Esta segunda entrega de los nombres de los Centros Educativos de Salamanca, Zamora y León, coincide con los actos conmemorativos del 1.100 aniversario de la Coronación del Rey Ordoño II recientemente celebrados en la Catedral que mandó construir.
Ordoño II de León (c. 871-León, junio de 924) fue rey de Galicia (subordinado al rey de León) entre los años 910 y 914, y rey de León desde el año 914 hasta su muerte.
Hijo segundo de Alfonso III, fue un soberano enérgico y batallador que sometió a su autoridad única los territorios del reino leonés y combatió exitosamente contra los musulmanes, que aún dominaban la mayor parte de la península Ibérica. Su reinado supuso el tránsito tácito y tranquilo del regnum asturum al regnum Legionis, con la sede regia ya establecida definitivamente en la ciudad de León.
A la muerte de su hermano García, ocurrida en la ciudad de Zamora en el año 914, Ordoño II heredó el reino de León ya que, aunque su hermano había contraído matrimonio, falleció sin dejar descendencia. Fue proclamado soberano por todos los magnates de España, obispos, abades, condes y primates, reunidos en asamblea general, siéndole impuesta la diadema regia el 12 de diciembre de 914, tras haber sido ungido por doce obispos en el trono de León.
Habiendo tomado posesión de León, consolidado su posición y ganado el apoyo de la nobleza, Ordoño II emprendió su primera expedición militar como rey de León en el verano del año 915, contra las tierras situadas al norte de Miknasat al Asnam, nombre con el que los musulmanes designaban a la ciudad de Mérida. Según el historiador andalusí al-Razi, emprendió la campaña por la ruta de Zamora, sometiendo primero la ciudad de Medellín, y luego el Castillo de la Culebra o Kalat al-Hanash (Castro Alange), acampando al día siguiente junto a Mérida, donde se le sometieron los gobernadores de esta ciudad y de Badajoz, pagando tributo a los leoneses, que regresaron a sus tierras con un gran botín y muchos cautivos por el camino de Toledo.
La campaña fue tan exitosa, que, tan pronto como llegó a León, el monarca quiso mostrar su gratitud a la Madre de Dios, erigiendo en su obsequio un nuevo templo catedralicio, en sustitución del entonces existente, un modesto edificio situado extramuros y consagrado a San Pedro Apóstol. A tal efecto donó su propio palacio, engrandeciendo asimismo con donaciones de tierras la diócesis legionense.
En el verano del año 916, dirigió una nueva expedición contra los musulmanes y atacó las cercanías de la ciudad de Mérida, que había amenazado en su campaña sobre Évora del 913. También ahora devastó y saqueó las áreas suburbanas que habían quedado indemnes en aquella expedición. Las tropas leonesas se enfrentaron a un ejército que había salido de Córdoba para enfrentarse a ellas y lo derrotaron, y el comandante musulmán fue apresado y llevado a León.
La reacción de los andalusíes no se hizo esperar. El ejército musulmán salió de Córdoba el día 2 de agosto de 917, y llegó a la ribera del río Duero, que el omeya pretendía establecer como frontera, el día 1 o 2 de septiembre, saqueando y arrasando a su paso las tierras de los cristianos. Los musulmanes establecieron su campamento junto a la localidad de San Esteban de Gormaz, por entonces llamada Castromoros.
Entonces aparecieron de improviso el rey Ordoño II y sus tropas y atacaron por sorpresa al ejército musulmán. La batalla de Castromoros es uno de los hitos de la historia medieval española. Las crónicas cristianas de la época refieren que los leoneses causaron tantas bajas a sus enemigos que el número de sus cadáveres excedía del cómputo de los astros, pues señalan que desde la orilla del río Duero hasta el castillo de Atienza y Paracuellos, todo el territorio se hallaba cubierto de cadáveres, y el ejército musulmán, derrotado, regresó a sus bases el día 4 de septiembre.
Entre los numerosos musulmanes que perdieron la vida en Castromoros se hallaba el propio Hulit Abulhabat, comandante de los derrotados musulmanes, cuya cabeza mandó el rey Ordoño suspender de las almenas de San Esteban de Gormaz junto a la de un jabalí. Los navarros acudieron entonces a solicitar la ayuda del monarca leonés con la esperanza de que las tropas leonesas les ayudaran a luchar contra los musulmanes.
Finalizando la primavera del año 918, y aliados entre sí Ordoño II y Sancho Garcés, rey de Pamplona, ambos monarcas movilizaron sus tropas y marcharon juntos sobre Nájera, en la Marca Superior, a la que llegaron a comienzos del mes de junio, sitiándola durante tres días. Pasaron luego a Tudela, bordearon los confines de la Morcuera y Tarazona, y penetraron en los arrabales de Valtierra, Arnedo y Calahorra, que se hallaban en poder de los Banu Qasi de Zaragoza, fueron conquistadas.
