El viernes las estrellas del día fueron los gigantes de los protagonistas del Cerco, realizados por Capitonis Durii que se expusieron en la plaza mayor
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La Ciudad de Zamora conmemoró el 950 aniversario del Cerco que sufrió durante siete meses y seis días en 1072 con una recreación histórica y un mercado medieval.
El mercado se asentó entre la Plaza Mayor y las plazas de Viriato y Claudio Moyano, mientras que las recreaciones del Cerco tuvieron como escenarios el Campo de la Verdad y la zona del Castillo.
De jueves a domingo Zamora recreo el ambiente medieval en torno a la historia del Cerco y para ello engalanó sus calles con gallardetes y banderines con motivos sacados de diversos beatos y códices medievales. No en vano la cercana localidad de Tábara fue un importante centro monástico de amplia resonancia en el Reino de León, conocido como San Salvador de Tábara y en cuyo scriptorium se copiaron e iluminaron una serie de Beatos y en particular el conocido como el Beato de Tábara. Señalar que el Ayuntamiento de Zamora se engalanó con reposteros con los Reyes de León, alguno de ellos copiados del Libro de las Estampas custodiado en la Catedral de León.
Además de las actividades de animación de calle, pasacalles, teatro infantil, exhibiciones de aves rapaces o una exposición de manuscritos medievales, que se ofrecieron en el marco del mercado, se ha revivido la historia del Cerco, con recreaciones históricas incluido un torneo medieval en el Campo de la Verdad que en la presentación del programa de actos, el concejal de turismo Christpoh Strieder calificó como «un espectáculo fascinante, con jinetes, caballos, escuderos y un narrador que irá comentando los acontecimientos».
Durante este fin de semana se han recreado diversos episodios del Cerco de Zamora, con la participación de los grupos de teatro Capitonis Durii, Juan del Enzina, Natus Teatro y Atrezzo reviviendo diferentes actos del Cerco, además de las «justas» que el sábado recrearon el desafío del castellano Diego Ordoñez a los hijos de Arias Gonzalo en el Campo de la Verdad, junto a la iglesia de Santiago de los Caballeros. Sorprendió gratamente la narración del locutor azuzando a los zamoranos contra los invasores castellanos cuando el siniestro retador el caballero castellano Diego Ordóñez de Lara hacia trampas o provocaba al publico que llenaba el palenque del Campo de la Verdad.
Al lado del palenque se encontraba el campamento del agresor Sancho II en dónde se desarrollaron actividades de arquería, de «el ducado del Rey» y de «la herradura». En tal sentido desconocemos el resultado de la actividad «alístate en el ejercito del Rey Don Sancho» que publicitaba en el folleto promocional, aunque a juzgar por la actitud de los zamoranos animando a sus héroes los hermanos Arias y a su señora doña Urraca, mucho me temo del fracaso de la iniciativa
Igualmente se recrearon los intentos de asalto al Castillo, «dentro del asedio que pudo ser y nos imaginamos, porque realmente no hay ningún documento histórico que narre como fue ni de qué manera; lo que sí sabemos es el resultado», recordó la concejala de Cultura Mª Eugenia Cabezas en el acto de presentación.
También hubo una recreación de la salida de los zamoranos contra el campamento real del atacante Sancho II por lo que más que una sola recreación se repitieron a lo largo del mercado diferentes momentos de la historia del Cerco, incluida la anteriormente citada recreación del campamento medieval castellano en la zona de Santiago de los Caballeros, donde los zamoranos y visitantes han podido interactuar con los recreadores, ataviados con trajes de la época y otros elementos medievales, que ayudaron a entender cómo era la vida militar en el Reino de León.
El viernes las estrellas del día fueron los gigantes de los protagonistas del Cerco, realizados por Capitonis Durii que se expusieron en la plaza mayor. Así pudimos ver a Doña Urraca, Sancho II, Bellido Dolfos, Diego Ordóñez de Lara, Arias Gonzalo y el hijo de este Pedro Arias.
Si sorprende el escaso protagonismo dado a Bellido Dolfos, verdadero protagonista del hecho histórico y que con su valerosa acción libró a Zamora del cerco castellano.
Finalmente reseñar que el mercado medieval acogió unos 150 puestos de un variado tipo de productos (incluyendo entre otros un puesto de mojitos y otro de salchichas alemanas), mientras que alrededor de otras 150 personas han participado en el programa de actividades complementarias, entre grupos teatrales, recreadores y animación de calle, etc.
Historia del Cerco
A la muerte de Fernando I de León en el año 1065, éste repartió su reino entre sus hijos, otorgando a Sancho el condado de Castilla en calidad de reino, a García el reino de Galicia, y a Alfonso el reino de León.
No obstante, a Sancho, como primogénito, no le debió parecer justo que se le otorgase Castilla, al considerar que se le estaba desposeyendo de León, que había sido el reino más importante de los que integraban la corona de Fernando I, y al que consideraba tenía derecho como primogénito.
Así, en el año 1065 comienza a reinar Sancho II en Castilla hasta que, tras la muerte de su madre la reina Sancha de León, comienza a reclamar para sí el reino de León que había sido asignado a su hermano Alfonso, comenzando las hostilidades entre ellos.
Sancho II sorprendió a Alfonso en la Batalla de Llantada, en la cual Sancho puso en fuga a su hermano y a las tropas leonesas. Alfonso, tras regresar a León, se enfrentó de nuevo a Sancho en la Batalla de Golpejera, resultando preso Alfonso, que luego fue desterrado, posiblemente por la intervención de Pedro Ansúrez, y pidió asilo en la taifa de Toledo donde reinaba Al-Mamún de Toledo. Sancho entró en la ciudad de León incorporando este reino a su jurisdicción.
