El Papa Luna, Benedicto XIII de Aviñón, una de las figuras hispánicas más universalmente conocida y a la vez controvertida, se trasladó en 1411 a Peñíscola convirtiendo su castillo en palacio y biblioteca pontificia.
Desde el Castillo de Peñíscola se divisa el faro de la localidad. El Faro de Peñíscola fue inaugurado en 1899 y estaba equipado con un óptica de 3º orden que emitía una luz fija variada por dos destellos blancos y un rojo repetidos cada 60 segundos y estaba alimentada con parafina que fue luego sustituida por petróleo. En 1920 se reformó la óptica y se electrificó en 1929. La última reforma tuvo lugar en 1970 en la que adquirió sus características actuales. Está considerado como un faro con valor patrimonial y su estado de conservación es bueno aunque presenta algunas patologías ligeras de conservación.
El edificio del faro es una torre octogonal blanca de 11 metros de altura anexa a un edificio de dos plantas por una de sus esquinas. Emite una luz blanca limitada al sector entre los grados 184º y 34º en grupos de tres destellos, uno de ellos más retardado respecto de los otros dos, en 15 segundos. Su alcance nominal nocturno es de 23 millas náuticas. Posee un sistema de luz de reserva con un alcance de 12 millas náuticas. El faro está habitado, pero no es visitable.
El Castillo Palacio de Peñíscola ubicado en la provincia de Castellón es también llamado Castillo del Papa Luna. Está emplazado en la zona más elevada del peñón que domina la ciudad, alcanzando una altura de 64 m sobre el nivel del mar. Su perímetro es de unos 230 m y tiene una altura media de 20 m. Los Templarios construyeron esta obra románica sobre restos de la antigua alcazaba árabe entre 1294 y 1307