Sus fuegos artificiales en la noche del 31 son Récord Guinness. Las celebraciones de Año Nuevo suelen ser espectaculares en muchos sitios. Música, fiesta, luces y fuegos artificiales son habituales para despedir el viejo año y, sobre todo, dar la bienvenida al nuevo que, seguro, será mucho mejor que el anterior.
Pero si hay un lugar donde ese celebración tiene un carácter único, ese es Madeira, la isla portuguesa en medio del Atlántico, un paraíso tropical con buen clima y maravillosos paisajes… y hoteles. Aquí, la llegada del nuevo año se celebra con toneladas de fuegos artificiales que se hacen explotar desde decenas de puntos de la capital, Funchal, e incluso desde plataformas en el mar.
No es raro por tanto que este espectáculo de relámpagos y truenos bien controlados de Madeira hayan sido reconocidos en el libro Guinness de los Récords como los fuegos artificiales más grandes del mundo. Esta explosión de color se realiza en un magnífico escenario de rara belleza, compuesto por miles de luces que adornan el anfiteatro de Funchal. Con las campanas de la medianoche del 31 de diciembre los cielos se iluminan con color, luz y esperanza, en un nuevo año que comienza… En el puerto, una docena de grandes cruceros han programado sus rutas para que la noche del 31 de diciembre sus pasajeros puedan contemplar desde cubierta esta magia única. Además, numerosos barcos ofrecen excursiones por la bahía para ver los fuegos desde el mar con una copa de champán en la mano.
Como el resto de la isla, donde no hay playas pero sí vertiginosos acantilados y una frondosa vegetación que se funde con el mar, Funchal es una localidad escarpada, aunque en ella la disposición de las colinas por las que se descuelgan sus caseríos le confiere un aire de escenario perfecto para una puesta en escena de este tipo: una especie de anfiteatro natural dispuesto sobre la bahía que hace posible que sus fuegos logren verse desde casi cada rincón.
Si gracias a su clima subtropical las navidades han sido siempre una época de plena ocupación en Madeira, desde que los fuegos con los que sus vecinos despiden el año han adquirido fama mundial, las reservas para Nochevieja en los hoteles y restaurantes de la capital llegan a hacerse incluso de un año para otro. Sobre todo si tienen vistas a la bahía. El privilegio de recibir el nuevo año ante estas explosiones de luz que se elevan hasta seis kilómetros por encima del cielo lo merece. Y es que hay pocas cosas artificiales que lleguen a emocionar tanto como un buen espectáculo pirotécnico.
Todo un mes de fiesta
Si hay un lugar en el que se celebra la vida, ese lugar es Madeira. En cada fin de año se conmemora el final de otro ciclo de 365 días vividos tan intensamente como nos permita la memoria. Las tradiciones cristianas de la Navidad se complementan con las manifestaciones de regocijo por la llegada del nuevo año, en un programa rico y extenso de eventos de carácter cultural, etnográfico y artístico, que abarca todo el mes de diciembre y se prolonga hasta el día de Reyes.
El trazado específico en forma de anfiteatro de Funchal se convierte en un grandioso belén, iluminado con miles de bombillas colocadas en las principales arterias de la ciudad, proporcionando un escenario inusual. Para estas navidades y las del próximo años, el arquitecto Paulo David se encargará del diseño de las iluminaciones decorativas conciliando modernidad y tradición. El resultado es un conjunto de «piezas de arte» que embellecen la ciudad desde el 8 de diciembre y cuya creación se inspiró en detalles como un balcón de una calle típica de la ciudad, el techo de una capilla o los azulejos de un antiguo edificio. Uno de los cambios es la creación de ‘techos’ iluminados en varias plazas de la ciudad con elementos inspirados en la arquitectura de Funchal. Por ejemplo, el muelle de la ciudad recreará la estructura del altar mayor de la cubierta de la catedral. Los principales edificios del centro tendrán su contorno resaltado con hilo de luz, una elección inspirada en la iluminación de Navidad de los años 40. Otra de las novedades es la posibilidad de que los ciudadanos puedan cambiar el color de la iluminación a través de una aplicación móvil.