Previamente, Sancho ya se había hecho con el control del reino de Galicia, regido hasta el año 1071 por su hermano García, habiendo seguido García con un contingente militar a las tropas de Sancho hacia Portugal, donde le presentó batalla en Santarém, hecho que acabó con el apresamiento de García de Galicia.
Ahora quedaba expedito el camino a las posesiones de sus hermanas Elvira en Toro y Urraca en la vecina ciudad de Zamora. Urraca no aceptó integrarse en el reino de Castilla y Sancho asedió la plaza, que no se rindió ante las tropas castellanas, que la acabaron asediando.
Los zamoranos, en previsión del ataque que se avecina, eligen como su caudillo a Arias Gonzalo y de esta forma pueda defender a su señora Urraca. Mostrando iniciativa Urraca desafió a Sancho antes de sufrir el ataque de las tropas de su hermano.
Siete meses y seis días dura el asedio a Zamora, ganándose la frase de «no se ganó Zamora en una hora».
El caballero Vellido Dolfos, partiendo desde el interior de la ciudad, consigue los favores de Sancho II y finalmente lo asesina a pie de la muralla el 6 de octubre de 1072 (en un lugar conocido en la actualidad como Cruz del Rey Don Sancho).
Momentos después se adentra en la ciudad por una abertura del lienzo del muro de la ciudad, conocida tradicionalmente como Portillo de la Traición, hasta que el Ayuntamiento de Zamora decidió por unanimidad cambiarlo en 2010 por el de Portillo de la Lealtad.
El caballero Diego Ordóñez de Lara, ante las murallas, insulta a los habitantes de la ciudad por la cobardía ante el regicidio.
Arias Gonzalo recoge la afrenta, pero tiene prohibido el confrontamiento y es por esta razón por la que envía a sus hijos, que uno a uno van cayendo. Esta situación se encuentra descrita en los cantares de gesta, así como en el Cantar de Sancho II.
Las consecuencias del cerco de Zamora finalizan con la denominada Jura de Santa Gadea, una leyenda medieval transmitida por el Romance de la Jura de Santa Gadea, en la que se narra el juramento que supuestamente hubo de prestar el rey Alfonso VI el Bravo en la iglesia de Santa Gadea de Burgos, a finales del año 1072, a fin de demostrar que no había tomado parte en el asesinato de su propio hermano Sancho II.
Este hecho parece que no se produjo históricamente en Burgos sino en la iglesia de Santiago de los Caballeros en Zamora, la misma en la que se armó caballero el Cid Campeador y en la que Alfonso VI y el Cid asistían a misa en la infancia de ambos.
El reto de Diego Ordóñez de Lara
Arias Gonzalo, aristócrata y militar zamorano, albacea del rey Fernando I de León esta considerado como zamorano fiel y leal, por mandato de Fernando I Rey consorte de León y conde de Castilla, se convirtió en depositario de las últimas voluntades del rey. Se encargó del cuidado y educación de sus hijos que se criaron en unión del Cid en el edificio situado junto a la puerta de Olivares u Óptima, convirtiéndose más tarde en preceptor de la infanta Doña Urraca de Zamora y en gobernador de la ciudad en 1072.
Su protagonismo lo adquiere en el momento de iniciarse el Cerco de Zamora por Sancho II, en el que, tras el magnicidio de éste a manos de Bellido Dolfos y el reto del capitán Diego Ordóñez a la ciudad, el viejo Arias será el primero en defender el honor de Zamora. Al no permitirle luchar doña Urraca, envió uno tras otro a tres de sus hijos a batirse en duelo. Tres mueren combatiendo frente a Ordóñez en el Campo de la Verdad, pero el último derrota a Ordóñez antes de morir, salvando así la honra de la ciudad. El sábado los zamoranos pudieron presenciar la recreación de este hecho.
Los cabezudos de Capitonis Durii
Este grupo nace en el 2005 con temática medieval, creada para reforzar la ruta ‘Medievalia’ que llevaba entonces a cabo el grupo de teatro Tizona. Cuatro cabezudos comienzan a asentar el camino de forma paulatina. En el año 2006 se proyecta la idea de dos gigantes, símbolos del episodio histórico conocido como El Cerco de Zamora. Estos serían Arias Gonzalo y la reina Doña Urraca.
Posteriormente se estrenan dos nuevos gigantes, el Cid y Bellido Dolfos, en 2009, gracias a la participación de diversas empresas e instituciones locales a las que se sumaron las aportaciones individuales de los socios. Estos últimos realizados por el escultor zamorano Jaime Domínguez, quién en 2016, regala a la agrupación su quinto gigante, el Rey Don Sancho.
Durante el 8 de septiembre de 2018, Pedro Arias, gigante de menor envergadura, se estrena en la emblemática cuesta de Balborraz siendo el último en unirse a la familia y dando la posibilidad a los más jóvenes de incorporarse como cargadores de gigantes y dar vida al romancero zamorano a través de sus figuras más representativas.
Las figuras de los gigantes están realizadas en fibra de vidrio sobre una estructura de aluminio y con un peso de cincuenta kilos y cuatro metros de altura. Todas sus vestimentas se basan en modelos originales que abarcan desde el siglo XII hasta el XIV encontrados en diversas colecciones, ilustraciones de códices, así como en bajorrelieves románicos y góticos. La mayoría han sido confeccionados por la Agrupación Belenista La Morana y diseñados por Francisco Iglesias Escudero.
Los «gigantes» tienen una altura desproporcionada, creando un efecto de nobleza, las figuras están construidos con diversos materiales tanto poliéster, cartón-piedra como últimamente fibra de vidrio. El interior está realizado o con cañizo, madera, hierro y aluminio.