A orillas del Mondego, Coimbra es famosa por su Universidad, la más antigua de Portugal y una de las más antiguas de Europa, que con el paso del tiempo ha modelado su imagen, convirtiéndola en “la ciudad de los estudiantes”.
Comenzamos la visita precisamente en la universidad, fundada en el siglo XIII e incluida por la UNESCO en la lista de Patrimonio Mundial, una clasificación que abarca asimismo la Rua da Sofia y la parte alta de la ciudad. Merece la pena subir a la torre, donde se encuentran las campanas que marcaban el ritmo de las clases, para disfrutar de la magnífica vista de 360 grados sobre Coimbra.
Pero en la planta baja hay mucho que visitar: el Patio de las Escuelas, la Sala dos Capelos (Sala de los Birretes), donde tienen lugar las ceremonias más importantes, la Capilla de San Miguel, con un imponente órgano barroco y la Biblioteca Joanina, que cuenta con más de 300.000 obras que datan entre los siglos XVI y XVIII dispuestas en bellísimos estantes ornamentados con talla dorada. El conjunto de edificios ocupa el lugar del palacio en el que vivieron los primeros reyes de Portugal, los cuales llegaron a establecer aquí la capital del reino.
A esa época pertenecen varios monumentos que presentan el esplendor del arte románico. Localizados en la Baixa, zona de compras y de cafés históricos, son de obligada visita el Monasterio de Santa Cruz, que alberga la tumba del primer rey de Portugal, Alfonso Henríquez, y, en la otra orilla, el Monasterio de Santa Clara-a-Velha, restaurado y rescatado de las aguas del río que lo anegaron a lo largo de los siglos.
O también la Sé Velha (Catedral Vieja), en cuyas escaleras tiene lugar la serenata monumental en la que los estudiantes vestidos con capas negras cantan con mucho sentimiento el Fado de Coímbra. Este es uno de los actos de la Queima das Fitas (Quema de las cintas), en la que todos los años en mayo, los estudiantes del último curso celebran la finalización de sus estudios en una fiesta llena de color. Esa animación también se deja sentir durante todo el año en las numerosas tascas y en las Repúblicas, las residencias de estudiantes, ejemplos de vida en comunidad.
Pero hay mucho más que ver. Entre un conjunto de gran valor, el Museo Nacional Machado de Castro conserva el criptopórtico romano y da a conocer la historia de la ciudad. También son muchos los jardines que no se puede perder, como el de Choupal, el de la Quinta das Lágrimas, escenario del romance entre Don Pedro e Inés de Castro, o el Jardín Botánico. A los niños, y no tan niños, les encantará el Portugal dos Pequenitos (Portugal de los Pequeñitos), un parque que reproduce a la escala de los más pequeños los principales monumentos portugueses.
Coimbra no es solo tradición, también posee estructuras modernas que vale la pena conocer, como el Polo II de la Universidad, el Puente peatonal Pedro e Inés, y el Pabellón Centro de Portugal en el Parque Verde do Mondego. Y para tener una perspectiva diferente de toda la ciudad, le aconsejamos un paseo en barco por el río Mondego.
Según un fado cantado por los estudiantes, “Coimbra tiene más encanto a la hora de la despedida», pero tal vez no sea necesario llegar a ese momento para descubrirlo…
La Universidad de Coimbra
Centro de saber por excelencia, la Universidad de Coimbra, fundada en 1290, es una de las más antiguas de Europa y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; la clasificación incluye también la «alta» de la ciudad y la Rua da Sofia.
Fundada en 1290 por D. Dinis, con el nombre de «Estudios Generales», se trasladó entre Lisboa y Coimbra a lo largo de varios reinados hasta que fue definitivamente establecida en esta ciudad en 1537, por D. João III. Desde entonces ocupa el mismo edificio, antiguo Pazo Real medieval, adquirido por la institución en 1597 a Filipe II de España que entonces gobernaba el país.
Aquí se estudiaba teología, medicina y leyes hasta el s. XVIII, época en la que el Marqués de Pombal alteró la enseñanza introduciendo otras disciplinas. Actualmente alberga siete facultades – Letras, Derecho, Medicina, Ciencias y Tecnología, Farmacia, Economía y Sicología y Ciencias de la Educación.
Privilegiadamente situada en lo alto de la ciudad, con vistas sobre el Río Mondego, la Universidad es un edificio complejo, desarrollado en torno a un patio central donde se destacan algunos elementos por su interés artístico y simbolismo.
La entrada se realiza por la puerta Férrea, obra noble manierista (1634), donde se pueden ver las imágenes de los reyes mecenas, D. Dinis y D. João III. En el lado derecho, al centro, la vía Latina, una columnata manierista edificada en el s. XVIII indica la vieja «lengua oficial» dentro de este espacio, el latín.
Con entrada por la arcada, la Sala Grande de los Actos, y en la esquina la famosa Torre. Construida en 1728 se divisa desde toda la ciudad y es su símbolo. Tiene cuatro campanas, antiguas reguladoras de la rutina académica y de la ciudad, que los alumnos apellidaron cariñosamente como «Cabra».
