En Alentejo los vinos son ya un emblema de la región y también de Portugal. La región es la escapada enoturística perfecta para los amantes del buen vino.
Madrid, 10 de septiembre de 2014 – Con septiembre iniciado, Alentejo se impregna de colores y olores inconfundibles que brotan de la tierra y que dan paso a la vendimia. Vayas por donde vayas la vendimia estará presente en cualquier punto de las carreteras de la región.
Septiembre es el mes de las viñas, de sus productores y la ocasión perfecta para aprender a valorar un buen vino desde su recogida. Visitas a bodegas o catas de vinos acompañadas por enólogos dispuestos a explicar todos los entresijos del vino de Alentejo, son solo algunas de las propuestas para disfrutar de la época de vendimia alentejana. Pero si además lo que se busca es una implicación en todo el proceso, en Alentejo hay diferentes empresas enoturísticas que organizan interesantes actividades alrededor de los viñedos mientras se prueban los vinos de años anteriores.
Hay un lugar de obligada visita antes de adentrarse en los viñedos: la Asociación Ruta de los Vinos de Alentejo. Se trata de una sala de degustación en pleno centro histórico de la ciudad de Évora, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que permite degustar los mejores vinos de la región a través de un viaje educativo en el que aprender las diferentes variedades de uva de Alentejo. La Asociación sugiere tres rutas principales: la Ruta de S. Mamede al norte de la región donde se producen vinos de fuerte color e intensidad aromática. Ruta histórica, que recorre todos los viñedos del centro como Borba o Reguengos de Monsaraz como productores principales. La tercera ruta es la Ruta del Guadiana, que sigue el río que da nombre a la ruta. Sea cual sea su elección, el vino alentejano puede servir de guía para descubrir Alentejo.
Las tres rutas comprenden no solo los campos del vino regional alentejano sino también ocho zonas Denominación de Origen Controlada: Portalegre, Borba, Redondo, Reguengos, Vidigueira, Évora, Granja/Amareleja y Moura. Estas zonas y los numerosos letreros de “Ruta del Vino” articulan Alentejo en lo que ya es uno de sus emblemas: el vino.
El Alentejo posee vinos que sorprenden al visitante por su excelencia, aromas y colores, tan singulares como el paisaje y la propia gastronomía.
