Francisco Zato en 1720 habla de la existencia de dos verracos o toros de piedra en la antigua Puerta de los Toros, a la entrada del Puente Viejo.
A principios del siglo XIX se habla de cuatro «cerdas de piedra» atadas entre sí por cadenas. Esto concuerda con lo referido por el Padre Morán que habla de cuatro antiguos verracos en la zona del puente.
Sabemos sin embargo, que esos cuatro verracos fueron arrojados al río en la década de los 40 del siglo XIX en un arrebato liberal del consistorio ledesmino que identificó el encadenamiento de los verracos con las medidas de Carlos V tras la Guerra de las Comunidades.
El actual verraco fue hallado en la construcción de las Escuelas en 1957, en la parte meridional del castillo. Se trata de un verraco de entre el siglo VII y el I a.C. de granito al que le ha sido amputada la cabeza. Su tronco es muy representativo por las dimensiones aproximadas a las de un cerdo natural y con sus atributos femeninos excesivamente marcados.