Algunos autores la suponen nacida el 12 de abril de 1204, aunque se sabe muy poco a ese respecto. Hija de Alfonso IX de León y de su segunda esposa Berenguela de Castilla
A primera vista, seguro que alguno de nuestros lectores, al ver el nombre, ha podido pensar en otro personaje muy diferente, en verdad, al que vamos a intentar glosar en el día de hoy.
No nos sorprende, en absoluto, puesto que el nombre de Berenguela o Berengaria fue, en un momento concreto de la Edad Media, muy utilizado.
Algunos etimólogos creen ver en este nombre una reminiscencia del de Berengario o Berenguer que derivaría del germánico “benin-gari” (lanza del guerrero) o quizá del de “warin-gari” (lanza protectora) o incluso de un apelativo compuesto por “ber” (oso) y “gair” (lanza). De cualquier modo, fue un nombre que hizo fortuna en los diferentes reinos de la Península
Así tenemos, por ejemplo, Berenguela de Barcelona, hija de Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, y Dulce de Provence, hermana de Ramón Berenguer IV y primera esposa de Alfonso VII, el Emperador; Berenguela de Castilla, hija de Alfonso I de Castilla y de Leonor de Plantagenet, esposa de Alfonso, el Legislador, de León; otra Berenguela de Castilla, hija de Alfonso X el Sabio y de Violante de Aragón que, hasta el nacimiento de su hermano, el infante Fernando de la Cerda, fue la heredera al trono; Berenguela de Navarra, hija de Sancho VI de Navarra y Sancha de Castilla, que casó con Ricardo Corazón de León, etc.
La Berenguela que vamos a exponer en el día de hoy, sin embargo, no es ciertamente muy conocida, pero merece la pena que se le haga un sitio en la historia leonesa.
Algunos autores la suponen nacida el 12 de abril de 1204, aunque se sabe muy poco a ese respecto. Hija de Alfonso IX de León y de su segunda esposa Berenguela de Castilla, era, por lo tanto, hermana de los otros cuatro hijos que habían nacido de este matrimonio: Leonor, Constanza, Fernando que sucedería a su padre, y Alonso, el señor de Molina y Mesa; de hecho, la más pequeña de todos ellos.
Sabemos también que nuestro Alfonso fue, además, muy prolífico y se le han llegado a atribuir hasta 17 hijos, en sus varias relaciones tanto con esposas legítimas como en sus diversas aventuras amorosas, de las cuales, la más dilatada en el tiempo fue la que mantuvo con la noble portuguesa Teresa Gil de Soverosa (entre 1218 y la fecha de su muerte, en 1230) y de la que tuvo 4 hijos más.
Situada ya nuestra Berenguela de León, digamos que, en 1224 (por lo tanto, con unos 20 años) casó con Jean de Brienne, rey regente de Jerusalén y posteriormente regente del Imperio latino de Constantinopla.
Juan era el menor de los cuatro hijos varones que habían tenido Erardo II, conde de Brienne e Inés de Montfaucon y había nacido alrededor de 1170. Como la mayoría de los segundones de una familia importante, estaba destinado a una carrera eclesiástica, algo que el joven rechazó desde un principio y, para forjarse una buena reputación como caballero, se dedicó a frecuentar los torneos más importantes de Francia.
Sabemos que este enlace tan particular se debió al hecho de que el citado Jean de Brienne, haciendo el camino de Santiago, entró en relación con la casa de León que, en aquel momento, ya no obraba en manos de Berenguela, la madre de la joven, puesto que, en 1204, el papa Inocencio III había anulado el matrimonio por razones de parentesco. Hay que señalar, sin embargo, que su antecesor, el famoso cardenal Orsini (Celestino III), que tanto odio profesara al Reino de León, lo había considerado válido…
En ese momento, la enemistad ya era manifiesta entre Alfonso y Berenguela por haber renunciado esta al trono de Castilla en favor de su hijo Fernando; así, el rey propone al francés, como esposa, a su hija mayor, Sancha, habida de su primer matrimonio con Teresa de Portugal. Berenguela, por su parte, hace lo mismo y ofrece a su hija de igual nombre que ella, la joven Berenguela; la decisión de Jean de Brienne, en esta tesitura, es elegir a la menor de las dos, que es 10 años más joven que su media hermana.
Jean de Brienne, en ese momento, tiene ya, aproximadamente, 54 años y la experiencia de dos matrimonios previos. El primero con María, denominada la Marquesa, hija única de Isabel de Jerusalén y de su segundo marido, Conrado de Motferrato. Esta María heredaría el patrimonio de su madre, es decir, el gobierno del Reino de Jerusalén.
Fallecería en 1212 y su marido se casaría, dos años más tarde, con Estefanía de Armenia, única hija de León II de Armenia y de su primera mujer, Isabel, emparentada con Sibila la tercera mujer de Bohemundo III de Antioquía. Grandes familias todas ellas como constatamos.
La boda entre Jean y Berenguela tuvo lugar en Toledo y, como fruto de esa unión, nacieron cuatro hijos: María de Brienne, (1225-1275), Alfonso de Brienne (como su abuelo), (1228-1270), que casará con Maria de Issoudon, condesa d’Eau y que será nombrado por Luis IX de Francia gran chambelán.
Posteriormente, nació Luis de Acre, (1230-1296) que casó con Jeanne, señora de Chateaudun, hija de Godofredo VI, y sobre 1235 vendría al mundo el más pequeño, Juan de Acre (1235-1263, casado con Agnes de Beaumont y que se convirtió en Vizconde de Beaumont y que llegó a ser gran mayordomo de Francia.
La situación de interinidad y de minoría de edad de los herederos del Reino de Jerusalén hicieron que Jean de Brienne fuera nombrado co-emperador, lo que le facilitó casar a su hija María con el joven Balduino, que reinaría con el ordinal segundo en Jerusalén entre 1118 y 1131.
El propio Jean será coronado emperador de Constantinopla, en la iglesia de Santa Sofía, en el otoño de 1231, entre las luchas de los unos y los intereses de los otros (especialmente los venecianos, el emperador de Nicea, Juan III Vatatzes, y los caballeros franceses que, ante las dificultades de la empresa, tomaron la decisión de volver a su país).
Jean de Brienne, después de una vida harto azarosa y llena de aventuras y de momentos de gloria, acompañados por otros en los que algunas fuentes llegan a describirle casi como un mendigo, falleció entre el 19 y el 27 de marzo de 1237. Contaba, entonces, con 67 años. Su esposa, Berenguela de León fallecería pocos días más tarde, en concreto el 27 de abril. Tenía, apenas, 31 años.
Algunos autores aventuran que, en la etapa final de su vida, Juan se habría hecho fraile franciscano. Señalan que el empeoramiento de su salud le habría llevado a tomar dicha decisión, impulsado, además, por un viejo peregrino al que, algunos, llegaron a interpretar como una señal del cielo, un mensajero para decidirle a expiar sus pecados. Como tal monje, habría sido enterrado en la iglesia franciscana dedicada a San Francisco de Asís que él mismo había ordenado construir durante su reinado
Lo que sí hay de cierto es que fue el único emperador latino que murió en Constantinopla, acompañado por una Berenguela leonesa, hija de Alfonso el Legislador, como hemos señalado. Hasta tan lejos había llegado el recuerdo del Reino de León… aunque algunos sigan intentando convencernos de lo contrario.
- Textos: Hermenegildo López
- Fotografías: Martínezld