El Museo del Prado y el Museu Nacional de Arte Antiga presentan, hasta el 30 de marzo, en la capital portuguesa la exposición “Rubens, Brueghel, Lorrain. El paisaje nórdico del Museo del Prado” formada por 57 pinturas de los más destacados maestros del género que atesora el Prado. El Museo del Prado da así continuidad a su programa de exposiciones temporales fuera de su sede, viajando por primera vez al país vecino para acercar sus colecciones al público portugués.
El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, y la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, acompañados por el director del Museu Nacional de Arte Antiga, António Filipe Pimentel; el director del Museo Nacional del Prado, Miguel Zugaza; y Teresa Posada, comisaria de la exposición han presentado esta mañana la exposición Rubens, Brueghel, Lorena. El paisaje nórdico en el Prado.
Tras su paso por diferentes ciudades españolas como Sevilla, Zaragoza y Palma, la muestra viaja a la capital portuguesa para acercar al público luso tanto la extraordinaria calidad de las obras que la componen como la categoría de los maestros que las realizaron, y familiarizarle con las diferentes tipologías del paisaje que surgieron a lo largo del siglo XVII en Flandes y Holanda.
Se trata de la primera exposición compuesta íntegramente por fondos del Prado que se celebra en Portugal y constituirá una ocasión única para que los visitantes del Museu Nacional de Arte Antiga puedan apreciar esta importante selección de paisajes.
“Rubens, Brueghel, Lorrain. El paisaje nórdico del Museo del Prado” constituye una oportunidad excepcional para disfrutar de un recorrido por el evocador mundo del paisaje nórdico apreciando la maestría con la que los pintores representaron con fidelidad montañas, bosques, campiñas, ríos, mares, parajes cubiertos de nieve o canales helados, inmersos en una luz naturalista.
Durante la Edad Moderna, los italianos llamaron “nórdicos” a los pintores de las tierras que estaban más allá de los Alpes y fundamentalmente a los de los Países Bajos. Allí, el contexto social y cultural hizo que, a lo largo del siglo XVII, pintores y coleccionistas se apartaran en gran medida de los temas heroicos propios de la pintura de historia en favor de asuntos cotidianos, pero igualmente aptos para la pintura. Entre ellos estaba el paisaje, que pasó a convertirse en un género pictórico independiente en el que el asunto representado se relega a un segundo plano y se convierte en pretexto para representar con fidelidad los elementos de la naturaleza.
Comisariada por Teresa Posada Kubissa, Conservadora de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte (hasta 1700), la muestra está compuesta por 57 obras y entre los pintores que integran esta exposición figuran los más destacados maestros del género, con obras tan representativas como Paisaje alpino de Tobias Verhaecht, uno de los maestros de Rubens; La vida campesina y Boda campestre de Jan Brueghel el Viejo, además de La Abundancia y los Cuatro Elementos que pintó en colaboración con Hendrick van Balen o Mercado y lavadero en Flandes en colaboración con Joos de Momper el Joven; Paisaje con gitanos y Tiro con arco de David Teniers o los dramáticos Asedio de Aire-sur-a-Lys de Peeter Snayers y Bosque con una laguna de Jan Brueghel el Joven y taller.
Las dos tipologías más características del paisaje nórdico –el paisaje de invierno y el paisaje de agua– están representadas con obras tan delicadas como El puerto de Ámsterdam en invierno de Hendrick Jacobsz Dubbels o Paisaje con patinadores de Joos de Momper el Joven; y por pinturas como Playa con pescadores de Adam Willaerts, que une el paisaje con la escena de género. Un puerto de mar y Paisaje con desembarco de holandeses en tierras de Brasil de Jan Peeters aluden a las lejanas tierras a las que las rutas comerciales llevaron a los holandeses.
Y, por último, está Rubens, el gran maestro flamenco, cuyos paisajes constituyen la parte más íntima, más personal de su producción. De ellos se expone el soberbio Atalanta y Meleagro cazando el jabalí de Caledonia, una de las obras cumbres del paisaje nórdico. La exposición concluye con algunos de los paisajes encargados por el monarca español Felipe IV para decorar el palacio del Buen Retiro de Madrid a Claudio de Lorena y Jan Both, jóvenes pintores nórdicos que iniciaron en Roma el llamado “paisaje italianizante” que en Holanda contó con numerosos seguidores. Pero el más destacado fue Philips Wouwerman, que se especializo en la representación de cacerías como Parada en la venta que adelantan ya el gusto rococó.