Se verá en el Bergidum mañana jueves, 4 de abril (20,30 horas). Las últimas localidades, a 10 euros, están a la venta.
Partiendo de la biografía que el gran Ramón Gómez de la Serna dedicó al otro gran Ramón de la literatura española, Don Ramón María del Valle-Inclán, Pedro Casablanc se supera a sí mismo en un auténtico recital interpretativo, convertido en uno de los mejores montajes de la última temporada. La función, recomendada por la Red Española de Teatros, se verá en el Bergidum mañana jueves, 4 de abril (20,30 horas). Las últimas localidades, a 10 euros, están a la venta.
“Don Ramón María del Valle-Inclán” es candidato a los Premios Max 2024 en las categorías de Mejor Actor, para Pedro Casablanc, y Mejor Autoría y Mejor Dirección para Xavier Albertí. En escena hay brillantez e inteligencia en forma de maravilloso monólogo musical con un Casablanc que interpreta de forma genial a los dos Ramones y le saca jugo al humor extravagante de ambos genios literarios en un brillante soliloquio musical.
El incidente con Manuel Bueno que derivó en el bastonazo que convirtió a Valle en el segundo manco más famoso de la historia de España, los esperpénticos acontecimientos vividos en su entierro o su papel como observador en el frente bélico de la I Guerra Mundial, sobrevolando las trincheras de combate en un avión fletado por Francia o su propia insatisfacción sobre la falta de reconocimiento que las autoridades culturales de la España de su época le dispensaron, son aspectos que van a ir desfilando por el montaje.
El protagonista, a las órdenes de Xavier Albertí, parece dispuesto a superarse a sí mismo en el riesgo y la dificultad que asume con cada nuevo trabajo mientras el texto incluye algunos de los pasajes más conocidos de la vida y peripecias de Valle, persona y personaje en el que nada era casual: ni si barba, ni su aspecto, ni su forma de defender su propio argumento, ni su forma de hablar, ni su puesta en escena, ni su proverbial rebeldía, ni su irredenta bohemia.
Mario Molina, al piano, acompaña durante 80 minutos a un excelso y virtuoso Casablanc, que da todo un recital desdoblándose con maestría y talento en Gómez de la Serna y Valle-Inclán, derrochando humor e ingenio cantando y bailando piezas populares de la época.
Casablanc está afinadísimo con este traje hecho a medida, que le permite brillar como un auténtico showman en uno de los mejores trabajos de su carrera. Una actuación delirante que, a juicio de la crítica, convierte este “Don Ramón María del Valle-Inclán” en “uno de esos montajes que ningún buen aficionado al teatro debería perderse”.