Versión clásica

Como inaugurar un albergue y no morir en el intento

Recuerdo que desde siempre se ha usado una maldición que se decía a quien no querías bien como signo de desearle que las cosas le fueran lo peor posible “ojala entren los albañiles en tu casa”.

muralla leonesaEsta frase a todas luces inocente tiene un trasfondo de verdad importante, pero si vuestra intención es montar un negocio de hostelería, antes que a los albañiles tienes que sufrir un sin fin de calamidades, tales, como que los bancos no sueltan un duro, que el arquitecto no termina el proyecto, que no te llegan las tan ansiadas licencias, etc…, lo cual demuestra que “unos cardan la lana y otros se llevan la lana”, en resumen, sabes cuando empiezas pero no cuando terminas. Os pondré en antecedentes.

Nos menos embarcado un cuarteto de “locos” emprendedores en la construcción de un Albergue Juvenil y de Peregrinos en la ciudad de León, junto a la Plaza Mayor y partiendo de la adquisición de una casona del 1900 construida con ladrillo macizo “como el de antes”, asentada sobre la centenaria Cerca Medieval de la ciudad y que nos recibe con una preciosa escalera señorial de madera y forja a juego con las ventanas de la fachada exterior.

La casa en cuestión cuenta con tres alturas y dos viviendas en cada una de ellas, total seis viviendas que suman más de 350 metros cuadrados útiles y rematada con un bonito patio interior en la parte trasera, ideal para las noches de verano.

Todo fantástico, nos gusta la casa aunque este para restaurar, nos gusta la situación y nos gustan las posibilidades de distribución interiores. Pues nada a intentar comprar, tarea nada fácil en estos momentos (no por parte del vendedor como podéis imaginar), pero tras muchas vicisitudes, miles de papeles, avales y meses de espera “milagrosamente, prueba superada”.

Con la reforma el edificio anteriormente residencial, este pasará a ser un Albergue Juvenil y de Peregrinos con capacidad para 80 personas y con diversas posibilidades de distribución al poder usarse cada uno de los pisos de forma independiente y contar con habitaciones dobles, triples y muralla leonesamúltiples para poder albergar cualquier tipo de grupo.

Aparentemente lo tienes todo perfectamente controlado, tus planos visados, tus licencias aprobadas, tus presupuestos estudiados, tus plazos marcados para inaugurar, etc… “pero hay amigos y amigas”, los albañiles entran por la puerta y de repente te encuentras con la cruda realidad, “esta viga está podrida”, “el suelo no se puede salvar”, “uf, el yeso de las paredes se te cae”, “en el sótano hay humedades”, etc, etc, etc… todo lo planificado durante meses se te viene abajo.

Con esto llega un primer momento de asombro, “como no lo había visto”, después de cabreo “me cagüen la leche”, tras el cabreo la inevitable depresión “para que me habré metido en esto”.

Pero si sales de vivo de este complicado proceso mental y dices algo muy leonés, “tiro p`lante, alguien pagará la última deuda” o “me lío la manta a la cabeza”, consigues renacer cual Ave Fénix y ver el futuro con pleno optimismo y encarar la obra de remodelación como a un Vitorino “cara a cara” cuan José Tomas de los emprendedores.

La susodicha obra la comenzamos en el lejano enero de este año  vaciando la casa primero de todos sus enseres acumulados durante  más de 100 años, cocinas bilbaínas, cientos de botellas de vidrio, cajas de cartón, muebles de la postguerra, basura varia, etc…, ni sé las furgonetas y camiones diversos que se usaron para tal fin.

Tras esto, en febrero se procedió a desescombrar el edificio, más de un mes sacando escombros, era como un pozo sin fin, de hecho, estamos casi seguros que  la empresa de contenedores nos nombró clientes del mes, al estilo de las grandes cadenas norteamericanas, y yo que pensé que en cuatro días estaba listo, “tonto de mí”.

Una vez saneado todo el edificio, comienza uno de los momento más emocionante del proyecto, la puesta del primer ladrillo, por fin la obra va murallaalberguecogiendo forma, se ve el avance, lo dibujado en los planos se puede tocar, los suelos están echados, los tabiques crecen y con ellos la silueta de las habitaciones, los pasillos y los baños hacen que lo que tanto has imaginado en tu mente es al fin una realidad.

Todavía nos quedan unas semanas para terminar pero ya se va viendo que todo el esfuerzo realizado hasta el momento merece la pena, encontrar el lugar y la casa idónea, la financiación, las licencias administrativas (esto merece un artículo aparte, bastante más extenso), el constructor, etc… y el ansiado comienzo de la obra que está a punto de concluir.

Ha sido un año de altibajos, pleno de momentos de euforia en contraste con otros  de profundo desasosiego tras algún contratiempo en la obra, pero estos malos momentos siempre los hemos afrontado con ilusión y lucha, mucha lucha, cual defensores de su fortaleza convertida en idea, entregando sangre, sudor y lágrimas en vez de puñal como hizo Guzmán el Bueno en su defensa de la Ciudad de Tarifa convertida en ya gesta.

muralla leonesaPero como una imagen vale más que mil palabras, si queréis ver como va la evolución de la reforma del albergue, las fotos desde el comienzo de la obra hasta hoy mismo están colgadas en la galería de la  web: http://www.alberguemurallaleonesa.com

Con esto termino, y que lo anteriormente escrito no os desanime, sino al contrario, las  zancadillas en el camino deben servirnos para aumentar nuestro esfuerzo en saltarlas y no para  caernos.

Esperamos que vengáis a visitarnos al Albergue Muralla Leonesa, sito en la calle Tarifa, 5 de León, junto a la Plaza Mayor y a dos minutos de la Catedral.

Ah, y si además quieres dormir sobre los restos de la  muralla medieval  construida en el siglo XIII, este es vuestro sitio (perdonar el spot publitario).

Un saludo.

Pd. Si esto lo leyera algún responsable de las administraciones local, autonómica o nacional, recordarles que no estaría de más que echarán un mano a todos los nos estamos dejando la vida por levantar un proyecto del que poder intentar vivir.

Texto y fotografía: R. Álvarez

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