Se trata de un conjunto de cuevas artificiales emplazado bajo el Castro de Villasabariego. Presumiblemente, su excavación se produjo durante la época altomedieval con el objeto de desempeñar una función eremítica.
Cuando se realiza el primer estudio de estas cavidades, a principios del siglo XX, se atribuyeron a épocas prehistóricas, a partir de los hallazgos arqueológicos que tuvieron lugar en sus inmediaciones, así como de reflexiones inferidas de las condiciones físicas que presenta el lugar.
Los grafitos zoomorfos, lineales y geométricos, y especialmente los cruciformes que destacan sobre el resto, demuestran el carácter cristiano altomedieval de estas cavidades. La mayor parte de estos últimos son manifestaciones de carácter cristiano ejemplificadas en cruciformes de diversos tipos aunque también se conserva una pequeña inscripción muy mutilada y cubierta por una capa rojiza del humo de las llamas de las hogueras practicadas en el interior de la cueva pero cuyas grafías nos indican que, muy posiblemente, fuera realizada en épocas medievales muy tempranas.
Todas estas cavidades presentan características muy semejantes, no sólo entre ellas sino también con respecto a otras excavadas en otros puntos de la geografía peninsular.
En el año 2012 la Universidad de León publicó un estudio de Sanz Martínez en el que, además de realizar un análisis exhaustivo sobre la Cuevas Menudas de Villasabariego, proporciono información detallada de las emplazadas en los pueblos cercanos de Villacontilde, Valle de Mansilla y Rueda del Almirante. La razón por la que, de todas ellas, sólo las Cuevas Menudas fueron declaradas BIC se basa en su antigua catalogación como arte rupestre prehistórico, denominación que, hasta hace muy poco tiempo, figuraba en la ficha de la Junta de Castilla y León y que aún se mantiene en la página web del Ayuntamiento de Villasabariego.
Descripción:
Actualmente el conjunto está integrado por 17 cavidades de las 19 que Sanz Martínez contabilizó en 1921. No obstante, el número originario debió de ser mucho mayor. Conservan restos de su pasado como bancos corridos, silos, posibles enterramientos, muescas de cerramientos y hueco-relieves y graffitis. La mayor parte de estos últimos son manifestaciones de carácter cristiano ejemplificadas en cruciformes de diversos tipos aunque también se conserva una pequeña inscripción muy mutilada y cubierta por una capa rojiza del humo de las llamas de las hogueras cuyas grafías nos indican que, muy posiblemente, fuera realizada en épocas medievales tempranas.
Grado de protección legal:
Declaradas BIC en 1985.
Estado de conservación:
Ruinoso. La continua meteorización de los muros, de material arcilloso, está arruinando las manifestaciones parietales practicadas en ellos. De la misma manera, los diversos y continuos efectos atmosféricos, entre los que destacamos las fuertes lluvias, así como la acción antrópica del hombre a lo largo del tiempo, están favoreciendo su inminente desaparición. De hecho, además de los continuos actos vandálicos en forma de firmas, el interior de una de las cuevas ha sido utilizado como lugar de reunión de algún grupo de personas, a tenor de los objetos que penden de sus muros.
Razones de inclusión en la Lista Roja:
Las cavidades presentan un estado de derrumbe incesante, lo que indica una próxima desaparición inminente del conjunto. Con ellas desaparecería una parte importante y significativa de los espacios ocupados que se conservan de la Alta Edad Media leonesa y, con ello, una fuente imprescindible de conocimiento.