Isabel Carrasco destaca en su discurso la necesidad de mantener la esencia de la Diputación de velar por los pueblos, pero con una financiación adecuada.
Discurso presidenta de la Diputación El nacimiento de las diputaciones tienen su origen en la Constitución de 1812. Ninguna otra en el futuro apuntalará el aparato administrativo territorial como la de Cádiz. El Título VI de la misma se denomina, «Del gobierno interior de las provincias y los pueblos», que en su artículo 325 establecía que «en cada provincia, habrá una diputación llamada provincial para promover su prosperidad, presidida por el jefe superior». Responde ello a una concepción centralista del Estado que tiene en la provincia y en los municipios la ordenación básica de la Nación por influencia francesa.
La Constitución de 1978 mantuvo la división organizativa territorial que incluía la provincia: «El estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades autónomas». Lo que dice el artículo 141 es que «el gobierno y la administración autónoma de las provincias estarán encomendados a Diputaciones u otras Corporaciones de carácter representativo». La Diputación de León se constituyó por primera vez el 30 de junio de 1813 en “las casas episcopales” (Obispado de León) después de varios meses que duró la elección de los diputados, y ello debido al ambiente de la guerra que vivía en esos momentos. Se disolvió un año después por la vuelta al antiguo Régimen de Fernando VII, pero desarrolló un intensísimo trabajo, lo que sirvió para iniciar profundos cambios en la administración y las competencias de la Provincia de León.
El 30 de junio, la Diputación leonesa celebraba su primera sesión, procediendo a jurar sus cargos sus nueve integrantes: José María Cienfuegos, en calidad de Jefe político; Felipe Sierra Pambley, como Intendente y los siete diputados electos, de quienes conocemos su procedencia: Andrés Arias por Sahagún, Julián Becares por Alija de los Melones, Narciso Gómez del Castillo por Villanueva del Campo, Román Rodríguez por Vega del Condado, Patricio Álvarez Campillo por Piedrafita, Felipe Cuanda por Villafranca del Bierzo y, finalmente, Francisco Iglesias Crespo por La Cabrera–. Igualmente fueron designados tres diputados suplentes: José Antonio Martínez por León, José Asturias por Villafranca del Bierzo y Juan Antonio Raposo por Quintanilla de Cabrera. Resulta importante señalar que tres de los diputados titulares –los citados en último lugar, Álvarez, Cuanda e Iglesias– y dos de los suplentes –Martínez y Asturias– eran eclesiásticos, a los que se uniría dos días después en calidad de secretario, generando su elección no pocas controversias, Rafael Díaz Canseco, quien a la sazón era el párroco de Roales.
Para comprender la idea de la nueva institución me vais a permitir que lea parte del acta de la primera constitución de la diputación firmada el 14 de julio de 1813 y que resume el nuevo ideario político que animaba a nuestros primeros representantes: Las últimas miras de este nuevo Cuerpo constituido por el mismo espíritu que debe animar a sus semejantes, ni pueden ser otras que el bien general de la Patria, ni para alcanzarle puede proponerse otros medios que la reunión confidencial y amistosa con los que aspiran a este alto fin. Si hasta aquí las Provincias no han pensado en intereses comunes, era sin duda que no estaban representadas de forma que pudiesen vivir una misma vida en el orden político, concebir unas mismas ideas, y hacerse oír por una misma voz… Creemos que llegó este momento; pueden ya unirse las Provincias, y todo conspira a facilitar esta unión. Precisamente de este texto hemos extraído un lema que se escribió más adelante y que hemos creído oportuno recordarlo en la placa conmemorativa que descubriremos más adelante y que dice: si sus resultados deben ser tan importantes como los presintió en su origen el sabio Genio que ordenó sus principios, nada más conforme a nuestros deberes que el procurarlos. Se refiere este texto a la Provincia, emanada de las Cortes liberales de Cádiz y en él se resume y manifiesta la fe inquebrantable y la determinación de los primeros diputados provinciales, elegidos por el pueblo según las circunscripciones, en hacer prevalecer la ley de administración local que emana de dicha constitución de 1812.
La provincia como articuladora local de la Nación y su unión como base de la acción de su gobierno. A pesar del tiempo trascurrido estos principios tienen para nosotros una validez permanentemente renovada hoy en el momento en el que se está abordando una nueva reforma de la administración local.
