Así se lo ha comunicado el consejero de Cultura y Turismo de la Junta, Javier Ortega, al procurador de Unión del Pueblo Leonés (UPL), Luis Mariano Santos, que había solicitado en Cortes que se dotase a esta torre de dicha figura por su calidad arquitectónica.
El noroeste salmantino contará próximamente con un nuevo monumento catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), la Torre de Guadramiro, que se sumará así al Catálogo de Bienes de Interés Cultural de la provincia salmantina, que recoge los monumentos que gozan de dicho grado de protección por su importancia histórica, arquitectónica o artística.
Esta decisión ha sido trasladada por el consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega Álvarez, al procurador de Unión del Pueblo Leonés (UPL), Luis Mariano Santos, tras la solicitud que registró previamente el regionalista para tal fin en las Cortes autonómicas. Cabe señalar que, de manera previa, el procurador de UPL ya había registrando diferentes iniciativas desde el año 2015 buscando que se dotase de dicha figura de protección a la torre de Guadramiro, haciéndose eco inicialmente de la solicitud de BIC para la torre guadramirense presentada por la asociación cultural “La Antanica” de Guadramiro en el año 2013.
No obstante, tras siete años desde que se instase a la Junta a realizar dicha declaración, y después de cinco realizándose en sede parlamentaria, finalmente el ejecutivo autonómico ha tomado la decisión de declarar como Bien de Interés Cultural la torre de Guadramiro, tras estimar el informe favorable realizado desde el Servicio Territorial de Cultura de Salamanca, que según ha comunicado el consejero “concluye que la torre de la iglesia de Guadramiro reúne las condiciones necesarias para ser considerada como elemento ligado a la defensa de la localidad y su entorno, en la triple condición de punto de observación, alarma y refugio fortificado”.
En cuanto a las características del monumento que será declarado BIC, la Torre de Guadramiro, es un edificio de estilo gótico plateresco de 22 metros de altura construido entre los siglos XIV y XV en piedra de granito, de la que varios autores, como Pascual Madoz o Gómez Moreno, se han hecho eco a lo largo de la historia debido a su imponente robustez. “Torre fortísima, coronada de almenas” que decía Madoz a mediados del siglo XIX.
Su singularidad arquitectónica gira en torno a su propia estructura, de gran anchura frontal, disminuida a media altura, con siete arcos en su parte superior y una bella crestería jalonada de una docena de pináculos con pomas, así como gárgolas en las esquinas. Pero sus elementos de valor se amplían con otros como el hecho de que en su estructura se hallen media docena de estelas romanas embutidas, o que todas sus esquinas y cornisas se encuentren decoradas con una ornamentación de bolas talladas.
En su interior, la escalera de caracol original da acceso a su parte superior, que actúa de campanario de la iglesia (posteriormente acoplada a la torre), aunque anteriormente fue defensa del palacio que los Maldonado poseían en la localidad junto a la propia torre. Asimismo, en la parte baja de la torre se hallan tanto un arco cegado en el exterior (que antes permitía el paso por debajo de la torre), como un arco bajo el cual hay un agujero actualmente relleno de arena, cuyos elementos apuntan a la posible existencia de una cripta.
Todos estos elementos han llevado a que finalmente se haya tomado la decisión por parte del ejecutivo autonómico de declarar la Torre de Guadramiro como Bien de Interés Cultural, por cuyas características lo hará dentro de la categoría de Monumento Histórico, al constituir un monumento de un evidente interés arquitectónico e histórico, y que pasará a engrosar la lista del Catálogo de Bienes de Interés Cultural.