Si algo define al Principado de Asturias es el arte rupestre del Paleolítico, el arte prerrománico, los hórreos, las paneras y las cabanas vaqueiras de su arquitectura tradicional, las casas de indiano y sus espléndidos paisajes de mar y de montaña, entre los que afloran, en las cuencas de los ríos Caudal y Nalón, las explotaciones mineras y la arquitectura herrumbrosa, acaso todavía humeante, de la siderurgia.
Itinerarios artísticos, rutas, sendas, vías verdes, pequeños y grandes recorridos a pie, en bicicleta o en coche, salpicados de una amplia oferta hostelera y gastronómica —basada en los productos de la tierra—, se distribuyen por el territorio hasta los lugares más insospechados.
Y es que Asturias es abierta de carácter, comunicativa y hospitalaria, donde la posibilidad de disfrutar de su cultura, hacer deporte, divertirse o descansar, está al alcance de quien lo desee.