Las principales actuaciones de esta primera Diputación fueron varias y no exentas de dificultades:
a) determinación de las localidades en las que se deberían establecer ayuntamientos, así como los partidos en los que se procedería a dividir la provincia, que finalmente fueron once: Astorga, Burón, La Bañeza, Gordón, León, Omaña, Ponferrada, Sahagún, Toreno, Valderas y Villafranca del Bierzo. b) garantizar el suministro regular de los leoneses intentando controlar el precio de los abastos. c) distribución entre los ayuntamientos, y posterior cobro, de la contribución directa asignada a la provincia por las Cortes. d) reclutamiento y avituallamiento de las tropas acantonadas en la provincia, o de paso por ella. e) impulso de distintas obras públicas como la reparación de puentes derruidos y los caminos en muy mal estado. f) relación con no pocos ayuntamientos atendiendo a la gestión de los bienes de propios y arbitrios. g) establecimiento de un tribunal encargado de la selección de los maestros de primeras letras. h) financiación de los Hospicios de Astorga, León y Ponferrada; etc.Como se puede comprobar algunas de las funciones asignadas han sido enseña del trabajo de nuestra Diputación alo largo de su historia y todavía hoy están vigentes, a pesar de las reformas recogidas en todas las normas nacionales y locales posteriores. Los avatares de nuestra institución pasaron por distintos momentos.
La actual provincia estuvo temporalmente dividida en dos partes: León y el Bierzo. Durante unos pocos años del siglo XIX en el Trienio Liberal, en 1822 y 1823, coexistieron las diputaciones de León y la del Bierzo. Esta última tuvo su sede en Villafranca del Bierzo. A partir de 1835, solo prevalecería únicamente la de León. Tras la adquisición del palacio de los Guzmanes en 1882, esta ubicó su sede definitiva en el viejo edificio en el que hoy nos acoge y sirve de representación.
A las funciones propias de asignación de municipios en un primer momento y la resolución de tensiones entre los poderes concejiles y los nuevos ayuntamientos constitucionales, le siguieron otros muchos cometidos, llevados a cabo con éxito, sin los cuales el progreso de los pueblos de León no podría hoy entenderse. De su importancia histórica institucional la Diputación de León ya ha dejado constancia, ya que publicó un libro –en dos volúmenes- en 1995 que recoge nuestra historia desde sus orígenes hasta la transición democrática.
El gobierno de la Provincia de León ha sobrevivido a las distintas etapas políticas, pasando por fases absolutistas, etapas liberales y conservadoras, las dos repúblicas, las 2 etapas de dictadura y por último la etapa democrática en la que actualmente nos encontramos. Desde 1871, año en que se comenzó a nombrar presidentes de la Diputación (antes eran los jefes políticos), 55 personas-54 hombres y una mujer- han ocupado el cargo.
En el cómputo de los esfuerzos de todos los diputados, presidentes y funcionarios está un cúmulo de logros que afectan a distintas áreas de actuación: la beneficencia y la asistencia social, la atención a los huérfanos y la sanidad pública; el fomento de las infraestructuras, principalmente la red Viaria provincial -los caminos, puentes-; acciones sobre la mejora de la agricultura y ganadería; el comercio y la industria; la instrucción pública; el fomento del turismo y la vida cultural”, la protección del patrimonio provincial y un largo etc. En su ánimo ha estado siempre la consagración ideológica y el desarrollo de “los valores culturales y hasta políticos” de León y su provincia. Aspectos plasmados en la singularidad de la provincia y en sus ricas, antiguas e importantes costumbres, instituciones e historia.
Efectivamente, en 1873, la Diputación de León defendió el autonomismo provincial frente a las tendencias de división territorial debido a su inclusión en Castilla la Vieja y en 1932 desarrolló un intento por iniciar un proceso constituyente de una autonomía de León que tuvo un principio de reconocimiento en La Ley de 14 de junio de 1933. Esto pone de manifiesto un enorme e incontestable esfuerzo que ha prestigiado a nuestra Institución Provincial en estos doscientos años.