Estos sucesos irritaron tanto al emir Abderramán III que ya el 8 de julio de ese año salía de Córdoba un nuevo ejército de castigo, mandado por Badr ibn Ahmad. Las tropas musulmanas llegaron al territorio de Mutoniya o Mutonia, lugar hoy desconocido y localizado en tierras de Soria o Segovia, donde derrotaron a los ejércitos navarros y leoneses, en dos batallas consecutivas, libradas los días [14 y 16 de agosto del año 918. El retorno de los vencedores, con abundante botín y cautivos, fue celebrado en Córdoba con júbilos públicos.
Sin desanimarse por la derrota, Ordoño II comenzó a planear la campaña del año siguiente, movilizando a sus tropas y poniéndose en marcha hacia la frontera en el mes de octubre del año 919. Según refiere la Crónica de al-Nasir, Abderramán III envió a la frontera del norte un nuevo ejército, al mando de su pariente Ishaq ibn Muhammad al-Marwani, y por ello el rey de León abandonó su propósito de atacar a los musulmanes y regresó a sus tierras sin haber emprendido ofensiva alguna. Los musulmanes también regresaron a sus bases, una vez que hubieron comprobado que Ordoño II no planeaba atacarles.
Sin embargo, casi de inmediato el emir cordobés proclamó la guerra santa y organizó la movilización general de su ejército, que fue sometido a una revista general o alarde el día 23 de abril de 920, iniciando su salida el 23 de mayo, al mando del propio emir. Desde Córdoba, el ejército musulmán se dirigió a Caracuel, sobre el Guadiana, a Toledo y Guadalajara, de aquí a Medinaceli, reconquistando luego Osma (8 de julio) y San Esteban de Gormaz. Las huestes mahometanas cayeron a continuación sobre Clunia, Burgos, Tudela y Calahorra.
El rey de Navarra aguardaba con sus tropas dentro del municipio de Arnedo, pero cuando tuvo conocimiento de que las tropas musulmanas, que se habían apoderado de Calahorra, se dirigían hacia la ciudad de Pamplona, su capital, se dirigió hacia el norte con sus tropas a fin de unirlas a las del rey de León, quien había acudido en su ayuda. Los musulmanes se dirigieron a Viguera, donde derrotaron a las primeras fuerzas conjuntas que les opusieron Ordoño y Sancho. Posteriormente, los musulmanes se dirigieron a Muez, lugar situado en el valle de Junquera, a unos veinticinco kilómetros al suroeste de la ciudad de Pamplona.
En la subsiguiente batalla de Valdejunquera, librada el 26 de julio de 920, el emir cordobés derrotó nuevamente a las escasas huestes reunidas por leoneses y navarros. Fueron capturados los obispos de Tuy y Salamanca, Dulcidio y Hermogio. Los supervivientes del ejército cristiano se refugiaron en las fortalezas de Muez y Viguera, que fueron asediadas a continuación por el emir de Córdoba. Tras haberse apoderado de ambas plazas, todos los defensores fueron degollados y, antes de volver a Córdoba, el emir ordenó arrasar las tierras cercanas a ellas.
De tal descalabro se culpó a los condes castellanos Nuño Fernández, Abolmondar Albo y su hijo Diego, y Fernando Ansúrez, por no haber acudido al combate. Convocados por el monarca en el lugar de Tejar, a orillas del Carrión, los condes fueron apresados y encarcelados (aunque según la tradición fueran muertos). En cualquier caso, debieron ser liberados poco tiempo después, ya que la documentación los presenta actuando con normalidad.
A pesar de la derrota sufrida en Valdejunquera, Ordoño II reunió un nuevo ejército en la primavera del año 921 y se dispuso a combatir a los musulmanes, según refiere el obispo Sampiro. Las tropas leonesas llegaron al territorio de Sintilia, en Guadalajara, y asolaron sus tierras. Asaltaron además, entre otros, los castillos de Sarmalón, Eliph, Pálmaces de Jadraque, Castejón de Henares y Magnanza. Según Sampiro, los leoneses se internaron tanto en territorio andalusí que llegaron a una sola jornada de Córdoba, lo cual es falso,probablemente una confusión por Toledo. Posteriormente, las tropas leonesas regresaron a sus bases pasando por las fortalezas del río Duero y llegaron a Zamora el 1 de agosto de 921, donde halló muerta a su esposa la reina Elvira.
En 922 contrajo nuevas nupcias con Aragonta González, hija del conde Gonzalo Betótez.
A finales del verano del año 923, y a petición del rey Sancho Garcés, Ordoño II marchó con su ejército sobre La Rioja y ocupó la ciudad de Nájera, al tiempo que el rey de Pamplona se apoderaba de Viguera, apresando y dando muerte a Muhammad ibn Abdallah ibn Lubb, miembro de la familia de los Banu Qasi, y a otros nobles musulmanes. Tras asistir a la fundación del monasterio de Santa Coloma de Nájera, contrajo un tercer matrimonio con la infanta Sancha de Pamplona después de repudiar a su anterior esposa, y regresó poco después a León acompañado por Sancha.
Ordoño II de León falleció a mediados de junio del año 924, al cabo de nueve años y medio de reinado. Fue sepultado en la girola de la catedral de León tras el altar mayor
Web del Instituto: http://iesordonosegundo.centros.educa.jcyl.es/sitio/index.cgi?wid_seccion=1
Fuente: Wikipedia. Fotografía: martínezld