Viajar está al alcance de prácticamente todo el mundo, tanto es así que gracias a la aparición de compañías de vuelo low-cost es frecuente ver a backpackers en Sevilla, Madrid o Barcelona. De esta forma, todos asociamos la imagen de un mochilero con la de un joven con cierto aire hippie que viaja por muchos sitios y cargado con su gran mochila, pero ahora existe otro tipo, los flashpackers.
Viajar está al alcance de prácticamente todo el mundo, tanto es así que gracias a la aparición de compañías de vuelo low-cost es frecuente ver a backpackers en Sevilla, Madrid o Barcelona. De esta forma, todos asociamos la imagen de un mochilero con la de un joven con cierto aire hippie que viaja por muchos sitios y cargado con su gran mochila, pero ahora existe otro tipo, los flashpackers.
Los flashpackers son personas entre 30 y 45 años aproximadamente, equipados con la última tecnología (cámara réflex, smartphone, portátil o tablet) y que buscan algunas comodidades extras (como internet o baño privado), pero que no quieren renunciar al ambiente que se respira en los “hostels” y al espíritu viajero y aventurero que supone ser un mochilero. Asimismo, los flashpackers comparten con los backpackers las ganas de conocer culturas locales y a otras personas, es decir, buscan un turismo experiencial, sin tener una ruta prefijada decidiendo de forma espontánea hacia dónde ir. También a ambos tipos de mochileros les une cierta inquietud solidaria y romántica, que les lleva frecuentemente a recorrer lugares desfavorecidos pero exóticos ayudando a personas con escasos recursos.
Esta nueva tendencia dentro del movimiento de los backpackers, procede de Europa, así pues en nuestro continente ya existen multitud de alojamientos adaptados a los nuevos requerimientos de los flashpackers, aunque también se está extendiendo por ciertos países de Latinoamérica, uno de los destinos predilectos de los mochileros.
Antes existía una gran diferencia entre los turistas tradicionales que gastaban mucho dinero y sus viajes estaban completamente organizados, y entre los backpackers, que eran estudiantes con poco presupuesto que querían conocer mundo e improvisaban su viaje alojándose en establecimientos baratos. Ahora existe un punto intermedio, los flashpackers, que son antiguos jóvenes mochileros que siguen queriendo tener ese mismo tipo de turismo libre y aventurero, pero cuentan con un mayor presupuesto, menos tiempo para viajar y buscan ciertos extras en el alojamiento.
Así pues, entre las comodidades exigidas por este nuevo tipo de mochilero se encuentra el disponer de una sala de lectura para hacer intercambio de libros, salas de actividades, un bar, una pequeña sala de cine, wifi, etc., además del baño en la habitación. Es decir, estos viajeros con estilo siguen reclamando espacios comunes dentro de los establecimientos de alojamiento para compartir experiencias con los demás y saborear la cultura del destino. Algunos expertos en turismo apuntan a que lo que realmente desean los flashpackers son hoteles boutique con ambiente de hostal.
Para los empresarios hoteleros este tipo de viajero supone una gran ventaja, ya que cuenta con un buen presupuesto para dedicarlo al gasto en alojamiento y suele tener una estancia media superior a la de los turistas tradicionales. De este modo, reclaman más servicios, como restaurantes de cierto nivel y medios de transporte cómodos. Este nuevo tipo de viajero supone una revolución en el sector, ya que hay alojamientos que se han adaptando a estos requerimientos, debido a que son turistas atípicos pero muy rentables, así pues los flashpackers son un segmento de mercado muy atractivo.
Redacción comunicae.