Riaño, como cada 5 de febrero, celebró la festividad de su patrona, Santa Águeda. Es la fiesta exclusiva del pueblo de Riaño, de su concejo.
En estas fechas la nieve suele acompañar a la fiesta patronal, lo que no impide que se celebren una serie de actos de profunda tradición, que se ha transmitido de generación en generación.
Nueve días antes comenzó la novena de Santa Águeda, desde el día de San Tirso hasta el día de Santa Águeda. Especialmente interesante en las celebraciones religiosas, son las canciones que se interpretan en honor a la Santa. Curiosamente solo cantadas por hombres desde el Coro de la Iglesia, en contra de la celebración ese día en otras localidades, de las Águedas y el mando de las mujeres.
Al salir de misa, el Concejo, hoy denominado Junta Vecinal, ha convidado a todo el pueblo a pastas y vino. El dulce típico de la fecha, el Bollo de Santa Águeda, no ha faltado.
En Riaño existen diferentes grupos culturales con intensa actividad a lo largo del año, y en este día, dos grupos cobran especial protagonismo: El Coro Adolfo Tostón y el Grupo de Teatro.
El Coro lleva muchos años de actividad, desde que lo fundó el siempre recordado Adolfo, y ayer día 5, ha recibido del Ayuntamiento la medalla honorífica, como reconocimiento a la labor y el trabajo de tantos años. Ensayos, conciertos y canto en las celebraciones religiosas, forman parte de su gran trabajo.
El Grupo de Teatro nos deleitó en la tarde de ayer en el salón de Actos del Ayuntamiento, con la interpretación de la comedia “Las mujeres las prefieren pachuchos” de Alfonso Paso. Repetirá la función el próximo día 9 de febrero a las 19,30 h.
El teatro es una tradición en Riaño desde hace muchos años. Ya funcionaba un grupo de teatro en los años cincuenta del siglo pasado, con representaciones en el Salón de lo Mozos.
Y como no podía faltar en una fiesta que se precie, a partir de las once de la noche hubo baile en el local Rincón de la Hila, amenizado por “Sonido Corco”.
Con permiso de los lectores, a quien esta crónica escribe, nacido en el viejo Riaño, se le agolpan los recuerdos y las sensaciones vividas en este día.
Ir a la novena con una buena nevada, oír los cánticos de los hombres situados en el coro de la vieja iglesia, escuchar a mi madre cuando nos contaba, como de joven, interpretaba papeles en la obra de teatro en el Salón de los Mozos y como no, el sabor del Bollo de Santa Águeda, hecho por mi madre y otras vecinas, en el horno de Balbina.