Versión clásica

El rey Ramiro II «El Grande» de León, «el invicto» de Simancas

En el presente libro (su sexto libro de historia) el autor tiene el placer, perseguido durante mucho tiempo, de acercarse al monarca leonés y europeo más importante de la primera mitad del siglo X. Su fuerza, su poder, su magisterio imperial y su idiosincrasia aureolan toda su vida. No estaba destinado a ser monarca primigenio, ya que era el tercer hijo de un padre muy importante.

ramiro II de LeónEn el año 929 fallece, sin hijos, el rey Sancho Ordóñez [c. 895-Rey de Galicia, subordinado al Rey de León, desde 926, hasta Castrelo de Miño, después del 10 de junio de 929], y su reino galaico pasa a formar parte del Reino de León.

En el estío del año 931 fallece la regia esposa de Alfonso IV el Rey Monje, la pamplonesa Oneca y el soberano-viudo entra en una profunda depresión. Alfonso IV abdica, pues, en su hermano Ramiro Ordóñez, en la urbe leonesa de Zamora, y se enclaustra en el monasterio de Sahagún, hasta la primavera del año 932 en que abandona el monasterio y apoyado por sus primos Froilaz intenta recuperar el trono.

Ramiro II “el Grande” o “el Invicto” llamado por sus enemigos sarracenos como “el Diablo” por su ferocidad, valentía, y energía, se dirige a la capital regia donde captura a su hermano y lo encierra en la prisión de León; luego captura a sus tres primos en las Asturias de Oviedo; y las propiedades de estos parientes le serán entregadas al fidelísimo conde Gutierre Osóriz.

En el año 932 el ya rey Ramiro II de León ordena que los cuatro sublevados sean cegados por alta traición y, a posteriori, llevados hasta el monasterio de Ruiforco de Torío, donde los cuatro prisioneros permanecerán hasta su muerte. Alfonso IV fallecerá en agosto de 933.

Por consiguiente, de esta forma tan abrupta, pero acorde al durísimo derecho medieval, accederá al trono imperial leonés, uno de los más grandes de todos los monarcas hispanos de la historia, Ramiro II “el Grande” de León; denominado por los cronistas cristianos como ‘Magnus Basileus’, y por sus enemigos musulmanes como ‘el tirano o el diablo’.

Sus enemigos le temen y le respetan, alaban su ética, sobre todo cuando devuelve a Abd Al-Rahman III; tras la gran batalla de Simancas-Alhandega (1-6 de agosto de 939), la conflagración bélica por antonomasia de todo el Alto Medioevo; su Corán de plata y su cota de mallas de hilos de oro, que había perdido en dicha batalla.

«El califa Omeya concibió entonces un proyecto gigantesco para acabar de una vez por todas con el reino leonés, al que denominó gazat al-kudra o campaña del supremo poder’. El Omeya reunió a más de cien mil hombres alentados por la llamada al yihad. Desde la salida de Córdoba se dispuso que todos los días se entonase en la mezquita mayor la oración de la campaña’, no con sentido deprecatorio, sino como anticipado agradecimiento de lo que no podía menos de ser un éxito incontrovertible».

ramiro II

Fotografía: Martínezld

Ramiro II el Grande se casará dos veces, la primera con su prima-carnal condesa Adosinda Gutiérrez con la que engendrará a su primogénito Ordoño III pero será repudiada por la ley canónica de parentesco próximo (eran primos-carnales); y luego con la bellísima infanta pamplonesa Urraca Sánchez, hija de los reyes de Pamplona y de Nájera Sancho I Garcés el Grande y Toda Aznárez con la que engendrará a Sancho I “el Craso”

La capacidad de trabajo del rey Ramiro II “el Grande” de León es de tal calibre, que se le puede aplicar el mismo rasgo característico que subraya el fenotipo de su padre, Ordoño II, de “no sabía descansar” o “labori nescius cederé.

