El enólogo Miguel Ángel de Gregorio elabora en Finca Nueva un vino rosado y dos blancos ideales para combatir los rigores del verano. Divertidos, sin complejos, contemporáneos, pensados para el consumidor y a un precio asequible ¿un vino?.
Finca Nueva es la apuesta más informal del inquieto enólogo Miguel Ángel de Gregorio. Allí idea “vinos divertidos” -como los ha bautizado él mismo- que se pueden disfrutar en cualquier momento y en cualquier lugar. Tres tintos –un joven de 2012, un Crianza de 2008 y un Reserva de 2007- un rosado y dos blancos, los tres de la cosecha de 2013. Y sin duda estos últimos resultan ideales para sofocar los rigores del verano. Suponen el acompañamiento perfecto para una cena informal en pareja, un picoteo al atardecer con amigos o una charla de chicas de las que se alargan hasta el anochecer.
Son una nueva generación de vinos que no entienden de etiquetas o corsés pero sin perder la impronta de su creador. Están pensados para un consumidor que atiende a una triple demanda: la de quienes buscan vinos de calidad a precios comedidos, la de principiantes que se incorporan al mundo del vino y la del mercado exterior que ansía una nueva imagen de vinos de La Rioja. El concepto de libertad se refleja en la ilustración de las botellas: una jaula abierta de la que se escapa un colibrí.
El rosado y los blancos son refrescantes, perfectos para combatir el calor del verano. Finca Nueva rosado 2013 entra por los ojos. Con un color rosa salmón intenso es vivo y brillante. En nariz resulta fragante y franco, con aromas de fruta roja. Es decir, un vino sabroso, fino y equilibrado. Para los que prefieran un blanco, Finca Nueva Viura 2013 destaca por su intenso aroma a manzana y albaricoque. En boca es pura armonía: suave, afrutado y goloso, con una acidez viva y fresca. Ligeramente más complejo es Finca Nueva blanco fermentado en barrica 2013. Amarillo dorado, sus potentes aromas evocan frutas exóticas como piña y maracuyá. Tiene interesantes matices a tostados y crema inglesa. Suave y potente, en boca es graso, con volumen, agradable y cremoso. El precio de los vinos es de 6, 6 y 9 € respectivamente.
Estos vinos son fruto del trabajo de Miguel Ángel de Gregorio en Finca Nueva, un “laboratorio de ideas”. El punto de partida son 20 ha. de viñedos en Briones, la misma localidad donde se ubica Finca Allende. Pese a esto, los vinos de Finca Nueva son la antítesis de sus “hermanos”. La diferencia comienza en las características del terruño donde crecen las vides. El terreno es arcillo-calcáreo y de gravas, lo que aporta unas características específicas a los vinos. Y es que como siempre explica este carismático enólogo “los vinos se hacen en el viñedo, nosotros los ayudamos en la medida de la posible, pero todo depende de la tierra y el clima, en la bodega, poco se puede hacer ya”. Las variedades empleadas son las tintas tempranillo –mayoritaria-, garnacha y la blanca viura.
De Gregorio trabaja en sus propios vinos desde 1997. Primero vio la luz Finca Allende y posteriormente llegó Finca Nueva que esta próxima vendimia se trasladará de Briones a Navarrete, donde el enólogo acaba de adquirir Bodegas Bretón.