Si en algún lugar saben que la luz es un elemento purificador que conecta con lo divino este lugar es sin duda Mogarraz, y por esto un año más inundarán la villa de velas, de candelas blancas como símbolo de las almas de los difuntos.
Una tradición perdida que se retomó hace 5 años y que cuenta con la implicación de todo un pueblo, especialmente los niños que son los que disponen los pequeños cirios blancos por todas las calles y callejuelas de la villa.
El rito que se celebra cada primero de noviembre, fecha de Todos los Santos tiene además una parte ancestral muy potente con la figura de la Moza de Ánimas, que recorre todo el pueblo en comitiva con los lugareños y visitantes mientras entona su particular salmodia en las esquinas más pintorescas de este Conjunto Histórico Artístico.
Papel muy importante de esta procesión, como ‘maestro de ceremonias’ lo tiene el antropólogo Antonio Cea, uno de los precursores del resurgir de este rito en Mogarraz quien declama y entona canciones de tipo religioso popular.