El reparto de la herencia entre todos los hijos de Fernando I nunca satisfizo a Sancho, que siempre se consideró como el único heredero legítimo, por lo que inmediatamente se movilizó para intentar hacerse con los reinos que habían correspondido a sus hermanos en herencia. Se inicia así un periodo de siete años de guerras protagonizadas por los tres hijos varones de Fernando I.
Al fallecer en 1067 la reina Sancha se iniciaron las disputas con su hermano Alfonso, al que se enfrentó el 19 de julio de 1068 en Llantada en un juicio de Dios, en el que ambos hermanos pactan que el que resultase victorioso obtendría el reino del derrotado. Aunque Sancho venció, Alfonso no cumplió con lo acordado, a pesar de lo cual las relaciones entre ambos se mantienen como demuestra el hecho de que Alfonso acudiera, el 26 de mayo de 1069, a la boda de Sancho con una noble inglesa llamada Alberta y donde ambos decidieron unirse para hacerse con el reino de Galicia que le había correspondido al menor de los hijos de Fernando I el Grande.
Con la complicidad de su hermano Alfonso, Sancho entró en Galicia y, tras derrotar a su hermano García, lo apresó en Santarém encarcelándolo en Burgos hasta que es exiliado a la taifa de Sevilla. Tras eliminar a su hermano, Alfonso y Sancho se titulan reyes de Galicia en 1071 y firman una tregua que se mantendrá durante tres años.
La tregua se rompe cuando Sancho, que no renuncia al reino de León, que entre otras cosas llevaba aparejado el título imperial, marcha contra su hermano con un ejército al mando de su brazo derecho el Cid que derrota al ejército leonés en la batalla de Golpejera en 1072. Sancho entra en León y es coronado como rey de León el 12 de enero de 1072, con lo que vuelve a unificar en su persona el reino que su padre había dividido.
Tras encarcelar a Alfonso, la mediación de su hermana Urraca hizo que le permitiera instalarse en el Monasterio de Sahagún, de donde el leonés huyó, temiendo por su vida, refugiándose en la corte de su vasallo el rey al-Mamún de Toledo. La nobleza leonesa estaba descontenta con el castellano, y su miembro más destacado, Pedro Ansúrez, siguió a Alfonso al exilio.
Según el relato recogido en la Crónica najerense, que podría provenir de un cantar de gesta, Sancho II fue muerto en una valiente acción de guerra, por Vellido Dolfos mientras llevaba a cabo el cerco de Zamora, donde se hallaba su hermana la infanta Urraca de Zamora, el 7 de octubre de 1072. El lugar del regicidio es señalado con la Cruz del Rey Don Sancho.
Según la tradición recogida en la Crónica najerense, en el último cuarto del siglo XII, al saber de la participación de su hermana, la infanta Urraca de Zamora, en la huida de su hermano Alfonso hacia el reino de Toledo, un iracundo Sancho puso sitio a Zamora, centro de la oposición a su nuevo gobierno y gobernada por su hermana Urraca.
Durante el cerco de Zamora, un noble zamorano, Vellido Dolfos, se presentó ante el rey como desertor y con la excusa de mostrarle los puntos débiles de las murallas, lo separó de su guardia y consiguió acabar con su vida. Este suceso fue recogido por la literatura medieval en el hipotético Cantar de Sancho II, cuya existencia podría deducirse a partir del pasaje narrado en la Crónica najerense que podría remitir a la prosificación de un cantar de gesta perdido, aunque hispanistas como Colin Smith, Georges Martin o Alberto Montaner Frutos dudan de que el episodio de la crónica najerense tenga su origen en cantares de gesta no conservados
Fuente Wikipedia.