Se llevará a cabo un fase experimental en el Rincón de la Poesía, la calle La Reina y la Rúa de los Notarios, para la que se ha solicitado autorización a Patrimonio
Todos somos conscientes del gran problema que suponen las pintadas en muros y tapias de muchos puntos de la ciudad, que estropean las paredes, ensucian los edificios y afean determinados espacios o zonas enteras dando un aspecto de suciedad y abandono, que se hace más acuciante en el Casco Antiguo de la ciudad. Invertir esta situación es el propósito del proyecto de muralismo diseñado por la Concejalía de Cultura y el colectivo KoloreZ, que ha sido presentado esta mañana en el Ayuntamiento por el alcalde, Francisco Guarido, y la concejala de Cultura, Mª Eugenia Cabezas, junto con el representante de KoloreZ, Víctor Hernández.
El propósito es abordar un plan global para adecentar espacios y rincones emblemáticos del Casco Histórico, que reciben gran afluencia de turistas y que actualmente están degradados y con aspecto sucio, dando respuesta además a demandas reiteradas de los vecinos, tratando de hacerles cómplices y corresponsables de las actuaciones, según manifestó la concejala de Cultura. Se trataría, por lo tanto, de «mejorar los espacios a la par que intentamos que no vuelvan a cubrirse con pintadas vandálicas». La iniciativa tiene varias fases y una vez ejecutado en el centro histórico, trataría de extenderse a otros barrios, implicando para ello a los propios vecinos, a quienes se ayudaría y apoyaría en las propuestas, promoviendo así una actitud proactiva de autorresponsabilidad.
El proyecto comienza con una fase experimental para calibrar las posibilidades y el impacto general, que incluiría actuaciones en el Mirador del Troncoso, en la calle de la Reina y en la Rúa de los Notarios. Para ello se ha solicitado la correspondiente autorización a la Comisión del Patrimonio. La primera intervención de esta fase experimental sería en la Rúa de los Notarios, titulado «La Trucha y el Barbo» y consistiría en los dibujos de una trucha y un barbo, símbolos respectivamente de una leyenda y un hecho histórico muy representativos y conocidos de la ciudad de Zamora, el Motín de la trucha y Leyenda de San Atilano, junto a textos que hicieran referencia a ambas historias.
La intervención en el Troncoso que pasaría a convertirse en «El rincón de la poesía», comprendería tres partes. La primera, «el Ojo», sería sobre el mirador redondo con escaleras, actualmente muy sucio y deteriorado por pintadas vandálicas, con poemas sobre las repisas y un paisaje arbóreo en el respaldo del asiento. La segunda parte sería, «La Entrada» sobre la tapia del solar que da acceso al Mirador, actualmente sucio con pintadas, con poemas impresos en vinilo montado sobre los paneles que se retirarían de otras zonas porque están ya deteriorados pero pueden reaprovecharse. Y la tercera parte, «Claudio», se referiría a intervenir sobre el actual mural de Claudio Rodríguez, en el que el propio autor del actual avivaría los colores, ensalzaría la figura de Claudio Rodríguez con un retrato más realista y añadiría algunos versos suyos.
La intervención de la calle La Reina se centraría en la tapia del solar donde actualmente hay paneles con poesías que se encuentran muy deteriorados y con pintadas en la tapia. Se trataría de diseños y dibujos relacionados con la historia de Zamora. Según especificó la concejala de Cultura, todas las actuaciones respetarían los colores y tonos ya presentes en el Casco Antiguo, tal y como prescribe el PECH, son fácilmente reversibles en cualquier momento y no dañan ningún muro de piedra ni espacio protegido. Además, como matizó Víctor Hernández, los artistas que intervendrían son personas de reconocido talento dentro y fuera de Zamora que ya han realizado otros murales en la propia capital.
Una vez acometida esta fase experimental el proyecto se ampliaría a otros espacios de Conjunto Histórico, debido especialmente a su valor turístico y monumental. La temática de los murales tendría un hilo conductor acorde con la identidad de Zamora como fuente de inspiración, desde diferentes puntos de vista y de forma coherente por zonas, como nuestra historia, leyendas, zamoranos ilustres, poetas, filósofos, músicos, literatos, pintores, escultores, nuestros artesanos, los oficios del antes, el campo, o nuestros entornos naturales. A modo de ejemplo, en la plaza Santa Lucía un mural sobre restos arqueológicos que guarda el Museo Provincial allí ubicado; en la plaza San Leonardo y solares dispersos por el Barrio de la Horta, algunos murales que hagan referencia al «león de San Leonardo», al pasado del barrio como judería, o al origen del nombre de las calles: como Zapatería, Tenerlas, Calderería, Baños, etc.
Tal como manifestó Mª Eugenia Cabezas «no se trataría de pintar de forma masiva todos las tapias de solares que nos encontremos. Se trataría de buscar puntos clave emblemáticos que sean lugar de paso habitual de zamoranos y turistas, y sufran un especial deterioro, que afea el aspecto general del entorno. Se trata de mejorar ese aspecto general, dando realce a los monumentos y edificios habitados adyacentes, y en general a las calles del casco antiguo». Además la ejecución sería planificada, gradual y no masiva, viendo los resultados de los diferentes espacios, modulando las intervenciones y en función de cuestiones presupuestarias.
Y el proyecto concluirá con una «fase expansiva» hacia otras zonas y barrios de la ciudad en la que, según sugirió Víctor Hernández, se contaría con la colaboración con las asociaciones de vecinos como canalizadores de las intervenciones que se puedan llevar a cabo en cada barrio, en una especie de conjunción entre ciudad y ciudadanía, abierta al debate y la participación «de tal forma que una idea puede llevar a otra y así el proyecto va creciendo». También tendrán un peso importante las aportaciones de los integrantes de la Comisión del Patrimonio, que deben señalar aquellas cosas que se deban corregir o adaptar para que el proyecto avance de una forma adecuada y acorde con la estética de la ciudad.