Versión clásica

El Cabo Fisterra o el fin del mundo.

Fui a un Jacobeo acompañando a un grupo a Santiago de Compostela y el grupo decidió  llegarse hasta Finistierre. Era uno de esos típicos días gallegos de leve llovizna, un día gris y oscuro. De vez en cuando paraba de lloviznar y algún rayo de sol se colaba entre las nubes. El mar estaba en calma a pesar de estar en la Costa de la muerte. Me senté mirando al horizonte. Fué una experiencia casi mágica.

Cablo FISTERRA enrendandoFisterra fue considerado durante la Antigüedad como el fin del mundo conocido. De hecho, su posición geográfica y los impresionantes atardeceres hicieron creer a Décimo Junio Bruto (general romano que dirigió la conquista de Galicia) que este era, efectivamente, el lugar donde moría el sol. Los alrededores de este cabo han sido un lugar mágico desde antiguo, pues se cuenta que en este lugar se encontraba la Ara Solis un altar donde, según dice la leyenda, los fenicios practicaban el culto al sol. Así pues, os animamos a hacer un recorrido por este rincón de nuestras costas donde la magia del lugar guiará vuestros pasos.

Cabo Fisterra

Los romanos pensaban que este era el punto más occidental de la tierra y, por tanto, el mundo se acababa aquí. Era el «finis terrae» ¿Por qué alguien querría ir al fin del mundo?

Tal vez porque Cabo Fisterra esconde el verdadero secreto de la Costa da Morte: paisajes agrestes y playas impresionantes, unas (al abrigo del cabo) de aguas tranquilas y otras de fuerte oleaje como Mar de Fora, una de las playas más o FISTERRA enrendandosalvajes de Galicia. Y la gran atracción de todos los tiempos, la puesta de sol sobre la inmensidad del óceano, el mar del fin del mundo.

Sea por curiosidad o por vivir una aventura, Cabo Fisterra fue un imán desde la más remota antigüedad, atrayendo a viajeros de lejanos países y también, con peor fortuna, a tantos barcos que naufragaron en sus aguas.

Hoy, con su potente faro, Cabo Fisterra sigue ejerciendo un atractivo especial sobre los peregrinos del Camino de Santiago, que no dan por finalizado su viaje hasta llegar aquí. Por algo será.

Faro de Cabo Fisterra

Es muy probablemente el más visitado de Europa así como el más próximo a América. Construido en 1853, a 138 metros sobre el nivel del mar. Considerado el cabo del fin del mundo «Finis Terrae». Durante miles de años se pensó que más allá de él tan sólo existía una sima acuosa en la que el sol se apagaba cada noche y a través de la cual se llegaba a una región de tinieblas poblada por o FISTERRA enrendandomonstruos marinos.

Es el faro situado más al oeste de Europa, con una torre octogonal, la casa del farero y una plaza de homenajes ofrendada al general San Martín y a la que se denomina, Plaza de la República Argentina. Se dice que con días claros se llega a observar la raya de Portugal.

Es conocido por todos los navegantes del mundo, por su importancia como medio de advertencia de la proximidad de una costa sumamente peligrosa (su luz llega a alcanzar 65 Km de longitud), así como por la fama de traicionera de esta zona marítima.

El fin del Camino

La condición de “fin de la tierra” es también un aliciente para emprender el Camino de Santiago, pues todo viajero desea llegar siempre más allá, hasta el final del camino. Ya el historiador romano Lucius Florus cuenta como los legionarios de Roma contemplaron con temor sagrado la puesta de sol sobre el océano, cuando alcanzaron el Finis Terrae, en el siglo II a. C. El Finis Terrae, Finisterre o Fisterra, como se denomina en Galicia, se convirtió desde entonces en un lugar obligado para todo el que hizo ya la Ruta Jacobea.

Si la ruta de Santiago a Fisterra se hace por la costa, el viajero encontrará en Noia una pequeña Compostela. Fue precisamente un arzobispo francés, Berenguel de Landoire, el que, mal recibido por los santiagueses, estableció allí su residencia habitual, construyendo iglesias y palacios. En la boca de la ría se agrupa el caserío de la villa marinera de Muros, y en seguida la costa abierta hacia Fisterra. Una costa con amplios arenales abiertos al océano y elevados montes a la espalda. El más impresionante por sus altos y misteriosos peñascos de granito rosado es el Monte Pindo, el Olimpo Celta de los gallegos. Y, por fin, la villa de Fisterra, alrededor de su plaza del Ara Solis, nostálgico recuerdo del altar levantado por los romanos para adorar la puesta del sol.

El camino que lleva al extremo del cabo arranca junto a la iglesia románica de o FISTERRA enrendandoSanta María das Areas, donde se conserva la imagen del Santo Cristo da Barba Dourada, de incontables leyendas. En la parte más alta del monte, había una ermita y unas piedras talladas que daban al lugar un carácter sagrado.

Ahora un faro orienta el incesante desfilar de navíos por uno de los lugares de más intenso tráfico marítimo del mundo. Hoy ya no estamos en el fin de la tierra, pero sí en el fin del Camino de Santiago. Sólo falta regresar. Regresar de Santiago contentos y satisfechos. El haber hecho el Camino de Santiago es una condecoración que se puede ostentar siempre con orgullo. Si se ha llegado hasta Fisterra, con más razón.

Fuente y mas info: http://www.turgalicia.es

Fotografías: Martinezld

 

 

o FISTERRA enrendando

 

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