A pesar de su idiosincrasia muy temperamental, el emperador leonés es un ser humano de una profunda religiosidad, tal como escribe, el 21 de febrero de 934, en un documento confirmatorio de los privilegios previos otorgados a la iglesia compostelana: “De qué modo el amor de Dios y de su apóstol me abrasa el pecho, es preciso pregonarlo a plena voz ante todo el pueblo católico.

Y el autor, José María Manuel García-Osuna y Rodríguez, no se resiste a transcribir la descripción contemporánea, realizada sobre el físico y lo moral en el califa Abd Al-Rahman III Al-Nasir: “Era atractivo, de piel blanca, pelo rubio rojizo y ojos azules obscuros, corpulento y relativamente bajo, tenía las piernas cortas. Se teñía de negro la barba, para parecer más árabe. Cortés, benévolo, generoso, inteligente, perspicaz, con abundantes escrúpulos morales, inclinado a los excesos de la bebida alcohólica y crudelísimo con sus enemigos”.

Este libro presente es el tercero realizado sobre ese fabuloso rey de León, tras la obra maestra de su admirado Justiniano Rodríguez Fernández, realizada en 1997, y en cuyo otoño fallecía asimismo, como uno de los más conspicuos historiadores leoneses de todos los tiempos, muy cercano a su tierra leonesa, y riguroso como pocos. Espero señala José María Manuel García-Osuna y Rodríguez «no desmerecerle con este manuscrito dedicado al monarca leonés, que ocupa el liderato de mi admiración por los soberanos de mi venerado Reino de León o de Lleón. El segundo libro, del año- 2019, es una documentada novela-histórica de Arturo García Aragón».

Y, espero «que el propio monarca, desde el paraíso en el que se encuentre, no me condene a la gehenna o a las tinieblas exteriores, donde es el llanto y el crujir de dientes, por no saber interpretar sus vivencias terrenales como debería ser menester y de obligado cumplimiento»

Y, como es lógico, los textos referidos y que deben ser citados como aclaración, en las notas sucesivas, se obtienen de la mejor biografía, hasta el presente, realizada sobre este invicto monarca de León, que es la de Justiniano Rodríguez Fernández, quien realizó una más que abundante investigación sobre nuestro soberano, el cual desde ese año 1997 no fue biografiado hasta 2019, quizás porque enaltecía la identidad leonesa frente a esa mitología castellana irreal.

Y no existe, afirma el autor, «por mi parte, la más mínima castellano-fobia, pero sí un deseo incoercible de dejar las cuestiones medievales lo más prístinas posibles, limpiando la hojarasca de parafernalias castellanistas inexistentes, tales como la malhadada Corona de Castilla, febril elucubración que no tuvo ninguna nacencia hasta que en los siglos XIX o XX se decidió que los rugidos del león rampante o pasante aturdían los oídos, y era mejor encerrarlo en el torreón de su dependiente condado castellano».

Finalmente manifiesta García-Osuna «Mi gratitud ilimitada para todos los destacados especialistas, prologuistas y epiloguistas, por prelación: Hermenegildo López González, paradigmático leonés a ultranza e inteligentemente culto, combinación maestra de la esencia eximia leonesa; Alejandro Valderas Alonso, otro leonés conspicuo, que bucea y descubre la verdad del Reino de León con rigor y precisión; Arturo García Aragón, fan absoluto de Ramiro II y del Reino de León, y Xuaxús González, que se esfuerza de continuo por la esencia llinguística llionesa; todos ellos me han acompañado por el devenir vivencial del Magnus Basileus de León, y por supuesto sin olvidar al editor Santiago Catalá, con el que tengo mucha afinidad y agradecimiento, y la maquetación paradigmática de Juan-Ra Fernández»: “Ut placeat Deo et hominibus”, ET, “Extra Historiam nulla salus Regno Legionis”.

Datos del libro

Autor: José María Manuel García-Osuna y Rodríguez
Nº de páginas: 261
Editorial: Alderaban/Alfonsipolis
Idioma: Español
Encuadernación: Rustica
ISBN: 978-84-16373-47-5
Año de edición: 2021
Plaza de edición: ES
Fecha de lanzamiento: 2021

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