En el ángulo suroeste del pueblo, frente el arroyo, aun se elevan las ruinas del Castillo-Alcazar de los Quiñones.
En uno de los documentos copiados en el primer tercio del siglo XII (1101-1129), fechado en 20 de enero de 905; por él, Alfonso II y su mujer Jimena hacen donación a la iglesia de Oviedo de la villa de San Emiliano, en territorio de Coyanza, sin duda el actual San Millán de los Caballeros; se dan como limites los términos de Villamañan, Zuares y Laguna, topónimos que reaparecen en la confirmación de 11 de abril de 906. Ahora bien, es sabido que los documentos copiados en el también llamado “Libro de los Testamentos”, fueron manipulados por el obispo don Pelayo, si bien Sánchez Albornoz estima que se trata de originales más o menos interpolados, pero fehacientes a efectos de onomástica y toponimia. En todo caso si los lugares mencionados pudieron no existir en el siglo X. Queda probada su existencia en el primer tercio del siglo XII con la referencia pelagiana.
En 1085, el 18 de febrero, el monasterio de negrillos aparece incluido entre los bienes restituidos a la mitra de Astorga por Alfonso VI y doña Constanza. Contra la opinión de algún investigador entendemos que este onomástico es el actual San Salvador de Negrillos (Ya desaparecido), a tres kilómetros al sur de Laguna, siguiendo el curso del Regueral, por aparecer los bienes devueltos a Astorga por Alfonso VI, divididos en tres apartados: “in territorios Galleciae”, “in territorio Bericense”, e “in territorio Astoricense”, y en este último sector de la referencia “monasterio de Negrillos cum sua hereditate”.
La importancia de Laguna data de la segunda mitad del siglo XII, con la separación de los reinos de León y Castilla.
Los monarcas leoneses se preocupan de poner en condiciones de defensa, o de ataque, la línea fronteriza, cobrando el Esla señalada significación estratégica. En la documentación de Fernando II y de Alfonso IX surge repentinamente el nombre de Laguna, ya sea indicándonos quien es el “Tenente” de la plaza o ya se trate de asuntos eclesiásticos relacionados con el obispado de Astorga.
Pero el momento culminante se alcanza a principios del siglo XIII con la concesión por el último monarca leones del Fuero de Repoblación, que se puede fijar en 1205.
Laguna se convierte en la capital de su señorío compuesto por trece aldeas, cuyos términos se precisan; en ella se celebra un mercado semanal, cuya paz garantiza con la caución de setenta sueldos; sus habitantes, así como los del alfoz, viven obligados a mantener en buen estado el castillo y las murallas, que aún estaban en pie en el siglo XVI. El alcázar de Laguna de Negrillos, donde se retiró a descansar Suero de Quiñones, terminado el Passo Honroso y desde donde emprendió la peregrinación a Santiago en acción de gracias. Donde Doña María de Toledo, muerto su marido y presos sus hijos, Pedro y Suero, se alza contra el poder real, haciendo precisa la venida en persona de Juan II para someterse en 1448. Vistas por el Sur y por el Este.
Villa de realengo, frecuentada por el citado rey, que utiliza como base de su penetración en Castilla al morir Enrique I, a la que tiene que replegarse después de su fracaso en dicha empresa y desde la que otorga el realengo de Cofiñal a Nuño Froilaz en 1217.
Con la unión definitiva de los reinos de León y de Castilla (1230), Laguna pierde importancia estratégica y puede ser objeto de concesión a particulares, así sucede en el siglo XIV, según se deduce de confirmación del Fuero hecha por Fernando IV en 1303; la propiedad ha pasado a manos de doña María Fernández, “ama de la reina Doña María, mi madre y de la infanta Isabel, mi hija”. De manos de sus poseedores pasara, por compra, a la de los Quiñones, a fines de este mismo siglo. El testamento otorgado en 1388 por Pedro Suárez de Quiñones, por el que instituye heredero a su sobrino Diego, contiene una cláusula que se refiere a la adquisición de Laguna de Negrillos; por ello sabemos que esta villa era poseída por una monja, pariente del adelantado, que vivía en Madrid y se llamaba Leonor Fernández, a medias con Mari Gutiérrez de Quixada, y que él había comprado su derechos a las dos señoras, a la monja en 50.000 maravedís y a la otra señora en 60.000, que había abonado la suma integra a la Quizada, pero le faltaba pagar 25.000 a la monja. Manda a su heredero que liquide la deuda y resarza a su viuda con la mitad de las sumas abonadas, dándole facilidades para la extinción de la obligación mediante el pago diferido, aplicando las rentas y frutos de dicho lugar. De esta manera la villa de Laguna de Negrillos con su señorío pasa a Diego Fernández de Quiñones.
Fuente y más info: http://es.wikipedia.org/wiki/Laguna_de_Negrillos