La Casa de las Carnicerías de León acogió la quinta de las nueve actividades promocionales de los vinos D.O. Tierra de León que se desarrollarán los viernes, hasta el mes de junio. La actividad tiene como objetivo difundir y promocionar la calidad, singularidad y especiales características organolépticas de los vinos blancos, rosados y tintos elaborados con uvas de las variedades autóctonas Albarín y Prieto Picudo. Cada bodega podrá presentar al menos tres vinos certificados por la Denominación de Origen Tierra de León y se reserva la admisión de participantes en la cata por invitación y/o hasta completar el aforo.
La Casa de las Carnicerías acogió este pasado viernes la quinta de las catas de vinos de la D. O. Tierras de León y que se desarrollarán todos los viernes hasta junio, a partir de las 20.00 horas, en la casa de las Carnicerías en la plaza de San Martín, sede oficial de la CEG-2018, y que serán dirigidas por los enólogos o directores técnicos, bajo la organización de las bodegas adheridas al consejo regulador de los vinos de la zona de producción del sur de la provincia.
La cata comenzó con la intervención de D. José Manuel Fernández, gerente de Bodegas Gordonzello, explicando los orígenes de la bodega, y aportando otros datos complementarios. Las viñas están ubicadas en el entorno de Gordoncillo, junto al cauce del río Cea, un escenario natural único, y el año clave de inicio de esta aventura es 1995, hace 23 años.
En esa época se realizó la concentración parcelaria. Aprovechando esta circunstancia, 101 agricultores ceden parte de sus terrenos en beneficio de todos, alcanzando una superficie de 305 hectáreas, y crean una sociedad anónima.
Desde 1995 hasta el año 2000 empezó a coger forma la plantación de viñedo y se hicieron algunos experimentos en la bodega.
En el año 2002 se hizo la bodega que existe en la actualidad, y que en este momento tiene una producción de un millón de botellas, todas elaboradas con uva propia.
Y por aportar un dato más, esta producción es el 20% del total que se encuentra bajo el paraguas de la Denominación de Origen. Sus vinos se elaboran con las variedades autóctonas de Prieto Picudo y Albarín (con 6 hectáreas), recuperando la esencia de la tradición.
En este momento se encuentra en un proceso de expansión, ya que por un lado se está ampliando la bodega y por otro realizan múltiples actividades como visitas a la bodega, visitas al Museo de las Variedades, Visita al Centro de Interpretación de la Viña y el Vino, etc.
Posteriormente tomó la palabra D. Andrés, enólogo de la bodega, para aportar sus conocimientos sobre cada uno de los caldos que se iban a presentar.
La cata propiamente dicha comenzó con un vino rosado de Prieto Picudo. Este vino es un tanto especial, ya que su tonalidad se encuentra entre el blanco y el rosado con presencia de finísimas burbujas. Aromas a fruta roja como fresa, granada y notas florales como violeta. Es un vino fresco con un agradable paso por boca y una acidez equilibrada.
En segundo lugar sirvieron un Albarín. Tiene un color amarillo pálido. Presenta aromas varietales con apuntes cítricos, frutas tropicales, fruta blanca de hueso, florales y recuerdos herbáceos. En boca es ágil, persistente y con una acidez equilibrada.
Y finalizó la cata con un tinto de crianza, Prieto Picudo de 2015. Es un vino de color rojo picota, potente en nariz, con aromas florales, torrefactos propios del envejecimiento en barrica y notas dulzonas que recuerdan al chocolate. En boca es complejo y bien estructurado.
El próximo día 25 de mayo, se presenta la Bodega Leyenda del Páramo y el 8 de junio Pardevalles, ambas de Valdevimbre, para finalizar el 15 de junio con los vinos de la Cooperativa Ribera del Cea de Valderas.
Redacción: Miguel Ángel Herreros. Fotografías: Miguel Ángel Herreros y Esther Toral