El antiguo jugador de baloncesto y cardiológo, D. Juan Antonio Corbalán, y el profesor de la Universidad de Granada, D. Manuel Castillo han presentado la investigación en la Universidad Pontificia de Salamanca.
El salón de actos del edificio ‘Luis Vives’, Campus Francisco Suárez, ha sido el lugar elegido para presentar el estudio ‘Comparación de los hábitos de consumo de bebidas con contenido alcohólico de deportistas españoles frente a población control’, dirigido por el antiguo jugador de baloncesto y cardiólogo de la Unidad de Fisiología del Ejercicio del Instituto de Rehabilitación Funcional y Ciencias aplicadas al Deporte de La Salle, Dr. Juan Antonio Corbalán, junto con los doctores D. Javier Marco y Dña. Cristina Fernández. Los alumnos de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte han acudido a la presentación de esta investigación al salón de actos para conocer los resultados de este estudio inédito.
El objetivo del estudio ha sido tratar de determinar, a través de diferentes encuestas, la relación que puede existir entre la práctica deportiva, en sus diferentes grados, con los hábitos de vida saludables y en este caso, con la ingesta de líquidos distintos al agua como las bebidas fermentadas de bajo contenido alcohólico (cerveza, vino o sidra) y otras bebidas de contenido alcohólico más elevado.
De esta manera, el Dr. Corbalán ha recalcado que los hábitos de normalización en el deporte profesional son posibles. El doctor ha hecho hincapié en la importancia de compaginar el rendimiento deportivo con hábitos de vida saludables. «El simple hecho de poder salir de vez en cuando con tu familia o tus amigos a tomar el aperitivo y compartir unas cañas debe ser la norma, no la excepción. No se debe identificar exclusivamente al deportista como una mera fuente de obtener resultados deportivos”, ha señalado el Dr. Corbalán.
Esta investigación relaciona por primera vez los hábitos de consumo e ingesta de líquidos entre deportistas profesionales, aficionados y una muestra homogénea de personas que no realizan actividad física apreciable. Sin embargo, a pesar de las diferencias de actividad deportiva entre los tres grupos analizados, según el estudio, la cerveza es la bebida con contenido alcohólico consumida de forma moderada por todos los participantes después de la realización del ejercicio físico.
El Dr. Corbalán, ha afirmado durante su intervención que el alto contenido en agua y el equilibrio de sus componentes (hidratos de carbono, bajo contenido en sodio y ausencia de grasas) hacen de la cerveza una bebida refrescante con un aporte calórico muy bajo, debido también a que se trata de la bebida alcohólica de menor graduación, en torno a 4º-6º.
Además, el antiguo jugador de baloncesto ha señalado que “una caña (200ml.) contiene 90 calorías, lo mismo que un zumo de naranja. Además, la cerveza sin alcohol apenas tiene (100 ml./14kcal.), pero conserva las vitaminas y minerales de la cerveza con alcohol. De ahí que la cerveza, tanto si es con alcohol o en su variedad ‘sin’, pueda incluirse en la dieta habitual de los deportistas”.
Del mismo modo, la investigación del profesor Manuel Castillo, realizada por la Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre la idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo hormonal e inmunológico de los deportistas tras el ejercicio físico, señala que “el consumo moderado de cerveza puede contribuir a mantener niveles más altos de glucosa plasmática y atenuar las respuestas hormonales de estrés. Las maltodextrinas, carbohidratos de gran interés para la nutrición deportiva y presentes en la cerveza, corrigen la posibilidad de hipoglucemia, ya que se metabolizan lentamente liberando unidades de glucosa que pasan progresivamente a la sangre y dan lugar a concentraciones de azúcar en plasma menos elevadas y más extendidas”.
El profesor Castillo ha asegurado que las necesidades de agua, el elemento más destacado del organismo humano, que representa el 60 por ciento del peso corporal, pueden ser variables en cada persona y en función de las diferentes condiciones, como el ejercicio físico o la exposición prolongada al calor, hace necesario que en algunos momentos haya un aporte adicional de líquidos a nuestro organismo. “Esta ingesta debe ser fundamentalmente de agua, aunque existen otras bebidas como zumos, té o cerveza (siempre que se consuma con moderación por adultos sanos) que pueden contribuir al alcanzar los niveles necesarios de hidratación”, ha afirmado.
Además, el Dr. Corbalán ha indicado que “la acción antioxidante derivada de su contenido en polifenoles la hace especialmente interesante como bebida cardiosaludable, tomada de forma responsable. Por otro lado, es un aporte importante de complejo vitamínico B que, unido a todo lo anterior, puede incidir en un control adecuado de los márgenes de cardiosaludabilidad, a través del control de los factores de riesgo”.
Fuente y más info: http://www.upsa.es