El artista lacianiego ha donado a la Facultad de Ciencias del Trabajo una escultura que representa una cabeza de vaca, un tributo a la raza mantequera, y cuya pieza se presentó ayer en un acto presidido por el vicerrector de Infraestructuras, Ramón Ángel Fernández, y el decano, José Gustavo Quirós.
La Facultad de Ciencias del Trabajo de la Universidad de León (ULE) fue escenario este pasado viernes de la inauguración de una pieza escultórica donada por el artista lacianiego Lolo Zapico y que representa una cabeza de vaca. Una obra que se suma al patrimonio artístico de la Universidad de León (ULE). El acto contó con la asistencia del vicerrector de Infraestructuras y Sostenibilidad, Ramón Ángel Fernández, el decano de la Facultad, José Gustavo Quirós Hidalgo, y el propio artista que decidió donar esta pieza escultórica a la ULE por la amistad que mantiene con Quirós.
Ubicada en un pequeño patio de piedras blancas en el interior de la Facultad y junto a la entrada del Salón de Grados de las facultades de Derecho y Ciencias del Trabajo, esta cabeza de vaca -según Lolo Zapico- pretende “ser un homenaje a la raza mantequera lacianiega, procedo de una familia minera y ganadera y crecí rodeado de vacas, además tengo la suerte de vivir en San Miguel de Laciana donde hubo la primera fábrica de mantequilla de la comarca”. Además de tener una escultura en la ULE “que es una suerte porque no todo el mundo puede tener obra en universidades”, Zapico cuenta con otras dos obras en dos sedes de la Universidad Carlos III de Madrid, “a donde llegué por mi amistad con Gregorio Peces Barba”.
Tras la presentación de Gustavo Quirós quien destacó del artista numerosos premios y reconocimientos «en León, a nivel nacional y fuera de España» que avalan el hecho de pase a «formar parte del patrimonio artístico de la Universidad de León», Lolo Zapico ofreció un recorrido vital que sirvió para comprender su quehacer artístico de hoy y cómo el azar y la constancia le llevaron a la pintura y la escultura. Lolo Zapico abandonó durante un tiempo la actividad artística para acometer una Ingeniería Técnica de Minas y trabajar en una empresa en Villablino. Por suerte para el arte, el también artista lacianiego y reconocido internacionalmente, Eduardo Arroyo, le convenció para que volviera a la pintura, a la que también se ha sumado la escultura, dos disciplinas en las que Zapico ha dejado su sello personal.
Sus primeras obras le llevaron a su serie de ‘espantapájaros’, como el que se puede contemplar en la entrada del pub La Lola, propiedad de la familia Quijano, y de ahí saltó a la escultura tras un encargo para el centro gastronómico El Capricho de Jiménez de Jamuz. “Ahora estoy metido en otro tipo de esculturas que representan cabezas de vaca, de caballo, de toro y de bisonte”, obras que realiza con piedras que recoge de los ríos de su comarca y de la costa asturiana y sobre las que no interviene “porque la forma llega por la erosión del agua, el viento y los golpes con otras piedras”.
En la actualidad, Lolo Zapico tiene pendiente un proyecto importante que se encuentra en manos de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León y que viene a relacionar la actividad tanto pictórica como escultórica del lacianiego con el arte rupestre. “En el Museo de Palencia, donde inauguramos la semana pasada, se exponen unas 25 esculturas de las 150 que tengo de cabezas de vaca y de caballo”. Escultura que en ningún caso han sido manipuladas con posterioridad, y que ha descubierto en los ríos y playas. “De ahí la comparación con el arte rupestre”, indicaba ayer el artista.