Frente al 0,91% de subida general de paro, entre los jóvenes ha sido del 6,62%, hasta rozar de nuevo el 40% de paro juvenil. Baja la proporción de contratos de menos una semana entre los jóvenes, pero crecen los de duración indeterminada. Nuestros jóvenes siguen dejando el país en busca de empleo fuera y, entre autonomías, continúa la despoblación interior hacia las grandes ciudades
El 12 de agosto se conmemoró el Día Internacional de la Juventud. Una jornada que, especialmente desde hace una década, se ha convertido en un aluvión de reivindicaciones sobre las condiciones sociolaborales de la que paradójicamente fue bautizada como la generación mejor formada de la historia de nuestro país. Ahora, el coronavirus amenaza con volver a golpear más fuerte a los menores de 35 años.
Así, según se desprende del informe sobre la “Situación sociolaboral de la juventud en España 2019-2020”, elaborado por el Departamento Confederal de Juventud de USO, el paro juvenil ha vuelto a dispararse en el primer trimestre de pandemia. El desempleo entre los menores de 25 años ha crecido un 6,62% desde el primer al segundo trimestre de 2020, más entre las mujeres, y vuelve a rozar el 40% (39,61%). Es decir, 4 de cada 10 jóvenes que quieren trabajar no pueden hacerlo.
“Son unas cifras mucho peores que para la población en general. La cifra de paro fue según la EPA del 15,33%; es decir, subió algo menos del 1%, frente a casi el 7% entre los jóvenes. No podemos permitir otra generación perdida cuando aún muchos de quienes llegaron a la edad laboral en la última década han podido estabilizarse en el empleo”, pide Yago Sáenz, responsable del Departamento Confederal de Juventud.
Sáenz incide en que “no se puede aprovechar la pandemia para precarizar a la juventud. En estos meses, estamos viendo la huelga de los MIR en Madrid y Comunidad Valenciana, el intento de utilizar a estudiantes de carreras durísimas como voluntarios para rastrear contagios… no puede vapulearse así a los jóvenes que buscan sus primeros empleos”.
El informe también recoge la evolución de las nuevas altas de jóvenes en el SEPE. En junio de este año, 53.026 menores de 35 años se dieron de alta como demandantes de empleo. Esto supone un 26,45% de quienes lo hicieron en junio de 2019. Sin embargo, justo antes del estado de alarma, en febrero, las nuevas demandas de empleo entre jóvenes se habían reducido a 33.276.
Bajan los “contratos exprés”, crecen los “contratos incertidumbre”
Los efectos del covid en los contratos de la juventud ofrecen luces y sombras. La contratación de menores de 34 años se ha desplomado en junio de 2020, como también ocurre con la contratación general. Se han firmado poco más de la mitad de contratos que en 2019, pero con cambios de tendencia.
“Han bajado drásticamente las contrataciones por menos de una semana. Los jóvenes son el caladero habitual de los contratos exprés del turismo y hostelería, y este año el sector está muy golpeado. Y ha crecido el porcentaje de contratación indefinida. Son menos puestos de trabajo que el año pasado, pero una mejor proporción. Desde USO, entendemos que esto se debe a la necesidad de competencias digitales en los nuevos empleos, para las cuales los jóvenes suelen estar mejor formados”, analiza Sáenz.
Por el contrario, el responsable de Juventud-USO se fija en el crecimiento de los contratos de duración indeterminada. “El contrato por obra y servicio es una de las mayores trampas de nuestra legislación laboral. La mayoría enmascaran necesidades estructurales que se visten de temporalidad, y hoy suponen un 7% más del total de los contratos que hace un año”.
Las crisis de la juventud y sus efectos en la demografía
La población joven (16-35 años) supone el 20,75% de la población española a 1 de enero de 2020. Con respecto a 2019, la población joven ha aumentado más que la general: 1,52% frente a 0,88%, y lo ha hecho más entre las mujeres que entre los hombres, aunque estos suponen casi el 52% de las personas entre 16 y 35 años.