Una isla en fiesta, en los hoteles, restaurantes, bares y calles. En esta época del año, Funchal se presenta como un verdadero pesebre, de proporciones reales, con sus calles engalanadas con flores y luces multicolores que forman figuras alusivas a la época. En las calles y plazas la música contagia a través de conciertos, actuaciones de bandas filarmónicas y grupos folclóricos. También son variadas las exposiciones navideñas, auténticos paneles vivos de las tradiciones de Madeira.
Día de compras y comidas
Otra de las tradiciones vivas de esta época es la celebración de las nueve Misas del Parto, que ocurren en la madrugada para anunciar el nacimiento del Niño Jesús, acompañadas por villancicos populares. En ellas también se ofrecen a los presentes comidas y bebidas tradicionales de la época. El 23 de diciembre es el día de las compras de Navidad en el mercado. También es el día que se puede sentir un espíritu festivo muy tradicional antes de Navidad. El mercado y los bares de los alrededores permanecen abiertos hasta la madrugada por lo que es una de las noches más largas y divertidas del año en Funchal. Los agricultores vienen a la capital desde toda la isla para vender sus productos. El Mercado de los Labradores resulta demasiado pequeño para tanta demanda por lo que las calles de los alrededores están cerradas al tráfico y se llenan de puestos con productos del campo. Es el día perfecto para una visita al multicolor mercado para ver y comprar todo tipo de productos regionales: frutas, verduras, flores, dulces y bebidas tradicionales de Navidad.
Madeira vive, con un brillo especial, los preparativos para «A Festa (La Fiesta), el apodo que los locales han adoptado para designar la Navidad como su fiesta por excelencia. Las festividades se inician a principios de diciembre, cuando los locales comienzan a montar la «Lapinha» (el pesebre) en los hogares y a cocinar, con dedicación y alegría, los manjares y dulces de Navidad, como la famosa torta de miel (Bolo de Mel), las galletas, los licores caseros y la carne de cerdo marinada en vino y ajo, que resulta en uno de los platos más tradicionales de la época. Y también, claro, fantásticos pescados y mariscos frescos, sobre todo el muy típico pez espada, y las tradicionales espetadas o brochetas de la isla de un metro de altura, de ternera asada a la brasa en ramas de laurel.
Pero la isla, al margen de sus fuegos de Fin de Año, bien vale por sí misma una escapada. Entre las cosas imprescindibles que hacer y ver en Madeira, está un paseo por el mercado de flores callejeando por el coqueto casco viejo de Funchal; ascender en el funicular para disfrutar las vistas y vivir un descenso vertiginoso por sus cuestas a bordo de los tradicionales carreiros; emprender una caminata por los mil y un senderos o levadas del interior de la isla, o llegar hasta las triangulares casas de paja conduciendo por las estrechas carreteritas del norte, pegadas a los acantilados. Sus dramáticos paisajes de sierras y acantilados entre las brumas del Atlántico y su sabor al tiempo tan sosegado y portugués; las proteas, orquídeas, aves del paraíso y demás flores tropicales que presiden sus jardines y mercados, y la elegancia de los hotelitos y quintas con los que Madeira se ha orientado al turismo de calidad hacen de la isla un escondite irresistible para quienes busquen unos días de buen clima sin necesidad de viajar muy lejos, de caminatas por una naturaleza de impresión, o de simple y puro relax en un entorno aristocrático.
Datos prácticos:
Hay diversas combinaciones de vuelos a Funchal desde varias ciudades españolas, según el buscador Jetcost (www.jetcost.es), aunque casi todas ellas son con escala en alguna ciudad de Portugal continental, sobre todo Lisboa, los precios son a partir de 168 euros. La mejor forma de alojarse en Madeira, donde hay numerosos hoteles la ofrece la cadena Pestana (www.pestana.com) que tiene 10 hoteles en el archipiélago, hay propuestas para Año Nuevo con todo incluido desde 93 euros por persona y noche. Para los que quieran todo resuelto, la mayorista Portugal Tours (tel.: 902 10 98 98, www.portugal-tours.com) propone un viaje de 5 días/4 noches) con salidas desde Barcelona, Bilbao y Madrid desde sólo 569 euros, incluyendo vuelo regular vía Lisboa, traslados y alojamiento y desayuno. La cena de gala de fin de año cuesta, según el hotel elegido, desde 48 a 171 euros.
Enrique Sancho