Los yacimientos de Atapuerca, declarados Patrimonio de la Humanidad, son el conjunto prehistórico más importante del mundo, que se complementan con el Centro de Arqueología Experimental (CAREX) y el Museo de la Evolución Humana (MEH). Cada año, el segundo fin de semana de noviembre, el Cross Internacional de Atapuerca promueve estos importantes hallazgos junto con el deporte en una competición reconocida por la R.F.E.A. como la mejor de su categoría.
Existe un lugar en el corazón de la provincia de Burgos donde todavía hoy se escuchan los ecos de un millón de años de historia. Es Atapuerca, situada a unos 15 kilómetros al este de la capital burgalesa, una localidad que alberga los primeros yacimientos prehistóricos del mundo, lo que le ha valido su declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Visitar Atapuerca es dejarse llevar por su poderosa mirada al pasado, un viaje a la Prehistoria donde descubrir cómo era la morada de los primeros europeos a través de restos de pinturas rupestres, herramientas, fósiles y evidencias de la presencia de cinco especies de homínidos diferentes.
Recorriendo los senderos de la historia
En una combinación única de deporte y cultura, el Cross Internacional de Atapuerca se celebra con el objetivo de promover estos relevantes hallazgos junto con el deporte, tanto de élite como de base. Esta iniciativa de la Diputación Provincial de Burgos, a través del Instituto Provincial para el Deporte y Juventud, cuenta con un recorrido de 6.000 metros, adaptando esta distancia a las más de 15 categorías que participan.
Elegida en 2018 como la mejor prueba de campo a través por la Real Federación Española de Atletismo, se trata de una competición muy consolidada que este año celebrará su XVI edición el día 9 de noviembre en el Parque Arqueológico. En ella se espera contar con la presencia de los más destacados atletas nacionales de la especialidad y participantes de otros países de nivel internacional, como la etíope Seberi Teferi, que ha conseguido los 3 últimos oros de esta competición o el ugandés Jacob Kiplimo, que venció en la modalidad masculina el año pasado.
Viaje a los orígenes de la evolución
Sin embargo, esta prueba está abierta a todos los públicos, pues no sólo la mejor élite mundial del atletismo pisa terreno prehistórico. Burgaleses y turistas pueden disfrutar de una jornada deportiva y acompañarla de una visita a los yacimientos arqueo-paleontológicos de la sierra de Atapuerca (CAYAC), un enclave excepcional para conocer los enigmas que encierra la evolución humana. El itinerario habitual transcurre por la denominada Trinchera del Ferrocarril, un paso artificial de roca caliza que data de principios del siglo XX y que sacó a la luz los numerosos vestigios de nuestros ancestros.
Para los que quieran disfrutar de una experiencia integral, no pueden perderse el Centro de Arqueología Experimental, conocido como CAREX, pues permite comprender de manera más precisa cómo eran los procesos de elaboración y uso de herramientas, cabañas, tejidos, cerámica e incluso obras de arte del pasado.
La visita guiada a los yacimientos y el CAREX requiere una reserva previa y los horarios de apertura varían en función del mes. En paralelo, se puede visitar el Museo de la Evolución Humana, donde se guardan algunos de los descubrimientos más importantes encontrados en el CAYAC, en horario de martes a viernes de 10 a 14.30 y de 16.30 a 20 horas. Los sábados, domingos, festivos y meses de julio, agosto y septiembre lo hace de 10 a 20 horas.
De las cuevas a las minas, pasando por un safari
No lejos de allí, en la localidad burgalesa de Olmos de Atapuerca, encontramos otro de los lugares de mayor interés de la provincia. Se trata de la Mina Esperanza, que ha reabierto sus puertas después de tres décadas de abandono. Desde explorar el subsuelo y descubrir el paisaje de la sierra hasta adentrarse con un candil en las profundidades de la mina.
Los amantes de los animales pueden acercarse también a Salgüero de Juarros para vivir un auténtico safari en Paleolítico Vivo. A bordo de un Jeep disfrutarán de la compañía de uros, bisontes europeos o caballos Przewalski, especies que existieron hace 10.000 años en el Pleistoceno y que han sido recreadas para poder vivir una auténtica inmersión en la Prehistoria. La diversión en familia y la emoción de una gran aventura están garantizadas.
Y la gastronomía que no falte
No hay mejor reconstituyente tras una prueba de tales exigencias que una buena “alubiada” en la localidad vecina de Ibeas de Juarros, que dispone de una variedad local de esta legumbre que es la base de la famosa “Olla Podrida”. Este plato toma su nombre del recipiente en el que se prepara y su apellido del poderío y contundencia de sus ingredientes: las alubias rojas de Ibeas y todos los productos imaginables procedentes de la matanza de cerdo.