Lo más extraño de la situación de Macotera es que no se halla, como suele ser habitual, al lado de un río, a la vera de algún camino importante (pues los que por aquí pasan son secundarios) o en un paraje alto que facilitase la defensa. Los expertos, a la vista de esto, creen que Macotera sería un refugio. Se trataría de una red de poblados: Tordillos, Fresnillo, Puente de Angorrilla, Macotera, Cañás, Santiago de la Puebla, San Blas, Malpartida, todos ellos a la vera del río Margañán, que facilitase una posible huida a la sierra o incluso, si fuese imposible la huida, siempre quedaría el esconderse en los carcavones que abundan por estas tierras.
Macotera se encuentra ubicada en la provincia de Salamanca. Está situada al nordeste de la provincia charra y forma parte, desde 1833, del partido judicial y comarca de Peñaranda de Bracamonte. Es capital de la Mancomunidad Margañán y pertenece al Campo Charro por su historia, costumbres, economía, vestir y geografía.
Su término municipal está formado por un solo núcleo de población, ocupa una superficie total de 32,93 km² y, según los datos demográficos recogidos en el padrón municipal elaborado por el INE en el año 2017, cuenta con una población de 1114 habitantes.
Su origen no es conocido con certeza pues su historia guarda silencio hasta el siglo XIII. La repoblación de esta zona hubo de ser regia-concejil y durante ella Alfonso VII separó los Reinos de León y Castilla dejando en la frontera a Macotera. La guerra civil que desencadenó este reparto hizo mella en Macotera pues hubo batallas en sus inmediaciones (ejemplo: Batalla de Solobral). Es de esta época, y por esto se cree que se construyó, la torre de la Iglesia Parroquial (c. 1200).
De este tiempo viene la veneración a la Virgen de la Encina, patrona de la localidad. Dice la leyenda que la Virgen iba a luchar contra los moros hasta que un día la hicieron presa y la cortaron las manos y la cabeza. Sus sirvientas trajeron sus restos aquí donde se les apareció en la encina. Esto tiene que ver con que la imagen que existe actualmente sólo está compuesta por un entramado, una cabeza y unas manos. También dice la leyenda que si alguien la viese desnuda quedaría ciego.
La primera mención histórica que se hace sobre Macotera es en 1220, cuando Alfonso IX, rey de León, incluye a esta población en el alfoz de Alba de Tormes. En 1224 el rey confirma a los repobladores del lugar junto a los de Sothlobar (Sotrobal, al que llamaban aldea de moros), La Nava (Nava de Sotrobal), Ventosa (Ventosa del Río Almar), Tordielos (Tordillos) y Fresnuelo (Fresnillo).
Macotera estuvo vinculada durante siglos al señorío de Alba de Tormes, siendo una de sus principales poblaciones. Ostenta el título de Villadesde 1861, concedido por la reina Isabel II.
Como lugares de interés destacan la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Castillo, sus dos ermitas, el Museo de las llanuras y campiñas de Salamanca, el parque de recreo ‘Las Cárcavas’ y el monumento del Cerro (desde donde se tiene una vista panorámica de la villa). Es interesante visitarla durante las fiestas de san Roque, cuando tienen lugar gran variedad de tradiciones que dan a conocer su idiosincrasia.
Fiestas y tradiciones
Es la tradición un fenómeno consustancial en esta tierra de Macotera. Y no afirmamos ésto guiados solamente por un conjunto de formas externas que sean evidencia material, sino por el valor que sus gentes dan a la herencia transmitida de generación en generación.
Este patrimonio recibido se percibe paseando por las calles, recreándonos en la arquitectura popular aún concierta vitalidad en sus casas, de estructuras clásicas en sus dependencias y generosas proporciones mostrando, en algunos casos sus famosas bodegas, de dimensiones más que respetables. Pero antes de entrar en estos hogares- que la invitación es segura, conociendo la cordialidad macoterana- la iconografía popular en bocallaves, dinteles, azulejería, esgrafiados o diseños del ladrillo visto, nos hablará de la religiosidad de sus moradores y por extensión sabremos de su entorno social o de sus ascendencias en lo laboral. Si tenemos la suerte de acceder a su interior, difícil será tras la visita no consentir en probar una «pinta» de buen vino seguido de alguna que otra tajada de la matanza casera cerrando el improvisado convite con algunos dulces, que afamados son los que allí elaboran.
Con los calores de Agosto, Macotera desempolva su auténtico espíritu en cuanto el calendario se acerca a San Roque. La «Loa» para reccibir la fiesta del santo peregrino, da el beneplácito a una larga y bien bailada procesión -al son de las «charradas» que desgranan la dulzaina y el tamboril que sólo participando en ella, se entiende. No falta la cita con los encierros de toros ni con las danzas de «paloteos», ni gozar de las elegantes ropas charras que conservan los hijos del lugar como tesoros artesanos que son.
La voz, en cambio, reserva su protagonismo para entonar con singular estilo las músicas sacras y populares en la navideña Misa del Gallo. Esto y mucho más es la Macotera tradicional. Una forma de entender el pasado que se abre espacio en el presente.