Una buena parte de este saldo positivo se debe a la vuelta paulatina de la inmigración: “si miramos los saldos migratorios, vemos que seguimos teniendo un déficit de españoles que emigran, normalmente los más formados, mientras que, por otro lado, en 2019 había vuelto a recuperarse la inmigración. Llegaron 245.060 personas de otras nacionalidades y ‘se nos fugaron’ 1.868 jóvenes. Suponemos que, cuando termine 2020, la inmigración se habrá parado en seco por la pandemia. Es importante recordar, frente a movimientos racistas y xenófobos, que, además de una cuestión humanitaria en muchos casos, la llegada de inmigrantes es imprescindible para rejuvenecer nuestra sociedad”, señala el responsable del Departamento de Juventud de USO.
La población se reparte de forma desigual en los tramos anuales. Así, el escalón más numeroso es el de los habitantes de 16 años y, después, a partir de los 27. “Esto se corresponde claramente con los vaivenes económicos de nuestra historia reciente. Así, los mayores de 27 años son fruto del famoso baby-boom de los años 80 y los de 16 años, del último período expansivo, de otro boom, el de la construcción. El hueco intermedio se corresponde con la profunda crisis de la reconversión industrial de los 90. Esto indica que en unos cuatro o cinco años veremos las consecuencias de la crisis de 2008 en la población y, de aquí a 16 años, desempolvaremos este estudio para volver a estudiar cómo la crisis del coronavirus mermó la posibilidad de la juventud de tener hijos por falta de un empleo estable y una vivienda”, augura Yago Sáenz.
Migraciones interiores: la juventud busca su lugar
Aunque desde USO les gusta más decirle a la juventud “Reclama tu lugar”, lema elegido para la campaña del Día Internacional de la Juventud 2020, la realidad es que nuestra gente joven, para encontrar su lugar, opta por la emigración, tanto entre autonomías como fuera de nuestro país. Estas ya las hemos mencionado más arriba, pero el informe también se centra en las interautonómicas.
Las grandes ciudades y su área metropolitana siguen siendo el gran foco de atracción, tanto por oferta educativa como por posibilidades laborales. Así, la Comunidad de Madrid sobre todas (+12.744), y luego Cataluña (+2.661), con el tirón de Barcelona, lideran la captación de jóvenes de otras regiones. Zaragoza, a pesar del vacío poblacional de las otras dos provincias, también atrae juventud a Aragón (+220), y las islas registran una alta atracción por el empleo en turismo (+2.499, Baleares; +1.280, Canarias). Recordemos que esto seguramente se verá muy alterado al final de 2020.
“Desde USO, consideran necesario hacer atractivas para vivir las zonas despobladas del interior, tanto con oferta educativa superior como facilitando el emprendimiento rural. La España vaciada y olvidada se vacía cada año más, con las tres grandes comunidades del interior liderando la pérdida de jóvenes hacia otras. El teletrabajo, para el cual los jóvenes estan a priori mejor preparados, es una gran ventana para que la juventud se quede o vuelva a sus provincias. Porque, además, la vivienda es mucho más asequible. Pero es importante que se apruebe ya la ley que lo regule para evitar, especialmente, los abusos de jornada”, pide el responsable de Juventud-USO.
Castilla y León perdió 3.844 jóvenes hacia otras autonomías; Castilla-La Mancha, 2.649; y Extremadura, 2.596. No obstante, la que peor parada sale es Andalucía, de donde se marcharon 6.581 personas jóvenes en 2019. “El empleo estacional en la costa no da ninguna estabilidad. Andalucía, junto a Extremadura, lleva años liderando el paro nacional, así que es normal que sus jóvenes se vean obligados a buscar un futuro fuera”, lamenta Yago Sáenz.
Descárgate el informe de USO con motivo del día internacional la juventud