La hermosa arquitectura tradicional de La Alberca brilla con luz propia en la fiesta del Corpus Christi, reconocida de interés turístico regional. Ese día los vecinos se afanan en engalanar (o «pulir») balcones y ventanas con colchas, mantones, etc. mostrando bellos bordados serranos. La procesión recorre las calles para detenerse en los diversos altares, bellamente decorados con manteles, flores e imágenes del Niño Jesús.
En La Alberca, los ritos se hacen celebración y tradición y los albercanos se visten con trajes hermosísimos, heredados de sus antepasados.
Este domingo La Alberca celebra el Corpus Christi, una de las más hermosas celebraciones albercanas; se pulen las ventanas y balcones por donde va a pasar la procesión con colchas y paños bordados.
Siguen vivas muchas costumbres tradicionales en La Alberca, aunque no se descubran a primera vista, ni en un viaje rápido, están arraigadas en lo más profundo del sentir de su gente, perpetuadas a lo largo de los siglos, es herencia de nuestros antepasados.
Desde el mismo momento que sus pies pisan las piedras de La Alberca. Al viajero de ojos curiosos se le muestran en toda su esencia, transportándolo a través del tiempo a lugares y épocas de leyenda, en otros sitios olvidados. Todo se puede resumir en una sola palabra «Medieval».
El día del Corpus Christi se vive en La Alberca, con una emoción inusitada. Todo el pueblo es testigo de la procesión bajo palio del Cuerpo de Cristo, escoltada por autoridades y mayordomos.
En las calles por donde pasa la procesión se pulen y adornan balcones, ventanas, paredes,… con paños, colchas, mantones, flores,… y se perfuma el suelo con tomillo y otras hierbas aromáticas, con una explosión de colores y olor, que hace que el visitante se sienta trasladado a otra época.
Las autoridades son las encargadas de llevar el palio que protege al Santísimo, hasta su llegada al altar de la Plaza, momento en el cual, son los Mayordomos, los encargados de portarlo el resto de la procesión.
En el itinerario de la procesión, se colocan cinco altares, en los cuales el Santísimo en su custodia de plata, es mostrado a todos los allí presentes, y es rociado por pétalos de rosas de los niños que ese año han tomado la primera comunión.
El quinto altar, es sin duda el más importante. Se coloca en el atrio de la Iglesia, y allí ante el Santísimo ofrecen autoridades, mayordomos, cofrades y familias de los mayordomos; esta vez tres familias, una por cada esquina del Solano.
De nuevo han de arrodillarse tres veces sin dar la espalda al Santísimo, pero con la dificultad añadida de que esta vez lo tienen que hacer subiendo y bajando las empinadas escaleras que dan acceso al atrio de la Iglesia.
Es otra de las ocasiones en que contemplar en todo su esplendor, la espectacularidad de los trajes y más arraigadas tradiciones y sentimientos en La Alberca.