte del arquitecto, en 1.826, y que junto con la Fuente de Europa, preside la Plaza de Europa. Fue precisamente Weinbrenner el creador de la pirámide que preside la Marktplatz, uno de los símbolos de Karlsruhe, y donde está enterrado su fundador Carlos Guillermo de Baden Durlach.
Centro para el Arte y la Tecnología de Medios, el ZKM, también ha sido siempre una institución adelantada a su época. No se trata de un museo, de un instituto ni de un centro de documentación, sino de un conglomerado de todo ello y mucho más. Una institución única de orden mundial, que acoge bajo su techo el Museo de Arte Nuevo, el Museo de los Medios e Institutos para Medios gráficos, Música y Acústica, así como para Medios, Formación y Economía, exponiendo como ninguna otra el desarrollo y la configuración de la sociedad informativa, con sus medios y formas de arte actuales. Instalada en una antigua fábrica de armas, supone ya en sí un bello símbolo del curso del tiempo.
También es interesante el Palacio Real, en la plaza Rondell, que preside el obelisco levantado, en 1.818, para conmemorar la constitución de Baden, considerada entonces la más progresista de Alemania. También merece la pena una visita al Jardín Botánico. Pero sin duda, la experiencia más gratificante la proporcionará un buen paseo perdiéndose por las calles y plazas, adornadas con multitud de fuentes y monumentos, que aún conservan el sabor original de la ciudad.
Y si se quiere conocer las raíces más antiguas de Karlsruhe, Jetcost recomienda visitar Durlach, hoy un barrio de la ciudad, tras su incorporación en 1.938, pero cuyos orígenes se remontan al siglo XII, y que fue residencia de los margraves de Baden Durlach, entre 1.565 y 1.715. La plaza principal y su Ayuntamiento, así como las estrechas callejuelas que lo circundan, reflejan la mejor tradición de las viejas ciudades alemanas. En las proximidades, destaca el castillo Tumberg, al que se puede acceder en funicular, y que proporciona unas magníficas vistas de la ciudad.
El ambiente en esta ciudad no es tan estricto como su arquitectura: alrededor del mercado es posible ver pasar el ajetreo urbano desde una de las muchas terrazas y cervecerías en la calle, ir de compras por la Kaiserstraße, la calle comercial más larga de Baden, o regalarse el paladar con los selectos manjares de Baden. Y, finalmente, sumergirse en la noche multicolor de Karlsruhe. Y si visita la ciudad a finales de julio, le espera la FEST, que con más de 200.000 asistentes es uno de los mayores festivales al aire libre de rock y pop de Alemania, de fama mundial, para bandas celebérrimas que presenta muchas ofertas, incluso para los más pequeños, además de buen tiempo casi siempre y una atmósfera exultante. Aunque sin duda esto no sorprende demasiado cuando se habla de Karlsruhe.
Los amantes de las compras tienen en la comercial Kaiser strasse, que atraviesa la Markplatz, y en sus múltiples tiendas y galerías, donde encontrar toda clase de artículos. No en vano, Karlsruhe es una populosa e industriosa ciudad, que linda con el Rhin, y que es particularmente conocida por sus estudios vinculados a la tecnología, sobre todo por el Instituto de Tecnología (KIT, por sus siglas en alemán de Instituto de Tecnología de KA), y el Centro Nacional de Investigación de la Asociación Helmholtz. Pero además, Karlsruhe es la puerta de acceso a la popular Selva Negra y a su capital Friburgo, o a la también próxima Heidelberger, ciudad universitaria por excelencia, y a la ruta romántica por los castillos del Rhin. Pero esa es otra historia.
Jetcost ha encontrado vuelos a Stuttgart desde Madrid por 138 euros y vuelos desde Barcelona por 132 euros y hoteles de cuatro estrellas en Karlsruhe desde 92 euros la noche.
Jesús Caraballo
Enrique Sancho