La Fiesta de Vendimia en Toro, surge de la necesidad de canalizar una serie de actuaciones y celebraciones que durante décadas y de forma espontánea se sucedían año tras año, haciéndolo coincidir con la época de recolección de la uva.
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La historia de la ciudad de Toro y el vino van tan unidas en el tiempo y en el espacio, que resulta imposible entenderla sin encontrar siempre un lugar para el vino, ni hablar del vino sin mencionar la historia.
Nuestro rey Alfonso IX, nacido en Zamora y criado en esta Ciudad de Toro se le atribuye la sentencia «Yo tengo un Toro que me da vino, y un León que se lo bebe».
La cultura del vino, una sabiduría de raíces profundas, que nos muestra un vino cuya vida discurre paralela a la ciudad, alimentado por el Duero, “ese río que va dejando sus aguas para que, entre otras cosas, crezca el vino”. Ese río que cambia tres veces de nombre: Duero en castellano, Dueru en leonés y Douro en portugués.
Y como marca la tradición, cada segundo domingo de octubre, la Ciudad de Toro, corazón del Reino de León se vuelca con en su fiesta mas grande. Hoy se vive por y para el vino. Hoy la Ciudad se siente orgullosa del vino, ese producto que le ha dado fama universal.
A las 12.00 del mediodía arrancaba el tradicional desfile de carros engalandos a la antigua usanza, que era presenciado por miles de visitantes y toresanos.
Este brillante desfile de carros engalanados a la antigua usanza iban acompañados de música y bailes tradicionales, siendo sin duda, el plato fuerte del programa de las fiestas de la vendimia.
Hoy esta fiesta está declarada de Interés Turístico Regional y durante los cuatro días de su celebración, la ciudad se ha llenado de visitantes que se han acercado hasta Toro para disfrutar y participar en las variadas actividades que se organizan.
El desfile de los casi 50 carros han salido con tremenda puntualidad desde la Plaza de San Francisco, para seguir por Rejadorada, Calle El Sol, Plaza de Santa Marina, Puerta del Mercado y finalizar en la Plaza Mayor.
Este desfile es la excusa perfecta para que las gentes toresanas, grandes y pequeños, vistan sus trajes de vendimia y engalanen sus antiguos carros, que tirados por animales van cargados de cestos llenos de uvas, todo ello acompañado de bandas de música, grupos folclóricos y bailes tradicionales.
Pero también es un día para disfrutar del mercado medieval que, además de los puestos de gastronomía, artesanía, etc, cuenta con un campamento donde se han realizado diferentes actividades, exhibiciones de cetrería y hasta un rincón Infantil donde los más pequeños se lo pasan en grande.
Un mercado medieval que no hace ningún guiño a la importancia de Toro como primera Ciudad del Reino de León y cuyo máximo exponente es su espléndida Colegiata
Pero sobre todo, y no puede ser de otra manera, hoy el vino es el gran protagonista de esta fiesta. ¡Qué viva el vino!