En la zona Oeste, encontramos la Sala de los Exámenes Privados, la Capilla de San Miguel, el Museo de Arte Sacra y la valiosa Biblioteca Joanina. Al lado izquierdo de la puerta Férrea, queda el colegio de San Pedro. Finalmente, conozca también algunas de las tradiciones que han preservado los estudiantes de Coimbra a lo largo de los siglos.
Biblioteca Joanina
De ella el Conde Raczinski escribió en «Les Arts au Portugal»: «es la más bella, más ricamente decorada biblioteca que he visto hasta hoy ». De hecho, este espacio suntuoso, construido entre 1717 y 1728, traduce en su bello y noble interior el espíritu mecenas de su fundador. El blasón del monarca recibe a los visitantes en el gran pórtico de entrada.
Aquí, estudiantes e investigadores pueden consultar más de 300 mil volúmenes datados desde el s. XVI hasta el final del s. XVIII guardados en los archivos que ocupan las tres plantas del edificio.
En el interior las paredes están revestidas por sólidos estantes de maderas exóticas compuestas por dos cuerpos, separados por una barandilla apoyada en columnas. Su pintura y dorado se debe a Manuel da Silva. La planta principal se divide en tres salas separadas por arcos idénticos al del portal exterior ostentando las insignias de las antiguas facultades de la Universidad. Los techos fueron pintados en trompe l’oeil por António Simões Ribeiro y Vicente Nunes para dar la sensación de una mayor altura. En una de las paredes al fondo, una gran tela, datada de 1730, retrata al fundador, D. João V.
Mosteiro de Santa Cruz
Fundado en el año 1131 fuera las murallas por los Cónegos Regrantes de Santo Agostinho, el Monasterio de Santa Cruz es uno de los más antiguos e importantes monumentos de Coimbra. D. Afonso Henriques, el primer rey de Portugal, asistía aquí a los oficios religiosos cuando regresaba de sus batallas de Reconquista Cristiana. Talvez por ello lo eligió para su reposo eterno, así como de su hijo, D. Sancho I.
Santa Cruz fue cuna de los primeros estudios medievales en Portugal, que fortalecerían el poder real emergente a través de su acción educativa. Dentro de sus paredes fue donde una de las figuras más universales de la cultura occidental de los siglos XII/XIII, Santo António, Doctor de la Iglesia, profundizó en sus estudios teológicos y el amplio conocimiento de las Sagradas Escrituras quedó patente en sus sermones.
La iglesia, el claustro y las capillas fueron reconstruidos en el s. XVI, de acuerdo con un plan de Diogo de Boitaca, convirtiéndose en una de las más bellas obras del Renacimiento artístico portugués. Aún conserva, a pesar de los estragos que el tiempo ha provocado en la frágil piedra de Ançã en la que fue construido, detallrs magníficos: la fachada, el púlpito y las sepulturas de los reyes, el claustro del silencio, y los cuadros de la sacristía.
Ahora es posible visitar el interior del Monasterio donde, además de las tumbas de los dos primeros reyes de Portugal, se puede ver el Museo de Arte Sagrado (con las reliquias del primer santo portugués, São Teotónio), el Claustro de Silencio, la Sillería del Coro Alto (en el segundo piso da acceso a una vista panorámica de la iglesia) y al Santuario relicario.
Portugal dos Pequenitos
El Portugal dos Pequeninos, considerado como el primer parque temático del país, es un espacio lúdico y pedagógico de carácter histórico muy agradable y divertido para pasar un día en familia. Los más pequeños tienen aquí una excelente oportunidad para divertirse en casas y monumentos de su tamaño.
Aquí podemos encontrar, siempre en miniatura, reproducciones del patrimonio arquitectónico portugués a través de ejemplos de casas tradicionales y de réplicas de los Monumentos Nacionales de norte a sur del país, tales como el Monasterio de los Jerónimos, el Convento de Cristo, la Torre de Belém y la Universidad de Coimbra. Existe también un núcleo dedicado a la representación etnográfica y monumental de los Países Africanos de lengua Oficial Portuguesa, Macao, India y Timor, que nos recuerda a las ex-colonias portuguesas y contextualiza el proyecto en el período histórico en el que fue construido. Integrado en el conjunto, también existe un parque infantil y los Museos del Traje, de la Marina y del Mobiliario, también compuestos por miniaturas.
Fue proyectado en 1940 por el médico Bissaya Barreto (1886-1974) y construido por el arquitecto modernista Cassiano Blanco (1879-1970). Bissaya Barreto fue profesor en la Facultad de Medicina de Coimbra y su fama se debe a haber realizado una extensa labor de acción social en la zona centro, ayudando a los más desfavorecidos. Creó la Fundación Bissaya Barreto, responsable de una serie de actividades culturales y de asistencia social, entre las cuales se integra el Portugal dos Pequeninos.