Los nuevos túmulos reales se asientan sobre una base de piedra con adornos ajedrezados románicos y cabezas de león. Con ello el Monasterio de la Santa Cruz de Sahagún se convierte en el más importante enterramiento regio del Reino Leonés tras el Panteón Real de León.
.
Desde esta semana, la localidad facundina tiene una nueva atracción turística ubicada en la Capilla Real del Convento de la Santa Cruz, de las MM. Benedictinas de Sahagún
El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León concedió en el año 2018 al Ayuntamiento de Sahagún una subvención de la Consejería de la Presidencia de 20.000 euros para llevar a cabo la reestructuración de las tumbas reales de Alfonso VI y esposas.
Durante el pasado año se realizaron las nuevas tumbas reales y en agosto del pasado año se procedió al traslado del Rey Alfonso VI de León y sus esposas a sus nuevos sarcófagos a falta de las esculturas. La situación creada por la pandemia paralizó la finalización de esta remodelación, que ha concluido estos días. El cambio ha sido realizado bajo la dirección artística del reconocido escultor leonés Amancio González y la coordinación municipal de Gonzalo G. Cayón, con el patrocinio económico del Ilmo. Ayuntamiento de Sahagún.
El Rey leonés Alfonso VI el Bravo falleció en la ciudad de Toledo el día 1 de julio de 1109 a la edad de 62 años y tras 44 de reinado.
Tras pasar el invierno, probablemente en Sahagún de 1108, marchó a finales de mayo del 1109, o poco después, a Toledo, para aprestarse a defender esa frontera de la esperada acometida almorávide, consecuencia del descalabro de la batalla de Uclés, y a proclamar a Urraca como heredera, en dónde le sobrevino la muerte el día 1 de julio de 1109.
Su cadáver fue conducido a la localidad leonesa de Sahagún, para ser sepultado, como era su deseo, en el Monasterio de San Benito de Sahagún, el 12 de agosto.
Los restos mortales del rey fueron depositados en un sepulcro de piedra, que fue colocado a los pies de la iglesia del monasterio de San Benito, hasta que, durante el reinado de Sancho IV, pareciéndole indecoroso a este rey, que su predecesor estuviese sepultado a los pies del templo, por lo cual ordenó trasladar el sepulcro al interior del templo, y colocarlo en el crucero de la iglesia, donde se hallaba el sepulcro que contenía los restos de Beatriz Fadrique, hija del infante Fadrique de Castilla, quien había sido ejecutado por orden de su hermano, Alfonso X el Sabio, en 1277.
El sepulcro, que contuvo los restos de este rey, desaparecido en la actualidad, se sustentaba sobre leones de alabastro, y era un arca grande de mármol blanco, de ocho pies de largo y cuatro de ancho y alto, siendo la tapa que lo cubría lisa y de pizarra negra, y estando cubierto el sepulcro de ordinario por un tapiz de seda, tejido en Flandes, en el que aparecía el rey coronado y armado, hallándose en los lados la representación de las armas de León y de Castilla, y en la parte de la cabecera del sepulcro un crucifijo.
El sepulcro original que contenía los restos de Alfonso VI fue destruido en 1810, durante el incendio que sufrió el Monasterio de San Benito. Los restos mortales del rey y los de varias de sus esposas, fueron recogidos y conservados en la cámara abacial hasta el año 1821, en que fueron expulsados los religiosos del monasterio, siendo entonces depositados por el abad Ramón Alegrías en una caja, que fue colocada en el muro meridional de la capilla del Crucifijo, hasta que, en enero de 1835, los restos fueron recogidos de nuevo e introducidos en otra caja, siendo llevados al archivo, donde se hallaban en esos momentos los despojos de las esposas del soberano.
El propósito era colocar todos los restos reales en un nuevo santuario que se estaba construyendo entonces. No obstante, cuando el monasterio de San Benito fue desamortizado en 1835, los religiosos entregaron las dos cajas con los restos reales a un pariente de un religioso, que las ocultó, hasta que en el año 1902 fueron halladas por el catedrático del Instituto de Zamora Rodrigo Fernández Núñez.
En la actualidad, los restos mortales de Alfonso VI el Bravo y sus cuatro esposas Doña Inés, Doña Constanza, Doña Berta o Alberta y Doña Isabel o Zaida, reposan a los pies del antiguo retablo mayor de la capilla real del Monasterio de las monjas benedictinas de Sahagún dedicado a la Virgen de los Dolores, lo que le convierte en el segundo panteón regio de la Provincia de León.
La obra de Amancio González se inspira en el primitivo sarcófago e iconografía medieval como los leones y que devuelve a este Rey la dignidad olvidada como Jefe de Estado que fue.
Sin embargo chirría la corona de castillos que ciñe Alfonso VI el Bravo y que esta inspirada en la de Sancho IV de Castilla. De todos es sabido que la corona real leonesa es de cuatro florones, según se puede apreciar tanto en el libro de las estampas o testamento de los Reyes de León y en el Tumbo A de la Catedral de Santiago de Compostela
También el túmulo funerario adolece de las pertinentes inscripciones y la ausencia del escudo de León.
Y sobre todo es inexplicable que estando enterradas 4 reinas y un infante solo se haga dos sepulcros
Descárgate el informe de autenticidad de los restos mortales de Alfonso Vi y sus cuatro mujeres