Por todo ello la Diputación de León hoy está de fiesta y conmemoración, porque creemos firmemente que los principios que se barajaron para su creación siguen hoy vigentes, solidamente arraigados y que se pueden resumir en lo siguiente: 1º La Diputación es la primera institución que aglutina, a la provincia en el marco referenciado del ordenamiento jurídico y tiene un largo recorrido histórico como referente de nuestros pueblos, que hace valer toda la idiosincrasia propia de sus ayuntamientos y juntas vecinales y que vela porque el concepto identitario común siga su curso en el marco competencial propio, y en donde siguen vigentes los principios de subsidiariedad y la proximidad al ciudadano.
La experiencia acumulada y la proyección de progreso ha sido y sigue siendo una enseña y un objetivo prioritario de la Diputación. 2º Acumula un importantísimo patrimonio administrativo de interrelación y cooperación entre las entidades locales y su Ayuntamiento Mayor. Esta forma de trabajo proporciona una gran experiencia y un profundo conocimiento mutuo que ha estado al servicio de los ciudadanos en todo el territorio provincial. 3º De su andadura histórica ha quedado un importantísimo legado inmaterial y un rico patrimonio natural, turístico y cultural: inmueble y mueble. Artístico, archivístico, monumental, bibliográfico, arqueológico y documental que posee un gran valor para los investigadores y también para que pueda seguir sirviendo mejor a los fines requeridos en el futuro por nuestros ciudadanos en la construcción permanente de su personalidad diferenciadora.
Este patrimonio resume la memoria histórica del caminar juntos durante estos 200 años. Por lo antes expuesto, este año estaremos recordando nuestros logros, que son los de los pueblos de León, con una serie de actos entre los que destacaré las actividades literarias y musicales, con los conciertos de distintos intérpretes y distintas localidades, -el primero de ellos dará comienzo esta tarde en el Auditorio de León a cargo de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León que interpretará obras de Pedro Blanco, especialmente la titulada “Añoranzas” que el compositor dedicó especialmente a nuestra Diputación de León por haber sido becado por ella- A este acto están invitados todos los leoneses.
Y también los talleres de arte, literatura y patrimonio, el verano cultural musical, las exposiciones itinerantes y la publicación de varios libros que ayudarán más aún a comprender nuestra historia, a valorarla y a disponer de ella como un bagaje indispensable con el que acudir en ayuda y servicio de asistencia a los municipios dentro de los nuevos retos que nos marque el ordenamiento legislativo estatal y autonómico. Y en este punto y tras esta larga historia es momento de reivindicar el papel actual de las Diputaciones ya que en ocasiones se habla con ligereza de su papel y se olvida, que su fin principal antes y ahora, es atender a los pequeños municipios.
Esta claro que la esencia fundamental de las Instituciones Provinciales no diferirá en gran medida en este siglo y las nuevas regulaciones refrendan esta afirmación. Como presidenta de la Diputación tengo claro que lo básico, lo principal, lo esencial de nuestro papel es cuidar nuestros pueblos y eso seguirá siendo así. Pero mantener los fines no significa quedarse anclado y no evolucionar con el objetivo fijado en lo verdaderamente importante: nuestros vecinos. Y es necesario efectuar una modernización, reorganización y porque no decirlo, es necesario echar imaginación.
Dado que nuestro principal objetivo esta claramente cerrado que es la atención a los pueblos debemos acometer las reformas que nos permitan avanzar sin lastres. En la actualidad, tanto la Junta de Castilla y León como el Estado está acometiendo una serie de reformas encaminadas clarificar competencias y adecuar las administración a la nueva realidad. Pero queda mucho por hacer y matizar. Es digno de alabar que en ambos casos se refuerza el papel de la Diputación, pero permitidme decir que toda nueva competencia o servicio debe ir acompañado claramente por una financiación adecuada.
Por tanto, reconocido el pasado, el futuro pasa por el refuerzo de las Diputaciones como administraciones imprescindibles, necesarias y cercanas al ciudadano; pero acompañado de financiación y reconociendo que hasta ahora son administraciones que están a la altura de las circunstancias, que son de las más saneadas e inversoras en estos momentos, por lo que debemos exigir un mayor reconocimiento y trato especial. Disfrutemos de este día, disfrutemos de esta efeméride tan importante y orgullezcámonos de nuestra historia y de nuestras raíces, sigamos escribiendo una historia en permanente cambio y adaptémonos a las circunstancias que nos ha tocado vivir.
Muchas gracias a los presentes y a todos los leoneses y que tengamos todos una feliz conmemoración del bicentenario de la Diputación de León.
Fuente: www.dipuleon.es