Este año se cumplen 70 años de este modelo mítico de la marca francesa del rombo y, por ende, el emblema y símbolo de Renault en España, especialmente en Valladolid. El 4/4 (así llamado por sus cuatro puertas, cuatro plazas y cuatro caballos de potencia fiscal) tuvo una amplia demanda en el mercado del momento.
El Museo de Historia de la Automoción de Salamanca (MHAS) presenta este mes de abril un automóvil exclusivo del año 1954, un Renault 4CV (4/4) perteneciente a la colección de la Dirección General de Tráfico. Uno de los primeros utilitarios españoles, con suficiente poderío, capaz de llevar a una familia completa de viaje.El Renault 4 CV, o 4/4, es por un lado uno de los modelos míticos de la marca del rombo y, por otro, el emblema y símbolo de Renault en España, especialmente en Valladolid.
La historia de este modelo en España se remonta a 1951, cuando un grupo de emprendedores vallisoletanos constituyeron la sociedad denominada Fabricación de Automóviles, Sociedad Anónima (FASA), una firma que nacía con la idea de producir coches en un país pobre, aislado y sin apenas proyección exterior, donde hubo que salvar envidias, temores y todo tipo de penurias inherentes a nuestra posguerra.
Es de agradecer, en especial, tal iniciativa al teniente coronel de Armamento y Construcción del Ejército D. Manuel Jiménez-Alfaro y Alaminos y al emprendedor D. Santiago López González, bajo la presidencia de D. Nicolás Franco Bahamonde. Igualmente, es muy ilustrativo el discurso del antiguo alcalde de la ciudad D. José González Regueral y Jové, para revelar la trascendencia del momento: “Casi todos los financieros locales dicen que es una idea descabellada.
Ustedes están convencidos de lo contrario y están poniendo, además de su dinero, su trabajo y su entusiasmo, pensando en el futuro de Valladolid. Si ustedes pierden su dinero, es justo que el alcalde de la ciudad pierda también el suyo”. Y les entregó sus ahorros, unos miles de pesetas de la época, que transformó en acciones; acciones que nunca quiso vender, ni aún en los años en que se pagaron a precio de oro. Manuel Jiménez-Alfaro consiguió para Valladolid la fabricación del Renault 4/4, cuyo contrato fue cedido por la marca francesa a su nombre y a título personal.
La sociedad FASA se constituyó en un periodo récord y no estuvo exenta de problemas de autorizaciones y permisos, alegándose que la difícil viabilidad de la idea conduciría a la quiebra de la empresa. Sin embargo, la tenacidad y decisión de los accionistas de FASA consiguió afortunadamente su objetivo, y no solo no resultó una ruina, sino todo lo contrario. De hecho, a día de hoy, gran parte del tejido industrial de Valladolid y Palencia se debe a Renault.
La ciudad de Valladolid aportaba una serie de ventajas empresariales y logísticas excelentes; en concreto, sus buenas comunicaciones con Madrid por ferrocarril y carretera, abundancia de agua para usos industriales, así como un fácil y barato abastecimiento eléctrico. Por otro lado, a 50 km estaba el campo y la ciudad de Palencia, que también aportó numerosa mano de obra.
En España, el 4/4 (así llamado por sus cuatro puertas, cuatro plazas y cuatro caballos de potencia fiscal) fue construido desde agosto de 1953 hasta 1959, totalizando 26.298 unidades fabricadas. Inicialmente, su motor trasero –a imitación del Volkswagen escarabajo, conocido con posterioridad en nuestro mercado– resultó chocante, pues era una primicia nunca vista en España hasta entonces, exceptuados raros Mercedes 130, 150 o 170 H.
Nuestro Renault se caracterizaba –en su primera serie– por sus seis embellecedores cromados en la parte delantera y el escudo de Valladolid en el centro del volante. Siguió luego las evoluciones del modelo francés, adoptando, así, tres embellecedores cromados en vez de seis –como ocurría en Francia desde el Salón de París de octubre de 1953– e incorporando también el nuevo cuadro de mandos –tipo capilla– presentado en Francia dos años después en el mismo salón.
Mecánicamente, el 4/4 disponía de un motor de 747 cc de cilindrada y 4 cilindros, que rendía 21 caballos. Externamente se diferenciaba del francés en su parte trasera, en los respiraderos inferiores horizontales de tipo orejas, así como en los seis agujeros redondos a cada lado, propios del denominado capilla.
Este singular vehículo que triunfó en el mercado del automóvil en la España de los años 60 anuncia, también, la nueva exposición que el MHAS prepara para este verano.