El Monasterio del Prado de Valladolid ha acogido la entrega del Premio Tauromaquia de Castilla y León que ha recaído en la Escuela de Tauromaquia de la Diputación de Salamanca, como reconocimiento a la contribución realizada en la promoción de la fiesta de los toros y el fomento de jóvenes valores a lo largo de sus 35 años de historia.
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, hizo entrega del galardón –una escultura del artista salmantino Venancio Blanco- al presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias, que destacó y refrendó la apuesta de la institución provincial por todo lo que supone la tauromaquia como valor cultural, económico y social en una provincia eminentemente ganadera y respetuosa con las tradiciones.
Por su parte, el presidente de la Junta de Castilla y León defendió el mundo del toro como una parte muy importante de la historia, la cultura y la tradición popular del conjunto de la Comunidad, hasta convertirse en una auténtica seña de identidad.
Desde hace ya 35 años, la Escuela de Tauromaquia de la Diputación de Salamanca es un vivero incesante de nuevos valores que aseguran la continuidad de esta tradición y, con 60 alumnos en la actualidad, este centro figura hoy como una de las escuelas más importantes de España.
Para la concesión de este galardón, que este año cumple su quinta edición, el jurado ha valorado la contribución realizada por esta Escuela, que se creó en 1985, a la promoción de la fiesta de los toros y al fomento de la afición taurina mediante la búsqueda de nuevos valores que velen por la continuidad de esta tradición. Con este premio, el jurado quiere reconocer de forma singular la labor de difusión entre los jóvenes de los valores culturales e históricos de la Tauromaquia de Castilla y León realizada por la Escuela, ya que a lo largo de sus más de 30 años de actividad ininterrumpida, ha formado a cientos de jóvenes no sólo como profesionales taurinos, de hecho entre sus alumnos se cuentan importantes figuras del toreo, sino, sobre todo, ha proporcionado a los jóvenes una formación en valores que son representativos de la Tauromaquia, como son el respeto a la tradición, el compromiso y el sacrificio.