Esta procesión es conocida popularmente como la procesión de ‘Las capas pardas‘, debido al hábito que presentan los hermanos.
Ayer recorría las calles de Zamora la más imponente y sobrecogedora procesión de cuantas componen la semana santa de este viejo Reino de León bajo un absoluto silencio solo roto por el sonido del bombardino, las matracas y el canto del miserere.
Vestidos con capa alistana y portado un farol de hierro forjado esta procesión intimista, a imagen de las procesiones de la zamorana comarca de Aliste, con ambiente y elementos rurales de una estética incomparable salía a media noche de la Iglesia de San Claudio de Olivares para seguir por la plaza de San Claudio, avenida de Vigo, subir la cuesta de Pizarro, rúa de los francos , plaza San Ildefonso y plaza de fray Diego de Deza en donde se rezó el vía crucis al paso de la procesión.
Tras el rezo el cortejo continúo por la plaza Arias Gonzalo, calle Obispo Manso, plaza Antonio del Águila, puerta del Obispo, trascastillo, Santa Colomba y Rodrigo Arias para llegar a la plaza de San Claudio en donde se ha entonado el “miserere popular alistano” y llegar al templo de salida.
Los cofrades desfilaban dispuestos en forma de cruz, con las matracas anunciando el paso de la procesión.
Un bombardino y un cuarteto de viento han intepretdo piezas fúnebres a lo largo del recorrido, marcado por las calles en torno al Castillo, siendo su momento más bello y arriesgado el paso bajo la Puerta del Obispo.