Una compañía de viajes ha desarrollado el primer recorrido apto para silla de ruedas en esta maravilla peruana. Los complejos arqueológicos de Moray y Sacsayhuamán también tienen una ruta adaptada.
Que un lugar tan mágico como Machu Picchu sea accesible para personas en sillas de ruedas es un motivo de celebración. El monumento es considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, y no por casualidad, su belleza arquitectónica, sus paisajes naturales, así como la magia que desprende el contemplar la milenaria construcción inca es algo que todos deberíamos poder disfrutar. Con este ánimo, la empresa Wheel the World ha diseñado una ruta adaptada a silla de ruedas para recorrer la ciudadela inca, el complejo arqueológico de Moray y la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán.
Perú se ha mostrado en todo momento participativo con esta idea y ha dado todas las facilidades necesarias para el desarrollo de este proyecto, haciendo siempre hincapié en el respeto y el cuidado de los monumentos, así como el mantenimiento del tránsito normal de turistas.
Álvaro Silberstein y Camilo Navarro, socios de la compañía Wheel the World, siempre han tenido como prioridad la mejora de la calidad y el disfrute del turismo para personas discapacitadas. Álvaro, actualmente en silla de ruedas, visitó Machu Picchu antes de tener el accidente de tráfico que le dejó incapacitado. Su asombro al ver la maravilla peruana fue tal que siempre soñó con volver. Por ello, junto a su compañero Camilo, han desarrollado una ruta habilitada a este segmento que abarca el 70% del monumento.
La jornada para visitar Machu Picchu comienza muy temprano. Tras tomar un tren en la estación de Ollantaytambo entre las 6 y 8 de la mañana, un autobús recoge a los visitantes para dirigirlos a la puerta de entrada de la ciudadela. Una vez allí, los participantes pueden disfrutar de una visita guiada por el 70% del recorrido donde también dispondrán de tiempo libre para plasmar su aventura. Tras ello, todos comerán en un restaurante local de comida auténtica peruana y regresarán a la ciudad de Cusco.
Cabe resaltar que, para la visita, se ha diseñado una silla de ruedas adaptada con una única rueda y dos palos largos similar a la imagen de una carretilla. La silla no puede ser autopropulsada por lo que se requiere un acompañante para ayudar a manejarla y cruzar ciertos tramos del recorrido. La parte más positiva es que la compañía de viajes cuenta con socios que donan estas sillas especiales, posibilitando que sus futuros usuarios no tengan que asumir el coste del material.
Otras rutas adaptadas que la empresa ofrece son Moray y Sacsayhuamán, además, de un tour por Cusco, que incluye una visita a las sitios arqueológicos ubicados alrededor de la ciudad. También presentan una ruta en bicicleta adaptada por el Valle Sagrado y el pueblo de Ollantaytambo e incluso practicar kayaking en el lago Piuray.
Con este tipo de iniciativas, Perú y Machu Picchu se suman a una lista de lugares emblemáticos que abrazan la adaptabilidad con la idea de ofrecer un turismo al alcance de cada vez más personas. Disfrutar de un viaje no debe estar limitado a las capacidades de nadie, y por ello, este hecho es un paso adelante en la lucha para la integración definitiva.