Este remoto archipiélago se ha convertido en destino tendencia para la celebración de lunas de miel debido a la pandemia. Las Islas Cook, a medio camino entre Nueva Zelanda y Hawai, son el destino ideal para descubrir toda la magia de la Polinesia neozelandesa en una perfecta escapada romántica a las antípodas del mundo.
A día de hoy, las Islas Cook se presentan como uno de los pocos destinos paradisiacos libres de COVID. De hecho, las islas prevén reabrir sus fronteras con Nueva Zelanda y Australia para este verano, y con el resto de Europa en invierno.
La belleza salvaje, naturaleza virgen y su esencia maorí son algunos de los motivos por los que el país se encuentra entre uno de los destinos favoritos de las parejas que planean su ansiada luna de miel o la celebración del día más inolvidable de sus vidas: su boda.
Y es que las Islas Cook, gracias a sus deslumbrantes playas blancas, cocoteros, arrecifes de coral y aguas turquesas, son el lugar perfecto para quienes buscan una boda segura, en un paraíso de cuento de hadas, junto a sus familiares y amigos más cercanos.
Una boda puede suponer mucho estrés, pero esa palabra no forma parte del imaginario de estas islas, caracterizadas por un modo de vida relajado.
Tanto si optas por una boda clásica, tradicional, como por un evento moderno e informal o incluso una ceremonia de estilo polinesio, el aspecto más importante es, sin duda, el lugar.
Entre los resorts con más encanto y ambiente, tanto para la ceremonia como para la estancia, se encuentra el Manava Luxury Villas & Spa***** en Rarotonga, diseñado para quienes aprecian la intimidad en entornos de lujo y situado en las arenas blancas de la playa de Muri, una de las más bellas de la isla, donde sentirás que en ese momento solo existís tu pareja, tú y el paraíso.
Las Islas Cook son un lugar idílico, tanto si buscas dar el sí quiero descalzo en una playa, con el fragante aroma de las flores frescas adornando el arco nupcial, en una pintoresca iglesia, al son de los cantos maoríes de las simpáticas mamás, en la selva al pie de una cascada, en una villa privada, rodeada de exuberantes jardines tropicales, o a bordo de un “Vaka” tradicional (barco). Las posibilidades son amplias.
Tras el gran día, llega el momento de explorar el entorno del destino. La belleza de estas islas vírgenes es cautivadora e invita a experimentar una luna de miel que superará cualquier expectativa creada.
Son muchas las actividades con las que sus huéspedes pueden disfrutar durante su estancia: paseos en buggy por la selva, clases de yoga en la playa, excursiones en SUP diurnas y nocturnas para admirar la que dicen que es la laguna más bella del mundo bajo un cielo estrellado, torneos de golf, visitas culturales y gastronómicas, paseos en bicicleta por la selva, bailes al son de las bandas locales y mucho más.
Y por si esto fuera poco, esta cautivadora experiencia no puede culminar de otra manera que plantando juntos una palmera en la playa, tal y como manda la tradición local para bendecir a todos los matrimonios.