El castillo de Alange es un castillo medieval ubicado en el municipio de Alange, en la provincia de Badajoz, elevándose sobre el Cerro de la Culebra a 485 m (de ahí que también sea denominado como Castillo de la Culebra) de fuertes y abruptas pendientes de roca cuarcítica.
En lo alto del cerro de la Culebra se encuentra el castillo de Alange, fortaleza estratégica del siglo IX y lugar de batallas para árabes y cristianos. Este castillo levantado por los árabes en el siglo IX, se alza en un cerro rocoso, sobre el río Matachel, a orillas del embalse de Alange.
Desde los restos de esta fortaleza se pueden divisar los castillos de Hornachos y de Montemolín. Al situarse unos 200 metros sobre la planicie extremeña también se divisa con facilidad no solo la villa de Alange en dirección este, sino toda la comarca en un ángulo de 360.º: Mérida y la desembocadura del río Matachel en el Guadiana al norte, la imponente presa de Alange al oeste y los límites más septentrionales del pantano y Almendralejo al sur.
Esta fortaleza defensiva se encuentra en un punto estratégico desde el que se controlaba el acceso a la Vía de la Plata. Su inaccesibilidad lo convierte en un lugar privilegiado. Fue testigo de numerosas batallas y asedios entre moros y cristianos.
Los orígenes del castillo de Alange se remontan a épocas de la Hispania romana. Por aquel entonces la fortaleza era conocida como Castrum Colubri, del que derivaría el nombre de culebra. Con la conquista de la península por los árabes el castillo es reconstruido sobre la fortaleza romana en el siglo ix, en torno al año 850 por Hixn-al-Hanash, del que deriva el nombre de Alange (al-Hanash o al-Hanx derivó posteriormente en al-Anj ).
Durante su etapa musulmana participó en la rebelión encabezada por Ibn Marwan, que fue perseguido por el emir Muhamad I y sitiado aquí. La presencia cristiana data del año 915, cuando el rey Ordoño I lo asalta.
A partir del siglo XIII, entre el año 1243 y 1245, el castillo es conquistado por la Orden de Santiago bajo orden de Fernando III de Castilla, estableciéndose la encomienda de Alange en su proximidad. El castillo tuvo utilidad hasta el 1550, año en el que fue abandonado.
Se podía acceder a él a través de una calzada que llegaba a lo más alto del cerro y por medio de un arco labrado al este de la muralla, conocido como la Puerta del Sol. Entre la historia que albergan las paredes de esta fortificación destaca la presencia del caudillo árabe Ibn Marwan, que se refugió tras los muros del castillo durante tres meses ante el ataque de los cristianos y finalmente se rindió
Son las modificaciones cristianas hechas en mampostería y ladrillo, y realizadas sobre la obra musulmana, las que se pueden observar en la actualidad. En particular queda en pie la Torre del homenaje y parte de las murallas, así como la Puerta del Sol; arco a través del cual se accedía y se accede actualmente al interior del castillo desde Alange.
Aunque el castillo fue una gran fortaleza, actualmente solo se conservan tres torres y la torre del homenaje, hecha de recios muros de ladrillo y con numerosas ventanas con arcos en forma de herradura. También se conservan aljibes de la época islámica.
La Batalla campal de Alange
En la Batalla de Alange, ocurrida el 15 de marzo de 1230, los efectivos musulmanes sufrieron una derrota completa y salieron en desbandada perseguidos por los leoneses, resultando el mismo emir Ibn Hud herido. Según Moreno de Vargas, el ejército leonés infligió una gran matanza en los musulmanes que huían hacia Badajoz a una legua de Mérida, en el denominado «Valle de la Matanza».
Una fecha y una batalla muy desconocida para los leoneses que supuso la toma de Mérida y Badajoz por las tropas leonesas y en las que, así hay que reconocerlo, las milicias zamoranas situadas en vanguardia fueron absolutamente decisivas. Como resultado de esta batalla y del arrojo de dichas milicias, el rey Alfonso premió a Zamora colocando en su escudo el Puente de Merida. «Zamo[ren] sesfueruntuictores in prima acie».
Recientemente, esta gesta, olvidada y que había pasado desapercibida para los leoneses ha sido reivindicada por diversos autores y entidades como las asociaciones «Raigañu» de León, la badajoceña «Alfonso IX», Miguel Ángel de Diego Núñez de Salamanca o Ricardo Chao de León, entre otros, los cuales han contribuido a visibilizar la importancia de esta batalla.
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